LAS INVERSIONES DEL PODER Y EL FUTURO… Por Nelson Jorge Mosco Castellano 

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El francés Henri Bergson, sentenciaba: “el futuro no es lo que nos pasará, sino lo

que haremos”. En un país democrático hay dos etapas en las que somos

responsables de lo que haremos, cuando votamos, y cuando se ejerce la

representación por los responsables de la sustentabilidad económica país, y la

racional aplicación de los recursos a las prioridades de cohesión social, son

condicionantes excluyentes de un futuro que nos prepare para la economía del

conocimiento en la que estamos inmersos.

El rumbo claro para atender esas prioridades el Uruguay no lo tiene. Quizás nunca

lo tuvo, pero nunca fue tan decisivo. Resolvemos lo inmediato, asegurando el

presupuesto público con impuestos nacionales y departamentales que todos

señalan como exorbitantes. Cuando el bestialismo del gasto sin fundamento

racional no alcanza, se contrae endeudamiento. Y si todavía no alcanza, se

incorpora el bastardo impuesto inflacionario. Sin piedad hacia los más infelices, los

que nos sostienen con sus recursos, ni consideración alguna que estamos

castrando lo único importante: el mañana. Se bastardea el destino del bien común

sacrificado en el altar de los impúdicos intereses corporativos. Un relato falaz de

lucha contra el pobrismo impide el ascenso social, el crecimiento económico de la

productividad y los ingresos, y la formación de recursos humanos que se

sostengan en la economía del conocimiento.

En este siglo XXI lo que vale es intangible: la novedad creativa rupturista, la

invención útil aplicada, la tecnología que libere de ineficiencias etáticas, la

capacidad de resiliencia constante. Es prehistórica la economía Fordiana que

medía la producción por bienes físicos. El Dr. Ricardo Pascale expone con

contundencia que nuestra suerte depende de la inversión en la economía del

conocimiento. Estamos en un insuficiente 0,4 del PBI.

Nuestra comprometida economía agropecuaria (honor y gloria a Hernandarias)

depende de INUMET y quienes nos compran, o no. La burocracia estatal, los

emprendimientos prebendarios, la ineficiencia pública, emprendimientos

insostenibles y la corrupción incorporada, tendrían que homenajearla, por

sostenerlos. El abuso de los bienes que aportan los paisanos a la clase política para

su impúdico sostenimiento, el del sindicalismo conservador privilegiado, y la

alquimia “in-versora” del poder es confiscación o expolio. Para denunciarlo, han

tenido que inventar un nuevo partido político para frenar la “fiesta”. Seguimos el trillo socializante que aplican en mayor o menor grado nuestros

gobernantes. Sin ocuparse de que anestesiamos a los que trabajan, les impedimos

oportunidades de inversión y los asociamos al Estado con asistencialismo. La

ciénaga nos traga cada vez más cuando desde el gobierno perpetran inversiones

con nuestra plata, sin piedad de su ineptitud, inconsistencia, o corrupción, que

exponen los perdidosos resultados. La especulación se aprovecha de nuestra

supina ingenuidad.

Un país sin rumbo, sin dirección, es un país sin destino. Jugado a la suerte de lo

que otros inventen para que algunos puedan disfrutarlo, otros miren con la ñata

contra el vidrio, envidiándolos; y muchos opten por votar en contra con el

pasaporte buscando mejor destino. Cuando nos convertimos en tomadores de

tecnología, nos usan como conejillos de indias (o de indios). Así pasó con las

fastuosas inversiones del filósofo de boliche, que ha condenado al enterramiento

económico a más de 500.000 uruguayos indigentes, pobres, clase media

deturpada, pymes arruinadas, jubilados miserables y emigrados. Siguiendo la

dialéctica hegeliana, cultiva la imagen del presidente roñoso por el mundo,

convencido de una gestión “suprema“, que como supremo farsante, ahora

descubre que para administrar lo público son necesarios técnicos, no políticos; a

los que agregamos, tampoco: ex terroristas y familiares.

Ese descenso nos impuso jugar en intermedia; ir tirando, para abajo. Fueron

tirando recursos “compañeros”, cultura populachera solventada a subsidios

nuestros, privilegiados con sueldo público, empresarios (aquellos del quincho de

Varela). Y los que le pusieron el mango a la pelota, haciendo un mix entre empresa

formal y cubanos, venezolanos, bolivianos. Mano de obra benévola que el

tercermundismo expulsa y recala en el “paisito”. Esclavos posmodernos,

expatriados a prepo por dictadores (democracia diferente) cuya única ilusión es

conseguir un mango, vivir de okupas al norte de Gianattassio, y sonreírles a los

patrones “yoruguas” a los que advierten en privado que van cubanizándose.

Tienen claro adónde va un país sin rumbo. Mientras los políticos, que son “vivos”,

desde 12 partidos y decenas de precandidaturas insisten con el verso:”… que

estamos despuntando al crecimiento”,”…tenemos instituciones fuertes esperando

inversores”, “…hay ricos para más impuestos”. ¿Serán los que Orsi convocó al

Enjoy; o esos son prebendarios?

INVERSORES, DICTADORES, Y VERSEROS Uno de los ejemplos más soberbios de dilapidación de recursos con corrupción de

Estado produjo más de siete millones de expatriados, destruyó el aparato

productivo y fue parasitada por la Cuba de los Castro. La remota ciudad de Caicara

del Orinoco llamada por Chávez a ser uno de los polos de desarrollo más

importantes, tras muchos años y 312 millones de dólares invertidos en la soñada

«Ciudad del Aluminio» tan sólo dejó un enorme esqueleto de acero de la primera

laminadora, unos galpones dispersos y un par de vallas con la imagen del

mandatario socialista lavadas por el sol. Financiada por el Fondo Nacional de

Desarrollo (Fonden) gestionado por el bolivariano virrey para proyectos

“estratégicos”, desde el 2005 dilapidó unos 100.000 millones de dólares, recursos

que enterró en las obras que quedaron truncas.

«Era una cosa horrible cómo la gran burguesía regalaba el petróleo, regalaba el

país, saqueaba el país. Y el pueblo hundiéndose en la miseria, la clase media

hundiéndose en la pobreza, el desempleo, el atraso, la dependencia», dijo Chávez

defendiendo el polémico mecanismo de inversión. «Estoy impactado como

venezolano, que no se sepa qué ha pasado exactamente con 105.000 millones de

dólares», dijo el diputado opositor Carlos Ramos. «Ese dinero no es de Chávez, que

lo administra. Es de 29 millones de venezolanos y por lo tanto las cuentas deberían

ser lo más transparentes posible». El Fonden en 2010 invirtió 9 millones de dólares

para enviar casas prefabricadas a países “amigos” como Guatemala, Bolivia, Cuba

y Nicaragua; compró acciones de empresas nacionalizadas por 700 millones de

dólares y desembolsó 46 millones. En 2011 recibió casi 15.000 millones de dólares.

LOS NEGOCIOS SE DESCHAVAN

A partir de la creación Fondo Bolívar Artigas, Venezuela comenzó a vender a

Uruguay petróleo a bajo precio y financiado al 2% a 15 años. “Es un mecanismo

que nos ha permitido un financiamiento muy barato de la mayoría de las

inversiones que hicimos en Ancap. Hemos tenido en estos años unos 800 millones

de dólares de financiamiento que ya era barato cuando lo tomamos y todavía se

hizo más barato cuando hicimos un pago adelantado de esa deuda, con una tasa

de descuento importante”, explicó el entonces presidente de Ancap, Raúl Sendic.

También bajo el mandato de Vázquez, el gobierno de Chávez compró la

cooperativa Cofac para el banco Bandes. Con la estatal Pdvsa compró parte del

paquete accionario de Sol Petróleo, estaciones de servicio que Uruguay tenía en

Argentina y que daban pérdidas, y en ALUR se planteó desarrollar un polo

productivo en Bella Unión. Chávez firmó un acuerdo con el gobierno uruguayopara participar en la exploración de yacimiento petroleros venezolanos. Y sus

aportes fueron decisivos para cofinanciar con el FONDES de Uruguay empresas

fundidas: Envidrio, Funsa, Urutransfor y Midobers. Además, Chávez le dio a

Uruguay un 10% de participación en el satélite Simón Bolívar, y donó un tablero

electrónico para el Estadio Centenario. Poco dinero comparado con la sangría de

Cuba, que no satisface el hambre de los venezolanos, pero, por los que Abdala

agradeció a Maduro.

MIENTRAS TANTO… EN UN PAÍS ESTANCADO

Los gobiernos de Vázquez-Mujica-Vázquez utilizaron recursos de los uruguayos

para sus “inversiones públicas”, más modestas pero, igualmente incontrolables.

Millones de dólares tirados con opacidad y sin responsabilidad política ni penal,

que tiene la complicidad de la lentitud de la fiscalía y el Poder Judicial.

Se destaca por el monto comprometido y el peso a futuro en las tarifas de UTE

(que como el desfalco de ANCAP, paga usted) el cambio de matriz energética, que

según la revista Fortune colocó al ex director nacional de Energía Ramón Méndez en el lugar 46 de la lista de 50 personalidades más influyentes del mundo.

Uruguay no experimentó la mayor transformación energética de su historia en el

gobierno del Frente Amplio. Las bases del actual se remontan a 1938, cuando el

Dr. Gabriel Terra promovió una Comisión Mixta Uruguay y Argentina para

desarrollar el potencial hidroeléctrico de Salto Grande. La crisis petrolera de los

setenta generó un importante aumento del precio del petróleo, motivando la

aceleración de los planes para la represa. La importante acumulación de reservas

por parte de los países árabes facilitó el financiamiento para realizar Salto Grande

que comenzó a funcionar en 1983, dejando una matriz energética abastecida con

energía renovable.

El Dr. Batlle promueve el decreto 276, que estableció el Reglamento General del

Marco Regulatorio del Sistema Eléctrico Nacional, y el 360 que reglamentó el

Mercado Mayorista de Energía Eléctrica. Estaban dadas las condiciones para la

incorporación de otras energías renovables.

Con el FA la Dirección de Energía estableció la incorporación de 300 MW de

energía eólica para el 2015. Sin embargo, el gobierno multiplicó por cinco la

generación eólica, llevándola a 1.500 MW. UTE se encuentra obligada a comprar

esta energía durante los 20 años contractuales, asumiendo un costo del 4%, y un

reajuste anual de 1,5% en el precio de compra de la energía. El valor presente

asciende a USD 4.600 millones. El gobierno argentino logró precios de USD42/MWh en subastas de energía eólica. Si en lugar de pagar USD 70/MWh,

Uruguay pagara USD 42, el valor presente de la obligación de UTE sería de USD

2.800 millones. De esta manera, la diferencia de USD 1.800 millones es el costo

del apuro del frentista Méndez por incorporar energía eólica. El sobrecosto de los

contratos de Méndez Galain, UTE tiene que pasarlo a la tarifa. A USD 42/MWh en

lugar de USD 70, estaría pagando USD 140 millones menos por año.

En el actual gobierno de Coalición el desarrollo de la industria del hidrógeno verde

está siendo promovido por el Ministerio de Industria y Energía. Presenta

similitudes significativas con lo que fue la transición energética del FA. En los del

frente había contratos con UTE como comprador, aún a pérdida millonaria a

futuro. En el caso de esta nueva tecnología verde, se está reclamando el mismo

seguro por parte del Estado, para que la institución financiera intermediaria en la

inversión evite el riesgo y promueva ampliar las inversiones. ¿Será otro sacrificio

en el altar de experimentar con indios (nosotros)?

NUESTRAS INCONSISTENCIAS

Somos un país con poca población, atrasado en enseñanza, con poca natalidad,

envejecimiento poblacional. Un mercado consumidor mínimo afectado además

por dilapidación en 20% de burocracia política pública de la población

económicamente activa. Impuestos muy altos, cargas regulatorias excesivas,

costos de servicios y bienes producidos por el Estado que arrastran impuestos con

precios superiores a la media internacional. Tenemos un deficiente nivel terciario

comparativo incluso en el MERCOSUR. Un déficit comparativo en investigación y

casi no registramos patentes, siendo uno de seis que no aprobamos el Tratado

respectivo. Cultivamos con ahínco la aversión al riesgo de perder lo propio, al

cambio contra el statu quo, y nos creemos “la última chupada del mate” (nada

tenemos que aprender de otros). Disfrutamos la envidia a los que viven mejor

sospechados de beneficio doloso y esfuerzo exagerado.

Depende de nosotros lo que haremos del futuro.

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