La falta de previsión en la gestión del agua en Uruguay: un tema que lleva años sin resolverse. Por Marcelo Martín Olivera

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Dicen que la gente tiene tendencia a recordar a Santa Bárbara cuando siente los truenos, eso es algo de lo que viene pasando con la llegada del agua salada a Montevideo. En medio del déficit hídrico, producto de la sequía, se tiene que potabilizar agua del Río de la Plata y el resultado es un agua salobre que no se puede tomar.

Es por eso que todo el escenario político se ha levantado para militar de ambos lados la solución que no fue tomada en cuenta.

Los anteriores dicen que dejaron todo listo para una represa en Casupá, pero solo presentan documentos a medio hacer. Los actuales dicen que los anteriores tenían todo autorizado, pero no lo hicieron para darle prioridad a otras obras.

Lo cierto es que la represa no existe y la población hoy tiene agua con sal en las canillas.

Desde hace años es sabida la situación de la contaminación de los cursos fluviales en Uruguay y es una problemática que preocupa a todos. Sin embargo, es importante destacar que la previsión y la planificación estratégica son fundamentales para evitar este tipo de situaciones y sus consecuencias.

En la época del ex Ministro Eleuterio Fernández el Ministerio de Defensa Nacional ya se encontraba trabajando con ingenieros para analizar qué sucedería si se presentara algún problema en esta zona metropolitana. Los resultados fueron preocupantes, ya que el país no estaba preparado para afrontar una circunstancia de esa naturaleza. Pasaron años y Uruguay sigue sin esa preparación, de este aviso tenemos constancia en los diarios de sesiones de Diputados del año 2015.

En este sentido, es importante recordar que desde la época de don José Batlle y Ordóñez y de don Tomás Berreta se diseñó el tratamiento de la cuenca del río Santa Lucía, incluyendo la construcción de una represa en Casupá y la creación del Canal Zabala. Sin embargo, esto nunca se concretó, a pesar de que se consideraba imprescindible. Recién ahora se está encarando la construcción de la represa de Casupá y otra más chica en el arroyo El Soldado, previstas desde hace años. Previstas, pero son una pelota que va de un arco a arco mientras la gente sigue sin soluciones.

Evidentemente la previsión y la planificación estratégica son fundamentales en la gestión de recursos hídricos. Es necesario pensar en el largo plazo y no solo en el presente, para evitar situaciones de crisis que afecten a toda la población.

La historia, y ahora la realidad, nos muestran que lo más costoso es no actuar a tiempo y dejar las cosas a medias. Por eso, es necesario trabajar en conjunto y avanzar en la construcción de obras y medidas preventivas que aseguren el acceso al agua potable y la protección de los recursos hídricos para las futuras generaciones.

Eso es algo que debemos exigir todos los uruguayos a las autoridades, que dejen de darse patadas por debajo de la mesa y se pongan a trabajar en lo importante. Son electos para gestionar nuestros recursos y no lo hacen.

«El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años. El segundo mejor momento es ahora».

Proverbio  chino

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