Inglaterra y Uruguay tienen lazos comerciales y políticos muy estrechos por lo tanto el título de la columna no es solo parte de una canción, es una realidad que se repite en nuestro país desde hace casi 200 años.
Vamos al historial.
Desde 1825, aproximadamente, nuestro país es observado por la corona tal como se desprende de los documentos del entonces cónsul inglés de ese momento en nuestras tierras Thomas Samuel Hood quien dejaba cuenta de nuestra tendencia independentista fruto de la dominación francesa sobre el entonces reino de España. Gracias a las cartas de Hood sabemos con detalle que esa tendencia era más fuerte en la campaña que en Montevideo, la posición de la iglesia Católica al respecto, la actividad económica del país, el funcionamiento del puerto y otros detalles. Estos documentos le permitieron a Lord John Ponsonby y al resto de diplomáticos ingleses ver nuestro potencial más allá en lo referente al fin de la guerra entre Argentina y Brasil por ocupar la entonces Cisplatina.
En resumidas cuentas los ingleses necesitaban acceder de forma segura a América, para eso necesitaban el Río de la Plata libre de un lado y de paso colocar un “algodón entre cristales” para evitar disputas territoriales. A todo eso le sumamos la necesidad de independencia de nuestro país, la hicieron “de arco a arco” y sigue dando frutos.
Si adelantamos un poco más el reloj y nos metemos a finales del siglo XIX podemos ver que los gobiernos militares de Latorre, Santos y Tajes, sumados a la reforma Vareliana y la aparición del fusil Remington de repetición y la artillería Krupp en los arsenales militares, el telégrafo y el ferrocarril fortalecieron el poder de la capital. Se dieron cambios en el modelo de producción agrícola con el nacimiento de la industria ovina, fomentada por un alto precio de la lana en el mercado internacional gracias a la desaparición del algodón a raíz de la Guerra de Secesión en los Estados Unidos.
Si vamos a lo estrictamente inglés a partir de 1860 comenzaron las primeras inversiones británicas, la fábrica Liebig en la industria de carnes, y en las finanzas el Banco de Londres y Río de la Plata. Los ingleses ya llevaban el monopolio de los trenes y tenían inversiones en los servicios de agua corriente, gas, telefonía y tranvías.
El caso de los trenes es el más icónico de todos ya que de estos obtuvieron mayores concesiones, mientras que le permitía al gobierno consolidar su poder en el país y doblegar las revueltas rurales con relativa velocidad. En 1886 Uruguay fue atravesado por las vías del tren, el invierno y las crecidas del Río Negro no eran enemigos y Uruguay se unifica para siempre.
La inversión británica en Uruguay de finales del XIX dividida por el número de habitantes nos coloca en el segundo lugar del continente, el primer puesto corresponde a Argentina.
Ya entrando el siglo XX y con las reformas Batllistas mediante la presencia inglesa se consolida al fundarse el primer frigorífico que abría la puerta a la venta de carne refrigerada a Europa. A pesar del Golpe de Terra y el crack bursátil del 29 Uruguay volvió a jugar en grande con sus tradicionales exportaciones de productos cárnicos, aparece el Frigorífico ANGLO y el corned beef que fue elemental en la Segunda Guerra Mundial, todo eso al amparo de la hegemonía económica británica por esos años.
Salto al siglo XXI.
Ni bien pasado el Brexit, la salida de Inglaterra de la UE, los ingleses comenzaron a entablar conversaciones con Uruguay para tener relaciones comerciales ajustadas a la nueva realidad. Ese mismo movimiento se vio en negociaciones sobre Tratados de Libre Comercio (TLC) con países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Colombia, Corea del Sur o Vietnam.
Según datos de PWC en la última década disminuyeron las exportaciones y la misma tendencia se ve en las importaciones de productos ingleses desde 2017. Carne bovina, madera y arroz fueron los principales productos comerciados con el Reino Unido
Con este mapa podemos ver que las relaciones comerciales con Reino Unido ofrece una posibilidad de colocar nuestros productos en un mercado exigente con una clara apertura comercial a nuevos mercados. Los principales beneficiados serían los tradicionales rubros vinculados a la materia prima agrícola (carne bovina, productos lácteos y cuero), la producción de arroz, cítricos, madera y pescado.
No es una mala idea abrirse comercialmente del MERCOSUR y salir a cazar por mano propia sin necesidad de depender de los demás socios del bloque. Uruguay contiene la llave para la entrada y salida de Sudamérica superior, si lo actualizamos el escenario político actual seguimos siendo un bastión geo político importantísimo para Inglaterra.
Uruguay da confianza en todos los aspectos (económico, político y social), esa es la palabra clave para las relaciones de cualquier tipo.
Excelente informe. Coincidente con mi básico conocimiento de historia de Uruguay. Y por supuesto recuerdos de la época en qué en las familias se conversaba de temas enriquecedores para todos.