¡IDENTIDAD Y DIGNIDAD, ABAJO LA IGNORANCIA! Por Joise Morillo

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“El mundo Hispano americano tiene su propia identidad. Por ende, su propia filosofía”

 “La América nuestra –decía Simón Rodríguez, maestro del libertador Simón Bolívar- no debe imitar…ni a Europa, que es ignorante de política, corrompida en sus costumbres y defectuosa en su conjunto; ni a Estados Unidos, cuyas circunstancias son enteramente
distintas…Debe ser original” (Zea Leopoldo 1969, La filosofía americana como filosofía sin más, ED. Siglo XXI, Pág. 32, México)
Hoy, la entrega será reflexionar acerca de la iniciativa, la voluntad, la tenacidad e inteligencia. Para ello se citarán varios autores, filósofos, científicos y políticos. La idea es expresar un argumento, una reflexión, acerca de un tópico que nos atañe grandemente. Las más de las veces, nuestro intelecto está plagado de pensamientos errados, a los cuales le rendimos lo que llamamos tiempo, dando cuenta de ello a la posibilidad de seguir errando. Creyendo que estamos fallando en “algo”, repetimos la acción hasta desfallecer. Esto es terquedad y no, tenacidad. Es negligencia, primero por una especie –sutil- pero destructiva ignorancia; luego, por una improductiva credulidad. De este modo el individuo en su proceder cotidiano estará en todo momento a un paso del fracaso y, por último, el peor de los errores, la falta de voluntad para desarrollar cualquier proyecto con optimismo y eficacia en base a una valida eficiencia.
A continuación, se tiene una concepción filosófica del científico “premio nobel” Albert Einstein (Alemania, 1879-Estados Unidos; 1955), quien aprecia la voluntad como el mejor combustible para generar más energía que cualquier motor poderoso, sea de vapor, eléctrico o atómico nuclear, cito:
“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo, La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de las angustias, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, la iniciativa, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a si mismo sin quedar superado. Quien atribuye sus fracasos a la crisis y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y las soluciones. Sin crisis no hay méritos es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento y caricia. Hablar de la crisis es promoverla, callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de eso trabajemos duro.
Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar para superarla.”
Las palabras del científico son emotivas y preñadas de un incentivo inmenso de superación en contra de la adversidad que se le presenta al individuo, principalmente cuando los factores son producto de circunstancias naturales y salvables. Empero, al ser estas circunstancias derivadas de procesos y mecanismos bien planificado para afectar con un objetivo factible por medio de diferentes modos de aplicación, en contra del desenvolvimiento de individuos o colectivos, los logros y resultados para obtener superación, se ponen cuesta arriba. De esto explicado, tenemos una cita extraída de las notas de una filosofa disidente rusa de los años de la URSS de ILICH ULIANOV (Lenin). Ella es Ayn RAND exiliada en EEUU quien afirmaba lo siguiente:
“Cuando te das cuenta de que, para producir, necesitas obtener autorización de quienes no producen nada, cuando compruebas que el dinero es para quien negocia, no con bienes sino con favores, cuando te das cuenta de que muchos son ricos por sobornos e influencia, más que por trabajo, y que las leyes no nos protegen de ellos, más por el contrario, son ellos los que están protegidos. Cuando te das cuenta de que la corrupción es recompensada y la honestidad se convierte en auto sacrificio. Entonces podrías afirmar, sin temor a equivocarme, que tu sociedad está condenada.”
Cierto, esto lo plantea F. Nietzsche en pueblos y patrias al referirse a mandatarios que arrastran a sus pueblos a las calamidades del despotismo que nunca habían padecido y, por efecto de un capricho egocentrista propio del gobernante malo, o con voluntad de poder (dionisiaco), como insiste en Así Hablaba Zaratustra, le arrastra a un ambiente de conflictos, crisis, desasosiegos, miseria y corrupción, crisis propias de la mecánica política de estos siniestros. De forma que, antes que ser un mandatario probo y lucido; es, un loco, un loco con poder que arrastra a sus pueblos y sus sociedades a la condena.
De igual modo, pero con un matiz más directo aun cuando la razia estalinista (En la desaparecida URSS) tenía como patrón de sometimiento, el hambre, al punto de que su eslogan era controlar la alimentación del pueblo para manejarle con más impiedad. De lo que se jactaban él y Trotsky y, que, con motivo a esto, la revolución existía, pues con la miseria que les daban de comer al pueblo, este estaba satisfecho y, luego el mismo les daban gracias por esa miseria.
Contra esto anterior, Nelson Mandela afirmaba:
«Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento.»
La lucha por la identidad y la dignidad no debe tener tregua; pues, el que la pide demuestra tácitamente debilidad, y el que la concede también, en este tenor, cualquiera de los dos traidoramente puede violarla y desencadenar una derrota que, aunque igualmente puede causar una retroactividad negativa puede prodigar el triunfo al traidor. Mandela después de haber sido un activista consumado centró su lucha por el lado pacifista. Esta lucha –como también la desarrolló Mahatma Gandhi- es una forma efectiva de batallar. Para Shakespeare, en Hamlet, la causa es más moral que política, pero su matiz es la venganza más que otra miseria. Sin embargo, plantea en su mejor monologo un fuerte dominio de la voluntad, aunada a la dignidad que debe mantener el hombre de carácter y noble.
“Ser o no ser: he aquí el problema. ¿Cuál es más digna acción del ánimo: ¿sufrir los tiros penetrantes de la Fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia? Morir es dormir. No más. Y con un sueño las aflicciones
se acaban y los dolores sin número, patrimonio de nuestra débil naturaleza, Éste es un término que deberíamos solicitar con ansia.
Morir es dormir … y tal vez soñar. He aquí el grande obstáculo; porque al considerar que sueños pueden desarrollarse en el silencio del sepulcro, cuando hayamos abandonado este despojo mortal, se siente un motivo harto poderoso para detenerse. Ésta es la consideración que hace nuestra infelicidad: tan larga, haciéndonos amar la vida.

Hasta aquí Hamlet reflexiona su angustia en tanto que adolorido por la causa del asesinato de su padre recién descubierta, clama por un estado de consciencia que le obliga a pensar y preguntarse ¿qué es más sano para el espíritu, aguantar los abusos y maltrato de los crueles o blandir la espada y luchar con arrojo hasta matar o morir, total morir es dormir, luego continua:
(…) ¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe el pacífico, el mérito con que se ven agraciados los hombres más indignos, las angustias de un mal pagado amor, las injurias y quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos, el desprecio de los soberbios, cuando el que todo esto sufre pudiera evitárselo y procurarse la quietud con solo un puñal? ¿Quién podría tolerar tanta opresión, sudando, gimiendo bajo el peso de una vida molesta, si no fuese porque el temor de que existe alguna cosa más allá de la muerte (país desconocido, de cuyos límites ningún caminante torna) nos embaraza en dudas y nos hace sufrir los males, que nos cercan antes de ir a buscar otros de que no tenemos seguro conocimiento?
Observen que esta situación, el “Bardo de Avon” la analiza desde la historia. O sea, no es el caso solamente en los tiempos recientes ni post modernos ni de su época. Es, el abuso de los funcionarios públicos en la historia es el maltrato a los ancianos que Aristóteles y Platón denunciaban.
Jean-Baptiste Colbert (Paris 1619-1683), ministro de finanzas de Luis IV creo un proyecto para proteger ancianos. Luego tal perversidad es ancestral y tiende a suceder en los gobiernos totalitarios y tiránicos con más abuso que en los democráticos, quien tiene en su haber la intención de luchar contra esto debe tener un espíritu de valentía bien arraigado. Hamlet concluye:
(…) Esta previsión nos hace a todos cobardes: así. la natural tintura del valor se debilita con los barnices pálidos de la prudencia. Las empresas de mayor importancia, por esta sola consideración, mudan camino, no se ejecutan, y se reducen a designios vanos.
Todo oscila en el manejo de la ignorancia y la ingenuidad, que aprovechan los siniestros con voluntad de poder para lograrlo y mantenerle al punto que, paradójicamente, convierte la codicia en violencia. Por ende, el codicioso en criminal, el tío y la madre de Hamlet asesinan a su padre, envenenados por la codicia de la madre y la concupiscencia del tío y, quizá, la contienda territorial que solían mantener los feudales por aquellas épocas. A Hamlet quizá no le produjeran en sí, tanto dolor y angustia como la traición de sus parientes. Sin embargo, las pretensiones vengativas de la corona de Noruega eran un acicate para el nuevo rey de alistar todos los recursos para resistir el fragor de las luchas con potenciales enemigos, de lo cual como siempre el pueblo padecía, de corrupción, hambre y maltrato de las huestes guerreras al momento de arrebatarles el sustento para sufragar luchas que no les satisfacían sus necesidades. Empero el rey Hamlet debido a su edad no quería manejar no obstante su hermano asesino si creía poder manejarlo. El pueblo siempre ignora estas verdaderas causas de sus padecimientos. La ignorancia es su desdicha.
Acerca de esto, el libertador Simón Bolívar, al momento de su renuncia de su mandato como dictador tiene una hermosa reflexión que determina su espíritu de estadista, mientras explica el daño que ocasiona a una nación la ignorancia de su pueblo, principalmente de política. Cito:
“estábamos abstraídos, ausentes del universo en cuanto era relativo a la ciencia del gobierno.
(…) Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destructores.
(…) Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición.
(…) La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción: la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia, de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia.
(…) Semejante a un robusto ciego que, instigado por el sentimiento de sus fuerzas, marcha con la seguridad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos. Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud: que el imperio de las leyes es más poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe someterse a su benéfico rigor: que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes, que el ejercicio de la justicia
es el ejercicio de la libertad.”
El libertador, discípulo de dos grandes maestros, no solamente aprendió las bondades de la poesía de Andrés Bello para sus discursos, sino que aprehendió cátedra de estadista de un gran filósofo poliglota y pedagogo Simón Rodríguez quien le inculco la importancia que representaba conocer, aprender para no dejarse engañar fácilmente, de ahí estas últimas reflexiones ante los legisladores al momento de instaurarse el congreso constituyente de la segunda república venezolana en Angostura 15 de febrero de 1819

De cierto se debe afirmar las máximas de Bolívar respecto a la ignorancia sesgado de esto, original de Simón Rodríguez, Literalmente:
“La ignorancia es la causa de todos los males que el hombre se hace I hace a otros. I esto es inevitable…porque la omnisciencia de la ciencia no cabe en un hombre; puede caber hasta cierto punto en una sociedad”
El filósofo quizá conocedor de la corriente pitagórica quien definía al mejor gobierno como el que mantenía a su pueblo en una clase media pues el rico es insolente y el indigente Vil decía:
“el pan convierte los crímenes en acto de virtud”
Luego en su más emblemática obra literaria “Sociedades Americanas”, 1828, texto en el que igual que otros escritos suyos, insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su frase:
» La América Española es Orijinal = Orijinales han de ser sus instituciones i su gobierno = I Orijinales sus medios de fundar uno i otro. O Inventamos o Erramos».

Joise Morillo
[email protected]
Venezuela-USA

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