SEGURIDAD JURÍDICA. Por Roque Gallego

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El editorial de El País del pasado lunes 8 de abril “El voto en el exterior” alerta, encendiendo alarmas, sobre acciones del Frente Amplio tendientes a desconocer la voluntad del pueblo uruguayo expresada en las urnas. Anuncia, de llegar al poder en 2025, la derogación de disposiciones contenidas en la LUC recientemente plebiscitada así como insiste con el voto de los uruguayos en el exterior, asunto laudado negativamente por el voto popular en 2009. Pero si lo anterior de por si es grave, el desprecio por la voluntad popular que aquella fuerza política tiene se ve aumentado, como lo expresa el editorial, “con el caso de la ley de caducidad, ratificada un total de dos veces por el pueblo en 1989 y en 2009, pero luego no respetada por un parlamento de mayoría frenteamplista”.

Las máximas, “mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”, Gral. José Gervasio Artigas y “Vox populi, vox Dei”, del latín, “La voz del pueblo es la voz de Dios, que han sido respetadas a través de toda nuestra historia siendo un sello distintivo de nuestro sistema democrático, inclusive acatada por un gobierno de facto en 1980 cuando se propuso reformar la constitución, ha perdido su esencia y vigencia  después de aprobada la ley Nº 18.831 “Restablecimiento de la Pretención Punitiva del Estado para los delitos cometidos en aplicación del Terrorismo de Estado hasta el 1º de marzo de 1985”  promulgada el 27 de octubre de 2011.

En setiembre de 2010, el Dr. José Korzerniak, decía: (…)”Yo siempre sostuve la tesis de que el Cuerpo Electoral está por encima de los demás poderes. El artículo 82 de la Constitución dice que “Su soberanía será ejercida directamente por el Cuerpo Electoral en los casos de elección, iniciativa y referéndum, e indirectamente por los Poderes representativos que establece esta Constitución; todo conforme a las reglas expresadas en la misma”.
Es decir, viene a haber un órgano directo y tres indirectos que son los tres poderes.” (…).

En una columna en La Mañana Carlos Martel escribió: “En la época histórica en que vivimos, ya no se dan golpes de Estado ni hay levantamientos militares que derriben los gobiernos democráticos, con las medidas que Curzio Malaparte aconsejaba en su famosa obra “Técnica del golpe de Estado”.

Hoy los procedimientos son otros: se socavan las democracias desde adentro, se usan las facilidades que dan las mismas instituciones para debilitarlas poco a poco en un artero proceso, disimulado y silencioso, pero permanente. ¿Cómo? Derogando por una simple ley, aprobada en apretada mayoría, dos pronunciamientos directos de la ciudadanía, el referéndum del 1989 y el plebiscito del 2009.”

En estas próximas elecciones se plebiscitarán varias leyes (allanamientos nocturnos, reforma de la seguridad social, etc.), ¿Qué seguridad jurídica existe de que una vez se pronuncie el soberano esos resultados se respeten si ya no se ha respetado una vez? Para restablecer la confianza debilitada urge derogar la ley Nº 18.831, la Coalición Republicana tiene las mayorías para hacerlo, reparar el daño ocasionado y hacerles saber a quienes avasallaron la voluntad del soberano cuales son los límites.

La importancia de la Soberanía Popular radica en garantizar que el poder político reside en el pueblo, evita la concentración de poder en unos pocos individuos y permite que los ciudadanos influyan en las decisiones que afectan sus vidas y la de la sociedad.

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