FUE LIBERADO AYER PEREIRA REVERBEL

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EL PASADO RECIENTE CONTADO POR LOS MEDIOS DE PRENSA DE LA ÉPOCA

Fecha: 12 de Agosto de 1968 – Diario “El Diario” – En Portada

FUE LIBERADO AYER PEREIRA REVERBEL

LO DOPARON PARA QUE NO UBICARA EL LUGAR DONDE FUE CONFINADO

“NO ME JUDEARON” FUERON SUS PRIMERAS PALABRAS

Cubiertos con capuchas cada vez que aparecieron a la vista de Pereira Reverbel, los Tupamaros preservaron así su identidad ante quien, una vez en libertad, podía llegar a ubicarlos. Esta precaución puede hacer creer que la organización terrorista no pensó seriamente en ultimarlo, ya que en este caso la precaución habría sido inútil. Así reconstruyó Cent el instante en que narcotizan a Pereira Reverbel antes de conducirlo a un jeep y abandonarlo. (Dibujo de CENT)

Fecha: 12 de Agosto de 1968 – Diario “El Diario” – Pág. 10

MUY AGOTADO APARECIÓ AYER PEREIRA REVERBEL

CERCA DE LA PLAZA GUERNICA APARECIO

En un jeep Land Rover modelo 1955, matrícula adulterada 232-843 de Montevideo, fue abandonado anoche el Presidente Interventor de UTE, Dr. Ulysses Pereira Reverbel, en el costado Oeste de la Plaza Guernica, calle Vidal y Fuentes frente al Nº 3149.

El vehículo fue robado en Montevideo en diciembre último y permaneció por espacio de casi ocho meses oculto en un “enterradero” del denominado Movimiento de Liberación Nacional. Las chapas de la matrícula estaban perfectamente arregladas, ya que era difícilmente perceptible su adulteración. Los secuestradores habían borrado la antigua matrícula a golpes de martillo y luego confeccionaron el relieve de la nueva numeración.

Fuentes bien informadas aseguraron a EL DIARIO que el Land Rover intervino en el secuestro del Dr. Pereira Reverbel, marchando delante del vehículo oficial, un Chevrolet 1956, matrícula 3907. El vehículo fue utilizado asimismo en la devolución del Presidente de UTE.

De las pericias técnicas realizadas no se ha podido conjeturar los lugares por donde el jeep ha transitado ya que no se encontraron mayores evidencias de pastos y arenas que pudieran dar una pista a la policía.

Los Tupamaros se llevaron la lleve de contacto del vehículo cuando lo abandonaron anoche a eso de las 21 20. En la parte trasera estaban depositados un par de bolsas viejas, con las que presumiblemente taparon al Dr. Pereira Reverbel, así como también un sobretodo propiedad del secuestrado. Por las características de este vehículo, así como también de otros utilizados por el Movimiento de Liberación Nacional, la policía presume que los mismos tienen su “enterradero” en una zona rural, de quintas. Son vehículos de características rurales y esa es la única forma de no llamar la atención, ya que son similares a las camionetas utilizadas por los habitantes de esas zonas. Los coches modernos no son comunes y no son apropiados para esos lugares.

Fuertes anestésicos

De acuerdo a las primeras narraciones que realizó el Dr. Pereira Reverbel a sus allegados, sus secuestradores le inyectaron drogas anestésicas inmediatamente después de capturarlo y antes de liberarlo.

Anoche, cuando fue hallado, efectivamente se hallaba bajo los efectos de algún fármaco que había retardado sus movimientos, seguramente utilizado para permitir alejarse del lugar a quienes lo condujeron en el jeep Land Rover.

Los médicos que atendieron al Presidente de UTE en Jefatura de Policía y en la Residencia de la Av. Suárez, comprobaron que se hallaba en perfecto estado aunque dominado por la “lentitud” de movimientos, secuela de la anestesia que más tiempo permanece efectiva.

No se ha podido precisar hasta el momento el tipo de medicina utilizada, por cuanto para ello será necesario realizar un examen de sangre. Lo que los médicos sí pudieron fácilmente apreciar fue la corrección con que se hicieron las inyecciones -las últimas en un muslo y en la palma de la mano derecha- lo que evidencia experiencia profesional.

HUBO UN AVISO POR TELEFONO

Ciento ocho horas después de haber sido secuestrado por un comando tupamaro, el Presidente Interventor de UTE, Dr. Ulysses Pereira Reverbel recuperó la libertad, sano y salvo, aunque con visibles muestras de agotamiento físico. Los extremistas, tras anestesiarlo, lo dejaron dentro de un Land Rover que estacionaron sobre la calle Vidal y Fuentes, frente a la residencia numerada con el número 3149, esquina Manuel Alonso, en la Plaza Guernica, ubicada a pocas cuadras del Estadio centenario.

A las 21.30 llegaba Pereira Reverbel a dicho lugat, completamente dormido. Unos diez minutos después -cuando ya los secuestradores se habían alejado de la zona- logró recuperarse, saliendo del vehículo dificultosamente, para pedir asistencia. A las 21.40, uno de los tupamaros llamaba a la emisora CX 13 El Espectador, comunicando a un informativista: “El Presidente de UTE está dentro de un Land Rover en Cataluña y Ramón Anador”. Al pedir el cronista al autor del aviso telefónico que se identificase, éste respondió: “Habla un N.N.” reiterando: “Vayan allí que lo encontrarán”.

“Creyó que era un borracho”

Previamente a que fuera sacado el Dr. Pereira Reverbel del misterioso lugar donde lo tenían secuestrado, le aplicaron una inyección en el muslo y después otra en la mano para dormirlo. En este estado viajó dentro del Land Rover junto a varios Tupamaros. Lo habían acomodado en la parte posterior del coche, cubriendo después su cuerpo con unas bolsas para ocultarlo. Junto a él pusieron su sobretodo, el mismo que vestía cuando lo raptaran en la mañana del miércoles 7 del corriente.

El Presidente de UTE llegó a la Plaza Guernica ignorándolo todo, incluso quienes se encargaron de trasladarlo hasta allí, pues estaba inconsciente.

Cuando los efectos de los anestésicos fueron desapareciendo, abrió los ojos y se vio dentro del Land Rover. Su cuerpo le pesaba enormemente como si fuese de plomo.

Lentamente se quitó de encima las arpilleras y asomó su cabeza al exterior del rodado para solicitar auxilio.

Un automovilista pasó junto al Rover y al ver aquel hombre que le hacía señas, mientras balbuceaba palabras incomprensibles, se dijo: “Está borracho”. Sin más, aceleró alejándose de la plaza con su automóvil.

Arrastrándose cruza la calle

Tras enormes esfuerzos Pereira Reverbel abandonó el coche y casi arrastrándose fue cruzando la calle Vidal y Fuentes. Al subir la acera se tomó un respiro apoyándose en el muro blanco de la residencia Nº 3149 donde habita la señora Graciela Pérez, divorciada, de 27 años, su hijo Carlos Román de 14, y la madre de aquella, Filomena Conini de Pérez (60 años). Todas estas personas estaban en la finca y Artigas Iroldi, novio de Graciela Pérez.

El Presidente de UTE que lentamente iba saliendo del prolongado sopor, avanzó unos pasos más y oprimió el timbre de la casa, esperando luego que saliera alguien a atenderlo.

Lo que sucede después lo relató pormenorizadamente Graciela Pérez, como ya veremos.

Reconoce al jerarca

 Poco después que los cronistas de CX 14 estalecieron la veracidad del llamado de un tupamaro -el Director de informativos, Sr. Hugo Infatnino, que se domicilia a una cuadra y media de la residencia de la familia Pérez fue impuesto de la novedad pr sus compañeros y la confirmó- lanzando al aire la noticia.

Unos minutos más y la finca de Vidal y Fuentes era rodeada por decenas de policías, y una nube de fotógrafos y periodistas. La señora Graciela Pérez se prestó gentilmente a los reportajes respondiendo con gran soltura las decenas de preguntas que se le hicieron.

Comenzó manifestando:

– A las 21.20 más o menos, escuchamos el timbre y mi madre que estaba conmigo en el segundo piso de la casa, se asomó al balcón para ver quién llamaba. Vio entonces que un hombre estaba recostado sobre el murete del frente y le preguntó qué deseaba. Dicha persona no respondía. En seguida salí yo a la terraza reconociendo en quien había tocado el timbre al Dr. Pereira Reverbel.

La reporteada aspiró unas bocanadas de humo del cigarrillo que tenía entre sus manos y sin inmutarse ante los micrófonos que la rodeaban continuó su relato:

– Inmediatamente grité: “Es el presidente de UTE” y me lancé escaleras abajo para atenderlo. Tuve que ayudarlo para que llegara hasta el living de la planta baja donde cayó pesadamente sobre un sillón. El Dr. Pereira Reverbel tenía los ojos enrojecidos, halaba con dificultad y mostraba desaliño en su vestimenta.

El traje estaba muy sucio al igual que la camisa cuyo botón de cuello se hallaba desprendido. Mi primera pregunta fue: “¿Cómo está, presidente?”, a lo que respondió: “Muy bien, no me judiaron”.

Los periodistas requirieron a Graciela Pérez indicara qué más había dicho el Dr. Pereira Reverbel durante su breve estada en la casa:

– El presidente siguió conversando cada vez con más aplomo y me insistió: “Estoy mejor de lo que esperaba y ellos esperaban. Deseo bañarme y afeitarme: debo impresionar con esta “pinta”. Por favor, tengo sed, ¿podría darme un poco de agua?” En seguida le trajimos una botella de Salus y se bebió tres vasos, uno tras otro. Después le manifesté que si deseaba higienizarse debía subir al piso superior, donde estaba el baño. Me expresó que no podía hacerlo y traje de arriba una toalla mojada en agua que apliqué a su frente. Luego bebió un poco de café, solicitándome que avisara al Presidente de la República y al ministro, sin especificar cuál de ellos, y a su hermana de la que nos proporcionó el número telefónico.

Interrumpió la palabra de su novia, el Sr. Artigas Iroldi, para señalarnos que él se encargó de dar aviso a la policía y al Presidente de la República, pero que, en la casa de Gobierno, tras pasarse el teléfono de una persona a otra, no creyeron su sensacional noticia, diciéndole que le daban crédito sólo si hablaba el propio Dr. Pereira Reverbel. Pero el teléfono estaba en la planta alta y ello no era posible.

Culminando su relato, la Sra. Pérez terminó diciendo:

– El Dr. Pereira Reverbel dijo que le habían dado dos inyecciones para dormirlo, una en el muslo y otra en la mano, la que se frotaba continuamente. Agregó que no lo dejaban dormir.

La Aparición del Jerarca no Interrumpe la Investigación

La aparición del Dr. Pereira Reverbel, de ninguna manera ha interrumpido la espectacular movilización policial para lograr la captura de sus secuestradores, los Tupamaros. Pero evidentemente, el hecho de que lo abandonaran sano y salvo, dio un respiro a los investigadores.

Varias vertientes siguen las indagaciones y según trascendió en forma extraoficial ahora existe alguna orientación de la que se carecía durante las 108 horas en que ignoraban la suerte corrida  por el Presidente de UTE.

¿Qué saben los investigadores?

En diversos medios se presume que, pese al aislamiento a que fue sometido el Dr. Pereira Reverbel algún elemento de juicio sobre sus raptores habría logrado y ellos ya están en conocimiento de los investigadores, quienes anoche conversaron largamente con él.

La premura con que el jerarca de UTE pidió anoche comunicarse con las autoridades demuestra que deseaba brindarles alguna información urgente, la que como es lógico se mantiene en el más absoluto secreto.

Esos datos que deben obrar en poder del secuestrado será difícil conocerlos y no cabe duda que tampoco los mencionará en la conferencia de prensa que se dice ia a realizar en las próximas horas.

De todas maneras posee sumo interés lo que pueda declarar a la opinión pública el Dr. Pereira Reverbel para ampliar el panorama sobre la espectacular acción desarrollada por comando del Movimiento de Liberación Nacional.

Información oficial

El comunicado oficial emitido anoche luego que los tupamaros dejaran al Presidente de UTE dice textualmente:

“Ampliando el Comunicado Nº 119 de la hora 20.00 del Ministerio del Interior, informa la Jefatura de Policía de Montevideo:

Fue hallado sano y salvo el Dr. Ulysses Pereira Reverbel, en Vidal y Fuentes, equina Alonso.

La Dirección de Información e Inteligencia, lo ubicó de inmediato.

Había sido abandonado en el lugar indicado dentro de un vehículo Land-Rover”,

Acerca de las primeras declaraciones que hiciera a la policía el jerarca anoche se informó en reunión de prensa lo siguiente:

En primero término los detalles relativos a las circunstancias en que fuera secuestrado el Dr. Pereira Reverbel brindados por éste coinciden con las declaraciones hechas por su secretario el Sr. Miguel Angel Rey Núñez.

Tanto al cometerse el rapto como cuando lo abandonaron en la plaza Guernica, fue anestesiado para impedirle ubicara el lugar donde llegó primero y de donde lo sacaron luego.

En el mismo Chevrolet de UTE que marchaba a gran velocidad por la rambla en la mañana del miércoles 7, le aplicaron al Presidente una inyección que le hizo perder el conocimiento.

Al despertarse, se encontró sobre una cama, dentro de una habitación, donde lo custodiaban dos hombres encapuchados, lo que siempre le hablaron correctamente.

HABIA ESCRITO

El propio Presidente de U.T.E. confirmó anoche a las autoridades, que era auténtica la carta recibida al día siguiente de su secuestro por el Presidente del Banco Central, contador Iglesias. Dijo que la había escrito por su propia voluntad y sus secuestradores se la habían llevado.

Como se recordará, en dicha carta, cuyo sobre decía las palabras “Confidencial” y “Urgente”, el Dr. Pereira Reverbel decía que se encontraba bien, recomendaba calma a sus familiares, pedía que se completaran ciertos trámites ente U.T.E. y el Banco Central, y solicitaba se entrega al Presidente de la República. Ciertas fuentes oficiales dijeron que era falsa, mientras que otras dudaban de ello.

Fecha: 12 de Agosto de 1968 – Diario “El Día” – Pág. 3

“Lo Encontré Sucio, Barbudo y Dopado”, Afirmó Graciela Pérez

La moderna finca de dos plantas y un pequeño jardín al frente de la calle Vidal y Fuentes 3141, casi Manual Alonso, frente a la plazoleta Guernica y a una cuadra de distancia del ombú de Ramón Anador, era anoche, el punto de reunión obligado de todos los cronistas y vecindario.

No era para menos. Allí se había registrado a la hora 11.10, la aparición del presidente de UTE Dr. Ulysses Pereira Reverbel, luego del sensacional rapto del que fuera objeto el último miércoles.

La Sra. Graciela Pérez Conini, uruguaya, divorciada, de 37 años, principal testigo de este suceso recibió deferentemente al cronista, y al ver a nuestro fotógrafo aprontar su máquina exclamó, en expresión propia de una mujer bonita.

– ¡Justo hoy que estoy sin peinarme!

Aún emocionada por la situación que acababa de enfrentar, acosada de todos lados por preguntas, narró los hechos que le tocó vivir en el breve lapso de veinte minutos.

Una voz Trémula

En el interior de la finca se encontraban en ese momento la Sra. Pérez Conini, su prometido Artigas Iroldi y la madre de aquella, Filomena Conini de Pérez. La casa estaba iluminada y tenía la puerta de acceso abierta, ya que esperaban la llegada del hijo de Pérez Conini de 14 años de edad.

A las 21.10 aproximadamente sonó el timbre. Los prometidos se encontraban en la cocina cenando. La Sra. Filomena Conini de Pérez se asomó entonces por el balcón y vio a un hombre recostado contra un pequeño muro que limita el jardín con la vereda. Preguntó quién era y recibió una débil respuesta. Insistió y preguntó qué le pasaba. Sólo alcanzó a oír como un murmullo que decía “… soy Pereira Reverbel”.

De inmediato la Sra. Conini de Pérez le comunicó a su hija y ésta bajó por la escalera, en espiral, en compañía de su prometido.

Al llegar abajo reconocieron al Dr. Pereira Reverel, quien presentaba visibles signos de encontrarse debilitado y le ayudaron a entrar. Quedó en el vestíbulo de acceso, sin fuerzas para subir la escalera.

“Quiero Agua”, Decía

La Sra. Conini Pérez hace una pausa. Enciende un cigarrillo y sus bellos ojos verdes contrastan con el negro azabache de su cabello. Viste de sport con un buzo a rayas horizontales blanco y negro y pantalones negros.

Le pedimos que haga un relato ordenado y accede.

– Se le veía muy cansado, los ojos desborditados e inyectos en sangre, muy barbudo, la camisa blanca muy sucia, el traje de color marrón arrugado y con restos de briznas de paja y una corbata color roja a lunares blancos algo floja sobre el cuello. Dijo que tenía mucha sed y manifestó algo de que había sido “dopado”. Se quejaba de un pinchazo en el muslo y otro que tenía en la mano derecha, la cual se frotaba constantemente.

– ¿Qué fue lo primero que dijo? Preguntamos.

– Avisen a mi hermana y al Presidente, fueron sus primeras palabras, nos respondió la Sra. Pérez Conini.  Y luego sigue su relato:

– Le dimos a beber agua y pedía más. Le ofrecí el baño por si quería bañarse y afeitarse. Pero se encontraba muy débil y no podía subir a los altos, donde el mismo se encuentra. Entonces mojamos una toalla y le limpiamos la cara. Le volvimos a dar agua para beber, la que tomaba con gran fruicción. Varias veces repitió que no lo habían maltratado.

– ¿Dijo algo más sobre cómo lo trajeron a algún dato concreto de los raptores?, inquirimos.

– En general las frases no eran muy claras. Dijo que lo habían traído en un “Jeep”, (Unidad marca Land Rover matrícula 232.843 que se encontró frente a la casa y que se probó después había sido hurtado el 21 de junio. La chapa de matrícula corresponde a un auto Vanguard que también fue denunciado como robado). “Que bajó del mimo muy mareado por efecto de la droga que le habían suministrado y que casi en seguida pasó un auto el que le hizo señas, pero que no se detuvo en su marcha. Luego -agrega la Sra. Pérez Conini- contó el Dr. Pereira Reverbel que se arrastró hacia nuestra casa, en la que vio luz y se recostó, casi sin fuerzas, sobre el pequeño muro”.

– ¿Dijo algo sobre el lugar donde había sido ocultado?

– Bueno, a mi en realidad no me dijo nada. Sólo oí algunas respuestas que dio después a un funcionario policial.

– ¿Recuerda algunas de ellas?

– Si. Dijo que no sabía dónde había estado, pero que informaría sobre eso al Ministro (no sabe a cual se refería). Agregó que no había estado en el campo sino en la ciudad. También que había sido bien tratado, aunque no lo habían dejado dormir.

– ¿Alguna frase que le haya llamado la atención?

– Recuerdo que mencionó “que no había dicho nada de lo que querían saber”. Reiteró que todo lo que conocía se lo iba a comunicar al Presidente de la República”.

Una Premonición

Mientras la aseñora Graciela Pérez Conini atendía al Dr. Pereira Reverbel, su prometido, el Sr. Iroldi, llamó por teléfono a la familia, a la seccional 9ª y a la Casa de Gobierno para dar cuenta del hecho. En esta última, tras pasarle la llamada por varios internos, le contestaron que querían que el Dr. Pereira Reverbel hablara directamente. Conté lo que no podía subir la escalera. Como no recibiera respuesta cortó y llamó a la Jefatura.

Diez minutos después llegó al lugar la hermana del Presidente de UTE y en segida los funcionarios de la seccional 9ª de policía Subcomisario Encargado Ruben Acosta Moreno, Oficial Inspector Ruben Caballero, Cabo Ruben Jaime Araújo y Agente Vicente Camejo Lucas. Después llegaron funcionarios de la Jefatura de Policía y se llevaron al Presidente de UTE.

La señora Graciela Pérez, que es funcionaria de la Caja Rural, en cuya sección Contaduría ejerce la jefatura interinamente y donde seguramente hoy será el centro de atención de sus compañeros, nos dice antes de retirarnos:

– No sé por qué, pero parece que lo hubiera adivinado. Hoy salimos a pasear en mi coche por carrasco y mencioné un poco en broma, que íbamos a encontrar al Dr. Pereira Reverbel. Aunque la circunstancia no fue como lo había pensado, “la corazonada” realmente se comprobó.

Fecha: 13 de Agosto de 1968 – Diario “El Día” – Pág. 2

Pereira Reverbel: “Se Trata de un Núcleo de Elementos Paranoicos”

Durante más de una hora, el Dr. Ulysses Pereira Reverbeel conversó ayer con representantes de la prensa en el Salón de Actos del Palacio de la Luz, prácticamente desbordado por periodistas, invitados y un grupo de personas dedicadas a preguntar cosas tontas.

El Dr. Pereira Reverbel respondió con serenidad a lo serio, y puso su cuota parte de buen humor cuando tales personajes le dieron pie, lo que ocurrió en más de una oportunidad.

El Presidente del Directorio Interventor de UTE almorzó ayer en la residencia de la Av. Suárez, junto al Sr. Pacheco Areco y algunos amigos.

Próximo a las 17. llegó al Palacio de la Luz. Lo primero que hizo el Dr. Pereira Reverbel, fue firmar el reloj de entrada como los funcionarios comunes. (En UTE, los directores deben cumplir con este requisito al igual que el personal).

Posteriormente, a las 18.05, ingresó al Salón de Actos acompañado por otros jerarcas del ente. Pulcramente vestido con un traje gris a rayas, corbata roja y ahora bien rasurado, se ubicó en una especie de estrado, de frente a decenas de “frashes” y a la platea donde estaban ubicados los cronistas.

PRECISIONES PREVIAS

El Dr. Pereira Reverbel -que se mantuvo de pie durante toda la conferencia- comenzó diciendo que en un primer momento no había pesado mantener contactos con la prensa por cuanto al quedar superado el episodio que le tocó vivir –“que espero haya terminado”-entendía que lo que correspondía era el silencio. No obstante, indicó que a instancia de varios amigos y como “homenaje a los órganos de difusión que tanto se ocuparon de lo que me sucedió”, había accedido al encuentro.

Indicó en seguida el Dr. Pereira Reverbel, que seguramente iba a “desilusionar” a los periodistas, por cuanto “debo ser parco y no contestaré algunas de las preguntas que presumo van a formularme, por razones obvias”.

Señaló por último que deseaba agradecer a las numerosas personas que, aún sin tener amistad personal con él, le habían hecho llegar sus expresiones solidarias.

DONDE ESTUVO

Entrando en materia, dijo el Dr. Pereira Reverbel que no iba a narrar lo ocurrido a las 8 de la mañana del miércoles 7, por cuanto su versión coincidía con la ofrecida por su secretario el Sr. Rey y por el chofer Sr. Galdós.

-Recuerdo todo, afirmó, hasta el desagradable momento en que dejaron a Rey herido frente al Edificio Panamericano. En seguida me narcotizaron. Cuando desperté, estaba en una habitación, sobre una cama de una plaza.

-Frente a mí, añadió, había dos “tupamaros” encapuchados. Uno tenía una metralleta y el otro, un bastón de madera como los que usa la policía.

Luego, el diálogo con los periodistas se desarrolló de esta forma:

– ¿Podría reconocer el lugar donde estuvo?

– No, replicó el Dr. Pereira, entré y salí de la pieza narcotizado.

– ¿Recuerda algún detalle de la habitación?

– No, porque el piso estaba cubierto de cartones y las paredes -y supongo que también las ventanas, si es que las había- tapadas con papel de embalar.

– ¿Y la puerta?

– También empapelada.

COMO VIVIO

– ¿Cómo lo trataron? ¿Fue objeto de algún tipo de violencia física, moral o psicológica?

– No señores, en ningún momento.

– ¿Cómo era la comida?

– Frugal, pero abundante.

– ¿Y en cuánto al aseo?

– Bueno, en este aspecto las posibilidades eran escasas; muy malo.

– ¿Pudo descansar bien?

– Sí, enfatizó el Dr. Pereira Reverbel. Se ha dicho que prácticamente no pude dormir y eso no es cierto; creo que dormí demasiado… La radio estuvo permanentemente prendida, pero no muy fuerte. Solo es dos momentos bajaron el volumen, a poco de mi llegada, y era cuando pasaban informativos. Luego estuvo funcionando permanentemente, sintonizada en las ondas del SODRE. Escuché música clásica y tuve una gran alegría cuando supe que lo de Rey no revestía gravedad. Además, la radio no perturbó mi sueño, por cuanto no me molesta el ruido cuando duermo…

LA CARTA

– ¿Usted escribió la carta que recibió el Cr. Iglesias?

– Sí, lo hice yo por propia voluntad. El miércoles por noche, uno de los que me cuidaba me dijo que tenía noticias de que mi hermana estaba muy nerviosa y que el jueves por la mañana, me iban a sacar una fotografía. De este modo, además de tranquilizar a mi hermana, pensaban hacer lo propio con la policía, que, según dijeron, estaba desplegando una actividad superior a la que ellos habían supuesto.

– El jueves, continuó diciendo el Dr. Pereira Reverbel, no me sacaron la fotografía. Me dieron en cambio papel y una birome para escribir la carta, pero yo utilicé mi lapicera. No me coaccionaron: yo la dirigí a Pacheco. Le decía que estaba bien, que mantuvieran la calma y le recomendé a los compañeros del Directorio de UTE que siguieran adelante con algunos asuntos de urgencia.

– Los “tupamaros” me dijeron entonces, continuó, que para mayor seguridad, era necesario que la carta llegara a alguna persona que tuviera la posibilidad de entrar en contacto inmediato con el gobierno. Agregaron que ellos tenían conexiones que les permitirían hacer llegar la carta a la Universidad o al Cr. Iglesias en el Banco Central.

– Les repliqué, sostuvo con énfasis que si la tranquilidad de mis familiares dependía de las personas que actualmente están al frente de la Universidad, prefería que siguieran intranquilos. Me consta que ellos también habrían optado por la angustia a tener que valerse de los dirigentes universitarios. Insistieron en algún rector, pero yo persistí en mi negativa. Decidieron hacerla llegar al Cr. Iglesias.

LO QUE PENSABA

– ¿Pensó en algún momento que su vida corría peligro?

– No, sostuvo el Dr. Pereira Reverbel. Yo mantuve la calma y razoné, por lo que deduje que si la intención hubiera sido la de eliminarme, lo habrían hecho a la puerta de mi casa, con menos problemas para ellos.

– Pensaba además, añadió en la angustia de mis familiares y amigos; lamentaba el tiempo que estaba perdiendo y que podía haber dedicado a hacer algo útil en UTE y apuntó humorísticamente- lamenté profundamente perderme al “Topo Giggio”… Además, leí.

– ¿Qué le dieron para leer?

– Fueron 4 o 3 libros marxistas, una obra de poesía gauchesca y “La República” de Platón. Confieso que leí este libro con mucho gusto, pues cuando cursaba Preparatorios me aburrió… Ahora, en cambio, me agradó mucho y creo que he aprendido con Platón…

CON LOS TUPAMAROS

– Fui cuidado por cuatro personas, respondió a otra pregunta, todos encapuchaos, por lo que no pude individualizarlos. Al tercer día apareció por única vez, un quinto “tupamaro”. El sábado vino otro, que presumo pudiera ser el jefe, quién me dijo que como había cumplido con el arresto que ellos habían dispuesto, sería dejado en libertad.

– Finalmente, el domingo, siguió diciendo, a las dos de la tarde, me comunicaron que me liberarían. Me pidieron el reloj (para que perdiera la noción del tiempo) y dijeron que lo encontraría -como efectivamente ocurrió- en un bolsillo del sobretodo, en el lugar en el que me abandonaran. Luego, me narcotizaron.

– ¿Cómo sabe que sus captores eran “tupamaros”?

– Lo dieron a entender, replicó, en el mismo momento del rapto. Luego se definieron como “marxistas-leninistas-extremistas”; surgió de las conversaciones que mantuvimos y, finalmente, poco antes de liberarme, me sentaron en la cama para sacarme una fotografía con una insignia grande -una “T”- como telón de fondo.

– ¿Se definieron como marxistas de “línea Moscú” o de “la Pekín”?

– No lo precisaron. Dijeron ser “marxistas-extremistas”. Como me hablaron mal de Rusia y bien de China, supongo que responden a la “línea Pekín”.

EL DIALOGO

– ¿De qué hablaron?

– De cosas intrascendentes.

– ¿Le dijeron por qué lo habían raptado?

Dieron a entender, dijo el Dr. Pereira Reverbel, que era con fines publicitario. Creen que es una manera de llegar a nuestro pueblo.

– ¿Por qué cree que lo raptaron a usted?

– Si consigue ubicaros, respondió en otro arresto de buen humor, avíseme y vamos juntos a preguntarles…

– Le hablaron de la política del gobierno, exigiéndole algún cambio?

– no, ellos me dijeron como pensaban y yo, a la vez, led dije como pensaba. Mis convicciones nunca fueron secretas: las conoce todo el mundo. Y lo digo aquí -como se los dije a ellos- que estoy dispuesto a seguir mi línea de conducta como hasta ahora, tanto en lo funcional como en lo ideológico. Ni con estos procedimientos n con otros, habré de cambiar.

– ¿Hablaban entre ellos delante suyo?

– Muy poco. A lo sumo para pedirse el mate, un cigarrillo o que cambiaran la estación de radio. Alguna otra vez, se hablaban al oído. Conmigo sí charlaban libremente.

SUS OPINIONES

– ¿Cree que hay muchos “tupamaros”?

– Considero, replicó, que se trata de un núcleo insignificante, por cuanto tengo un muy elevado concepto del pueblo de mi país.

– ¿Cómo califica su secuestro?

– Como el acto de personas que sufren un verdadero estado paranoico, al punto que consideran que con actos como éste pueden prestigiarse y ganar la adhesión popular.

– Me dijeron casi textualmente: “¿Y ustedes no sabían que íbamos a hacer estas cosas? Pues vamos a hacer muchas más aún…”. Confío en que esto no se repita.

– ¿Puede tener relación su secuestro con los bancarios de Villa García, a los que se les incautó un papel donde hablaban de la renuncia del Presidente y de la expulsión de líderes políticos?

– No tengo pruebas de que tal conexión exista, pero a nadie puede escapar que en el fondo, hay coincidencia.

– ¿Qué le diría a sus captores?

– Que deberían presentarse a la policía y regularizar sus situaciones, para luchar por lo que entiendan justo pero en el ámbito democrático.

– ¿No piensa que podrían volver a raptarlo?

– ¡Con cuatro días alimentándome gratis, creo que les ha alcanzado…!

NO HUBO PACTO

Alguien sugirió la posibilidad de que el hecho de que el Dr. Pereira Reverbel no hubiera sido maltratado, se debiera a la concreción de algún tipo de pacto entre el gobierno y los “tupamaros”.

– Le doy mi palabra de honor que no hay nada de eso, contestó. Lo demuestra claramente la movilización policial y la búsqueda de indicios en la Universidad y Facultades. Pero, además, llevada por la angustia, mi hermana visitó al Presidente Pacheco el domingo a mediodía, para pedirle que buscar alguna forma de intermediación. Pacheco, con quien mantenemos una entrañable amistad, le contestó que eso no era posible; que no lo haría aún cuando un hijo suyo estuviera en juego. Y agregó que por encima de todo, estaba su responsabilidad frente a la República.

– ¿Cómo explica entonces que los “tupamaros” no cumplieran con la amenaza de adoptar represalias en su persona?

– Hay una razón muy simple: que es más fácil hablar o escribir que actual…

SIN RESPUESTA

Nuestros cronistas le preguntaron si había identificado como sus raptores al Ing. Manera Llovera, al Prof. Marenales y a Tabaré Cedrés, estableciendo el Dr. Pereira Reverbel que no podía responder.

Tampoco contestó acerca de si tenía algún indicio de que hubiera algún profesional médico entre los “tupamaros”.

Otra persona preguntó:

– ¿Le dio a la policía alguna pista que permita individualizar a sus captores?

– Si pudiera responder a eso, dijo sonriente el Dr. Pereira, no veo por qué piensa usted que me he negado a responder las otras preguntas…

Fecha: 13 de Agosto de 1968 – Diario “El Diario” – Pág. 12

PEREIRA REVERBEL ANTE LA PRENSA

Ante treinta periodistas, veinte reporteros gráficos, más de un centenar de funcionarios de UTE y las cámaras de televisión de tres canales (uno de ellos bonaerense), el Dr. Ulysses Pereira Reverbel se prestó ayer a ser interrogado sore su secuestro, por espacio de cuarenta y cinco minutos.

Comenzando por señalar que se iba a reservar el derecho de no contestar algunas preguntas que le efectuasen, brindó muy pocos detalles nuevos con relación a los espectaculares sucesos. Interrumpido en varias ocasiones por aplausos de asistentes al acto, el Presidente Interventor de UTE agregó a lo ya conocido, acerca de la forma en que actuó el comando de tupamaros, las siguientes informaciones:

Amenazado con armas

Lo narcotizaron casi en seguida de secuestrarlo y despertó sobre una cama dentro de una habitación, cuyos muros y puerta estaban revestidos de papeles, así como el piso que había sido cubierto con cartones para que no identificase las características del lugar donde iba a permanecer encerrado.

Dos hombres encapuchados lo vigilaban permanentemente. Uno empuñaba una metralleta y otro un palo similar a los que uso el escuadrón de Prevención de la Policía.

La carta que se hizo llegar al Presidente de la República fue escrita por el Dr. Pereira Reverbel y se le permitió redactarla de puño y letra para llevar tranquilidad a sus familiares.

Fue fotografiado

Prometieron los secuestradores sacarle una fotografía para hacerla llegar a dichos familiares como demostración de que se encontraba en buen estado de salud. Pero recién tomaron dicha foto el día que lo liberaron. Para ello hicieron sentar al Presidente de UTE en la cama y pusieron tras él un escudo del grupo extremista.

Los miembros del Movimiento de Liberación Nacional afirmaron al Dr. Pereira Reverbel que iban a continuar con los secuestros.

El receptor que estaba permanentemente encendido tenía sintonizada una emisora del SODRE por la que se escuchaba música clásica. De noche cambiaban de estación apagando el receptor cuando se irradiaban informativos. Sólo una hora antes de inyectarle el anestésico para sacarlo de la pieza fue que silenciaron el aparato.

Afirmaron los tupamaros que el secuestro se había llevado a cabo para dar publicidad al movimiento. Pereira Reverbel dijo ignorar por qué lo eligieron precisamente a él para eso.

Vio a seis tupamaros

Seis personas distintas estuvieron junto al jerarca, durante su reclusión. Cuatro lo hicieron casi permanentemente; el tercer día apareció un quinto encapuchado (por una sola vez), y el domingo pudo ver -según dijo- “a un último señor encapuchado”, que le manifestó el término de su “período de prisión”, anunciándole que sería dejado en libertad.

Las conversaciones entre los guardias giraban siempre en torno a cuestiones intrascendentes. “Se hablaban para pedirse el mate o un cigarrillo, y para consultarse sobre el cambio de estación en la radio”-

“Son marxistas-leninistas”

Pereira Reverbel conversó con sus secuestradores. De esas charlas, ahora deduce que “los tupamaros constituyen un grupo extremista marxista – leninista, tal vez afiliado a la línea Pekín”.

El presidente de U.T.E. dijo que, si conocía a Sendic, no lo ubicaba, y y que tampoco lo recordaba para nada.

El jerarca dio luego su palabra de honor en el sentido de que “no hubo, ni podrá haber, ningún compromiso entre yo y los tupamaros”.

La reunión, iniciada a las 18.15 terminó minutos antes de las 19 horas. Se realizó en el salón de actos de U.T.E. y, al finalizar, el presidente fue rodeado por funcionarios y amigos, con los que cambió saludos y abrazos.

(Copia fiel de los originales)

Fuente: www.pasadoreciente.com “Museo de la Memoria del Pasado Reciente”

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