“La Madre del borrego”

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Por: Raúl Blanco.

Fideicomisos para las Intendencias. ¿Para qué?

Los Intendentes aducen que necesitan el dinero de los fideicomisos para hacer obras para sus departamentos.

Esas obras proyectadas son de un porte superior a lo que pueden subvencionar, por sí mismas en sus períodos de gestión, y necesitan de una mayoría superior a los 2/3 de votos en las Juntas respectivas para su aprobación.

Hasta ahí lo que vemos y percibimos los contribuyentes del discurso de los jerarcas.

Dejando de lado los temas de rivalidad ideológicos, partidarios, pases de factura o cálculos electorales, ¿es así realmente?

Pues, veremos que no todo lo que brilla es oro.

No es así de sencillo, o por lo menos, lo es en parte.

Empecemos por entender ¿qué es un Fideicomiso?

“Fideicomisos con Intendencias para financiación de proyectos y/o reestructuración de deudas.

El patrimonio fiduciario se constituye con créditos cedidos de tributos, inmuebles u otro tipo de activos de las respectivas intendencias y se destina al financiamiento de obras,  o repago de las deudas reestructuradas.

En algunos casos, se realizan emisiones de títulos de deuda de oferta privada y pública como forma de pre-financiar las obras proyectadas.

República AFISA realiza la emisión de los Valores, la administración de los fondos y la gestión de las obras”. (Fuente: República AFISA – Administradora de Fondos de Inversión S.A.)

Si leemos la letra chica, o lo que no se dice claramente por parte de algunos jerarcas, y se expresa en forma no muy directa, encontramos que hay motivos o fundamentos que afectan a los contribuyentes y están muy lejos de beneficiarlos a futuro.

Lo que podemos descubrir es que las Intendencias, además de las obras a futuro, tienen que pagar obras del pasado, o sea deudas atrasadas, refinanciadas o impagas.

Cuando se disipa la niebla, y empezamos a ver más claro, comienzan a aparecer en el horizonte, deudas importantes y moras en pagos financieros.

¿Cómo se generaron esas deudas? 

Muy sencillo. Por mala gestión. 

Y siempre la culpa es del otro, sino no estaríamos en Uruguay.

Cuando gastamos más de lo que nos ingresa, ¿Qué sucede?

El agujero se agranda año a año. Es la famosa herencia maldita, pero nadie achica el agujero, faltaba más, sigue la calesita, dando vueltas y vueltas.

Hay Intendencias que tienen más de un fideicomiso, lo que significa que se paga la deuda de la deuda, de la deuda que me dejaron.

Lo que nadie declara es la deuda que deja al que sigue. Que se haga cargo y se arregle como pueda.

Pero ese “que se arregle como pueda”, termina en “que paguen los contribuyentes”.

Los impuestos suben, hay gastos que se mantienen, pero las obras son cada vez menos, de menor porte y peor calidad.

La madre del borrego se llama mala gestión y peor administración de los recursos públicos.

Y la vedette de moda es el fideicomiso y que se arreglen los que vengan.

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