«Salud, su Majestad, el excelentisimo Xi Jinping». Por Nicolás Quintana

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El Senador Sebastián Da Silva, del Partido Nacional, lleva la fama de no tener pelos en la lengua. Es una de las figuras que le canta las cuarenta a la izquierda, en el parlamento y en los medios de comunicación. A los sindicalistas, los mandó a trabajar. A los políticos frentistas, les recordó sus amoríos ideológicos con cuanto dictador hay en el continente. El Senador Sebastián Da Silva es uno de esos políticos que uno ve permanentemente con cara de “hora grave de la Patria”, denunciando al “eje del mal” y liderando los ejércitos de la luz para la salvación nacional.

Es un héroe moderno del Partido Nacional, el adalid de las causas justas, el defensor de la democracia y verdugo de los autoritarios… hasta que un día apareció Xi Jinping. Hay algo en la sonrisa del dictador Chino que hace que el Senador Da Silva pierda toda bravura. En Twitter, ese foro de combate donde el Senador Da Silva supo denunciar al también Senador Andrade por su filiación comunista, nuestro héroe escribió: “Felicitamos al gobierno y el pueblo chino por la decisión de que el Presidente Xi renueve su mandato. El Presidente Xi Jinping ha demostrado, en las que duelen, ser amigo de Uruguay, y esta continuidad permitirá avanzar en el TLC que favorecerá a ambas naciones”.

Yo puedo entender que, para poder comerciar con el mundo, los gobernantes se tengan que sentar con gente mala. Y en muchos casos, acordar con ellos, o callarse verdades para no incomodarlos durante la negociación. No soy tonto, ni le pido a nadie que sea tonto. Soy idealista, pero no construyo castillos en el aire. Ahora bien, para insertarse en el mundo no hace falta bajarse de esta manera los pantalones. Las expresiones que acabo de transcribir son absolutamente patéticas y desautorizan de ahora en más al Senador Da Silva.

Entiendo que haya que hacer un esfuerzo, pero, ¿era necesario felicitar al pueblo chino? Estamos hablando de las víctimas del régimen comunista chino, los oprimidos por el dictador Xi. Para poder vender un pedazo de carne no hace falta ser públicamente tan ordinario con el sufrimiento ajeno. ¿No se podía enviar una carta protocolar? Aunque me daría asco leerla, la entendería. Pero esta felicitación al “pueblo” chino es un insulto a quienes no tienen derecho a elegir libremente sus autoridades y que viven bajo la opresión del Partido Comunista.

Si bien el mensaje es indignante, el Senador Da Silva encontró igualmente la forma de hacerlo divertido. Puesto que sobre la final habla de que el Presidente Xi ha demostrado ser amigo del Uruguay “en las que duelen”. ¡Qué divertido comentario! ¿Se refiere al virus que azotó al Uruguay, matando a muchos uruguayos y destruyendo por completo el entramado económico y social? Porque aún no sabemos si el origen del virus está en un laboratorio de Wuhan, en China. Y no lo sabemos porque el “Presidente” Xi no permite investigar. Nuevamente, yo entiendo que para vender algunos granos haya que soportar muchas cosas, pero, ¿hace falta esta agachada también?

Escribía Aparicio Saravia: “La Patria es dignidad ARRIBA, regocijo ABAJO”. Lo traduzco, para que lo entienda el Senador Da Silva y le caiga más en simpatía: “故土上有尊严,下有欢乐”.

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