Los que deciden la elección y el futuro

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Por: Anonimous.

Las encuestas de las empresas especializadas suelen sacar mediciones que siempre marcan, cuando se trata de preferencias políticas tempranas en Uruguay, entre un 15 a un 20 por ciento de personas que no demuestran interés por el tema y que ellos engloban en una categoría de ¨no sabe o no contesta¨. A medida que se acerca un momento de definición como el próximo referéndum por la LUC, por ejemplo, ese porcentaje va decantando y se reduce a una cifra que ronda un cinco por ciento que suele no participar de lo que se decide. Pero ese 10 por ciento que decanta al final representa algo así como unos 300 mil votos que son muchos más que los 30 mil que decidieron la última elección. La lucha está en mantener el caudal que ya tiene la camiseta puesta y acceder a la mayor parte de estos libres que no se adhieren fácilmente a nada. Sobre todo,los uruguayos que no tienen interés por la política y que, según los técnicos,deciden las elecciones según su sentir personal en el momento de votar, sin adhesión partidaria ni a ideologías ni a programas. La mayor parte de mi vida estuve en ese grupo y desde allí hablo hoy. 

Ahora entiendo que si no militamos los republicanos estamos perdidos, porque la maquinaria de la corporación de partidos de izquierda tiene todo lo que necesita, tiene dinero, está infiltrada en los medios de comunicación y en los mandos medios del Estado, es multidisciplinaria, tiene gente de todas las edades porque domina el pensamiento de los jóvenes desde la escuela primaria, la secundaria, la UTU y la universidad, con una prédica machacante que ha tergiversado la historia y cambiado las tradiciones y la cultura.  Ellos siempre serán más efectivos en la pesca de ese diez, por cierto, porque hace 50 años que lo intentan, porque ya han tenido éxito en 15 de esos 50 años y porque la coalición republicana apenas si llega a los tres años y aún está construyéndose. Solo el desastre de ANCAP y los robos justificados vehementemente por sus líderes enceguecidos, les hicieron perder el gobierno, pero no el poder, según aseguró en su momento Lucía Topolansky.

Sin embargo, Uruguay sigue dando la nota al mundo y va contracorriente del resto de América Latina.acompañando dignamente a Paraguay y Brasil en el camino de la salida de la pesadilla socialista. Sale de quince años de gobiernos radicales de izquierda,que hicieron leyes a su medida y quedaronenraizados en el poder del Estado y en el poder económico de la Nación. Ello lo hicieron por la impensada alianza de Comunistas y moderados más sindicatos procomunistas gobernados desde el PIT y sin ningún escrúpulo, esa fue su receta y ese su fin. Su gran logro fue reducir a la nada al discurso inaugural de Tabaré Vázquez en el 2005 que nos mandaba alegrarnos y prometía cortarles las manos a los ladrones.  Sus acciones en cambio se adhieren estrictamente a los mandatos de Marx y el foro de San Pablo, a Gramsci y sus seguidores, que han desarrollado un buen método para destruir naciones y siguen incumpliendo la promesa de construir algo bueno.En su lugar solo desparraman pobreza de manos de un populismo paralizante y enajenador. Solo pobreza ha sabido sembrar desde Venezuela a Tierra del Fuego el castro chavismo narco comunista. A pesar de tener todo ese camino andado y el juego dominado, la izquierda perdió la elección y permitió el nacimiento de la coalición multicolor y con ello el nacimiento de la esperanza para los republicanos.Casi único es el caso uruguayo que se recupera de la izquierda castrista en la América post Guerra Fría.Y puede que sea el único en no recaer, posibilidades tiene para sobrevivir. Hoy Uruguay se luce en la ONU de la mano de su presidente. En una ONU que es funcional al discurso pro-gobernanza mundial que avasalla las soberanías nacionales obligándolas a usar nuevos Códigos Penales y a adoptar toda clase de ideas supuestamente correctas, pero que tienden a destruir formas de vida que han resultado exitosas por 200 años para suplantarlas por experimentos no probados ni demostrados hasta ahora, en lo más mínimo. También nuestro mandatario les ha tapado la boca a los dictadores de turno en el socialismo Siglo XXI y su CELAC con un discurso liberal y republicano que apela a los viejos valores que hicieron prevalecer a occidente en el concierto de naciones y que los pequeños dictadores reinantes en la hora hanolvidado por completo.

Pero no estamos a salvo. Al contrario,en Uruguay vivimos en la era del Pacha Sánchez y del diputado Núñez que entró al parlamento con una remera roja y una discreta bandera de Cuba que le cubría el pecho y en el corazón. Estamos en la era de Andrade y de Pereira que desde el Partido Comunista llegan a la presidencia del Frente Amplio sin calidad, pero con muchos votos reales o potenciales, entre amenazas y otras violencias.Vivimos en un país en el que se pueden violar todas las normas que regulan el uso de los dineros públicos y gastar 120 millones en una Arena que en el mundo cuesta 30 o 40. Una Sra.presidenta de un ente público puede salir indemne y ser intendenta de la capital, después de usar la compra directa por cualquier monto para disponer obras sin invocar excepciones ni dar causas, siendo ordenador del gasto público autorizado. A pesar de eso, el presente es disfrutable en Uruguay y muchos Argentinos, Venezolanos y Cubanos han venido escapando de sus paraísos comunistas a refugiar en nuestro regazo generoso,  pero el futuro será seguramente funesto si no aprendemos a obedecer la ley mediante el castigo a los culpables, si no recuperamos una justicia justa y si no reencauzamos una educación basada en valores democráticos de trabajo y verdad, de respeto a las instituciones y de honestidad,de apego a las normas en el manejo de los dineros de todos.

Por otro lado, es muy buena la idea del Gobierno de dejar el Mercosur y abrirse al mundo. Sin duda es una acción de verdaderos estadistas porque sus consecuencias profundas se verán en más de una década. El país tendrá que prepararse para esos mercados mundiales sin la sombrilla mercosuriana, y para dar una oferta que responda a los estándares muy exigentes de un mercado global que usa la calidad como barrera de entrada. Con un sindicalismo comunista y radical no es posible imponer una cultura de calidad en las industrias intensivas en obreros. Por lo tanto, la esperanza está en los pequeños empresarios y en las medianas empresas que pueden controlar el nocivo efecto de la sindicalización masiva e ideologizada por una acción gerencial cercana y humana. Hablamos de industrias como la tecnología de la información, la ganadera, la agrícola, la maderera, entre las principales y sin ser excluyentes con otras actividades que van surgiendo cada día a medida que la pandemia termina y la LUC fundamenta el país que queremos y los inversores retornan sin necesidad de regalos. Pero todas estas industrias dependen de carreteras destruidas o en mal estado y luchan con impuestos altos y con otros costos asociados como los de los combustibles. Este es el otro vector para vencer en nuestro camino hacia el despegue que nos alivie, fundando las condiciones para el crecimiento real de la producción, ante la demanda que estamos generando con nuestra conducción política. Si logramos iniciar este camino en estas tres áreas: empresas, justicia y educación, la coalición republicana estará en inmejorables condiciones para seguir afirmándose y así alejar el peligro socialista, de lo contrario la elección y el futuro están en riesgo. Está en nosotros alejar la tormenta. Los electores seguirán a quién reúna la defensa de nuestros valores de libertad y responsabilidad con la voluntad y el coraje necesarios para enfrentar al enemigo de la república, que fue, es y seguirá siendo ciego y egoista.

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