En las máximas de boliche, de donde mi abuelo era oriundo y versado, se decía que “no solo hay que serlo, sino parecerlo”. Después de tres décadas y unos cuantos libros al hombro, pude descifrar el verdadero significado.
El filósofo prusiano Immanuel Kant pensaba que en la ética formal lo único moralmente bueno es la intención o actuar según el sentido del deber y es por eso que es uno mismo quien llega a establecer este sentido aunque lo óptimo sea que coincida el ‘deber’ (normas, leyes) con el ‘querer’. Dicho como lo diría mi abuelo: si no lo pareces, no importa cuán buena persona seas, “serlo” no es suficiente.
Esto que parece de perogrullo es una máxima que ha perdido el gobierno. Y aunque me duela en el alma verlo de otra forma, hay que entender que por más buenas intenciones, ser un gobierno prolijo en las cuentas, cumplir con las promesas de campaña y proyectar las reformas que nadie se atrevió a realizar no le bastará “serlo” para ganar las próximas y cercanas elecciones el año que viene… debe parecerlo. Y repito, aunque me duela decirlo, no lo parece.
Parte de este “no parecerlo” tiene que ver con otra campaña. La que una gran parte de la oposición y otro tanto del oficialismo lleva adelante. Son las reglas de juego, nadie debe rasgarse las vestiduras. Esto se dá por un teorema que un diputado argentino llamado Baglini una vez propuso y dice algo así:
Cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven.
A medida que un grupo se acerca al poder, va debilitando sus posiciones críticas al gobierno.
El primer enunciado podría aplicarse a la oposición durante los primeros años del gobierno actual. El segundo, curiosamente, coincide con el perfil que en este momento el Frente Amplio mantiene en cuanto a la supuesta crisis institucional. Quizás porque con tantos incendios dentro del Partido Nacional, no sería nada descabellado creer que el año que viene van a recuperar el gobierno.
Luego el teorema tiene un par de enunciados que no voy a replicar y en el último parecería que se contradice con el actual gobierno:
Cuanto más se acerca un político al poder más se aleja del cumplimiento de sus promesas de campaña.
Y cuando digo que se contradice, es porque claramente lo mejor que ha hecho este gobierno, después de manejar tres crisis en cuatro años, es cumplir las promesas de campaña.
La oposición se regodea recordando una que prometió Cabildo Abierto sobre la cantidad de viviendas a construir. Pero quiero recordarles que CA no es gobierno, es un socio en una coalición electoral y aunque firmaron aquel “compromiso por el país”, esa promesa no es estrictamente de este gobierno.
Después, el resto de las promesas se han ido cumpliendo lentamente pero sin pausa.
¿Entonces cuál es el error moral que el gobierno enfrenta? El error de ser un gobierno liberal, que ha bajado el déficit, que mantiene una inflación controlada y en descenso, que bajó la tasa de desempleo, que garantizó el alimento a miles de uruguayos en plena pandemia, que bajó las rapiñas y los hurtos, que reformó el estado para hacerlo sustentable, aunque solo se vean sus resultados en 20 años y, a pesar de todo… no lo parece.
La consigna entonces es sin dejar de “ser” o “hacer”, empezar a “parecerlo”. Y con un poco de suerte, si después de barrer con figuras que no necesariamente cometieron delitos (eso lo verá la justicia), no aparece ningún muerto en el ropero, empezar a “parecer” lo que se és. El mejor gobierno de los últimos 30 años. ¡No es tan difícil muchachos! Como decía mi abuelo, que de máximas kantianas no sabía mucho… no solo hay que serlo, también hay que parecerlo.
Excelente análisis.. Los Orientales debemos estar atentos y librar una batalla ideológica y de verdaderos Principios y valores todos los días..