Se dice que la prostitución es la profesión más vieja, ejercida en todo el mundo, en todos los tiempos y de muchas formas.
Ha terminado siendo aceptada por la sociedad en general y rechazada por los moralistas que gustan rasgarse sus vestidos por gente ajena, nunca por la propia.
Hoy, sumamos la prostitución de menores, como un arte callejero que todos vemos, pero nadie registra.
Los que estuvieron 15 años en el gobierno, sorteando corrupción y violencia, callaron ante el abuso a menores, como un tema de tribuna, emparentado con la falta de educación, con la pobreza y la falta de oportunidades, prefirieron usarlos en promesas electorales, de una vida mejor que solo se tradujo en alguna limosna y un paquete de comida.
Cuántos niños, hijos de esos gobiernos PROGRESISTAS, han caído en el abuso infantil, condenados en falsas esperanzas y tolerados por una sociedad que, abrazados a banderas de izquierda, comían caviar dejando el basural cómo premio a los que prometían legiones de buena voluntad.
Se cuentan por miles los hijos del dolor, vestidos en las mortajas de las mentiras, escondidos tras música estridente y canciones a un mundo que no existe para los pobres, un mundo que prometen en el discurso, pero niegan en la realidad.
Y si está es la realidad, si son miles los abusados y los abusadores…
¿Porque sale uno solo a la luz?
¿Es un caso que los representa a todos?
No es el más grave, ni violento, ni de horror.
¿Acaso la víctima, acaso el victimario, acaso el contexto y la representación frente a la sociedad lo hace distinto?
¿Puede que la víctima, víctima de muchos, encuentre, después de muchos años, algo especial en su acusación?
¿Puede que el victimario revista una popularidad que lo transforme en referente de la miseria humana?
El hoy nos da un golpe bajo, LA MORAL enfrentada a esta REALIDAD, se ve obligada a sumergir, a la víctima y el victimario, en las profundidades del ostracismo mediático, donde el brillo de la luz fugas ciega a la verdad y anula la memoria.
¿Que nos quedará después de esto?
La hipocresía de los moralistas arruinaran la vida de acusador y acusado, víctimas de muchos errores.
Caerán bajo el dedo señalador de los mismos que ayer los ocultaron y los olvidaron, usados en promesas vanas, hoy nuevamente son una herramienta electoral, niños del ayer, muchos despojos de una vida que pudo ser, arruinada por la desidia política de gobiernos contaminados de ideología de izquierda, esa que promete lo que después niega.
Cuántas miradas, cuántos odios, cuánta venganza encontrará cause en falsas acusaciones, en sospechas infundadas, en proclamar su dolor y rechazo contra los actores del abuso infantil, sin verse en el espejo, sin darse cuenta que como sociedad somos parte del problema y de la solución, no busquemos fantasmas del pasado, se cuentan por miles, busquemos unidad, puentes, propuestas y soluciones, no dejemos que está historia de hoy, que ha de cobrar muchas VICTIMAS DE LOS ENTORNOS DE LOS DOS PRINCIPALES ACTORES INVOLUCRADOS, NO SEA PAN PARA HOY Y HAMBRE PARA MAÑANA.
*GUSTAVO, ROMINA, AMBOS, AL FINAL, SON VÍCTIMAS*
Así lo veo
Así lo siento
Así me expreso
Es mi desafío
Roberto Alfonso Azcona