14 DE ABRIL DE 1972, UN QUIEBRE EN LA HISTORIA… Por Daniel García

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El 14 de abril de 1972 fue una fecha de quiebre en nuestro país y como el pasado nos sigue convocando, haremos mención a este día en particular, que tantas repercusiones ha tenido, antes, o sea en aquellos momentos, como en su proyección al presente.

Seguramente, para generaciones más jóvenes no signifique nada especial, cuando además, tan poco valor se le dan a los hechos históricos, a lo que debemos sumar, una deliberada y permanente modificación de los mismos con objetivos de manipulación.

El MLN Tupamaros, la organización terrorista que intentó tomar el poder a través de la lucha armada, comenzó a hacerse conocer desde el mes de julio de 1963, cuando realizaron un robo de armas en el Tiro Suizo de la localidad de Nueva Helvecia.

En un largo periplo en los años siguientes, fueron aumentando, no solo en la cantidad de integrantes en sus filas, sino que fundamentalmente, en la magnitud de sus acciones, la espectacularidad de las mismas, pero por sobre todo, la crueldad sanguinaria con que eran realizadas, un verdadero shock en la sociedad de aquellos años.

Solo como resumen, digamos que esas acciones, incluían robos millonarios, secuestros de embajadores extranjeros y personalidades de la política, del mundo empresarial, etc., así como la colocación de bombas y el asesinato a mansalva, generalmente por la espalda, de víctimas elegidas para ser ajusticiadas, como nos han ilustrado las hermanas Topolansky.

Esos asesinatos, de una crueldad inusitada, como desconocida en nuestro país, tenían como blancos, humildes servidores públicos, policías, soldados e inclusive civiles, ajenos a cualquier contienda política, ideológica o relacionada con una “guerra revolucionaria”.

Una serie de acontecimientos, como la “invención” de supuestas causas, fueron preparando el terreno, para que el 14 de abril de 1972, se convirtiera en un día luctuoso para el país, una afrenta a la larga convivencia pacífica característica del Uruguay.

En esas causas, hubo una principal, determinada por la cúpula de la dirigencia del movimiento terrorista, la que invocó que existía un llamado “escuadrón de la muerte”, integrado por diferentes personas, las que fueron identificadas luego de interrogar a quien trabajaba como fotógrafo de la policía.

Ese policía, de apellido Bardesio, secuestrado e interrogado por el MLN, especialmente por Mauricio Rosencof, a quien supuestamente confesó, la existencia de aquel escuadrón.

Don Rosencof, un conocido dirigente, quien luego de detenido e interrogado por las fuerzas del orden, entregó abundante información, pero sobre todo nombres de sus colegas terroristas.

Un interrogatorio ilegal, producto de un secuestro ilegal, llevado a cabo por un grupo ilegal, fue el detonante para llevar a cabo cuatro asesinatos, de aquellas personas, a las que se puso en la lista de víctimas a ejecutar, por decisión unilateral de quiénes se habían convertido en verdugos por sí y ante sí, imbuidos por una supuesta justicia revolucionaria.

Hoy sabemos, que todo fue una invención con la intervención de Fidel Castro, a través de Rosencof, quien viajo a Cuba, un fiel agente al servicio del comunismo internacional.

Es muy contradictorio que se diga permanentemente, que los interrogatorios llevados a cabo por las Fuerzas Conjuntas, carecen de garantías y verosimilitud, por haber sido realizados bajo algunos apremios físicos, cosa que puede haber sucedido, como también se sabe, que hubo declaraciones voluntarias, traiciones, delaciones de todo tipo, como los archivos que se quieren ocultar, nos brindan con lujo de detalles.

Y sin embargo, aquel interrogatorio completamente ilegal realizado por terroristas, fue considerado prueba suficiente para provocar un baño de sangre en nuestras calles.

No voy a entrar en los detalles macabros de cada una de las muertes, las que se recordarán en los homenajes que la Plaza de la Bandera albergará en esta fecha, pero si me quiero detener en las consecuencias que estos atentados tendrán en el futuro del país, desde aquellos momentos hasta el día de hoy y quien sabe hasta cuando.

Una fecha trascendente que llegará hasta nuestros días y más, cuando analizamos sus consecuencias, para lo cual inclusive, podríamos tomar lo sucedido con algunos actores de los hechos de ese fatídico día.

Las Fuerzas Conjuntas, poseían información sobre una casa en la calle Amazonas, que era un lugar de referencia de la cúpula de dirigentes del MLN, para lo cual se establece un operativo, que permite detener como eliminar a varios integrantes de la dirigencia del movimiento terrorista.

Dentro de las bajas, aparece un joven militante llamado Horacio Rovira, cuyos padres, propietarios de la finca, van a protagonizar un hecho emblemático que llega hasta nuestros días.

Ese muchacho muere en ese enfrentamiento, el cual como hijo único, provoca toda la congoja, dolor y rabia que se puede esperar de unos padres ante la muerte de su hijo.

Una historia plagada de frustraciones, momentos de impotencia, defensa y militancia por la causa del MLN, un pasaje por Chile, en momentos del gobierno de Allende y el descubrir una realidad deprimente, por ser contraria a las ilusiones y fantasías que aquel socialismo provocaba en tanta gente.

Un viaje a Cuba a recibir un premio, por un libro que aquel matrimonio escribe, producto de aquellos momentos de efervescencia ideológica, militancia y dolor por la muerte de su hijo.

Pero lo más curioso e importante, es recordar que en el año 2009 aquel matrimonio, Rovira – Grieco, ya octogenarios, vienen a Montevideo, concurren a un hotel y en una decisión cargada de dramatismo, deciden quitarse la vida ambos, dejando un testimonio escrito sobre esa acción.

No haber superado la muerte de su único hijo, haber reflexionado durante muchos años, sobre la tragedia de aquel, por haber integrado un grupo subversivo, defendiendo ideas sin sentido y utópicas, que tantas vidas jóvenes había costado, sirviendo a ideologías que solo conducían a la miseria y el fracaso.

Y tal vez esta sea, una de las mayores enseñanzas que deberíamos tener en cuenta sobre las consecuencias de la guerra de aquellos años, de división entre orientales, siendo ese 14 de abril un quiebre en la historia, cuyos ecos se sienten aún hoy en día.

Desde, “estos muertos no son en vano”, declaraba el matrimonio, en su testimonio escrito recién acaecidos los hechos, a la decepción, el sentirse abandonados, con un reconocimiento final, “una muerte vacía de sentido”, que traduce el horror vivido, en esa especial reflexión, crítica y que  lapida la utopía revolucionaria.

Ese día trágico, alcanzó una cifra de 14 muertos, entre los asesinados en los atentados, algunos incluso fallaron, como otros, producto de los enfrentamientos en diferentes lugares, lo que nos muestra, los momentos trágicos que vivía la Nación, lo que como consecuencia, al otro día el parlamento impusiera el Estado de Guerra Interno.

Esto trajo aparejado, la suspensión de las garantías individuales, que los delitos relacionados con actos subversivos estuvieran bajo la jurisdicción de la justicia militar.

Lo que demuestra la gravedad de lo que estaba en juego, que momentos de caos e incertidumbre ocurrían, para que el parlamento democráticamente elegido tomara tal medida, que intervinieran las FF.AA,  haciéndose cargo de combatir a los grupos terroristas.

¿Qué razones habían para llegar a una medida tan extrema?

La policía había sido superada, por el accionar de un grupo clandestino, con unos cuantos miles de integrantes, que funcionaba en forma compartimentada, en las sombras, sin una identificación posible, con una logística, medios, entrenamiento y armas, ya tipo organización militar, lo que imponía una respuesta de otro tenor.

La sociedad no estaba acostumbrada a este grado de violencia, donde eran ejecutadas o secuestradas personas, que previamente, un grupo de iluminados determinaba su suerte.

El sistema político no encontraba solución a este tema, que superaba los mecanismos normales de salvaguarda del orden, por lo que solo quedaba recurrir, a aquellas fuerzas que cuentan con el mayor poder de fuego, entrenamiento y medios para esa lucha.

Emplear las FF.AA. Implica poner en actividad a quiénes están preparados para acciones bélicas, para aquellos que cumplir la misión asignada, siempre es una orden, máxime teniendo en cuenta, de donde emanaba ese mandato, así como lo delicado de los momentos que vivía el país.

Las FF.AA. tomaron las medidas necesarias, para rápidamente asestar golpes decisivos a los grupos terroristas, interrogatorios y detenciones posteriores, sometimiento a la justicia a los implicados, fueron desmantelando aquella organización, aunque algunos que huyeron intentaron reorganizarse en el exterior.

Todas las guerras son crueles, su saldo arroja muertos, heridos, divisiones, dolor, pero es parte de lo que acontece cuando el conflicto alguien lo desata y en este caso, las FF.AA. no lo buscaron, ni lo iniciaron o promovieron, sino que fueron como un convidado de piedra que fue llamado para solucionar un problema con el que nadie podía.

Para eso, los efectivos debieron involucrarse en una guerra no convencional, para la que no existían antecedentes ni preparación, para lidiar con un enemigo diferente, con una formación ideológica, que exigían horas de trabajo, de recolectar información, estar sometidos a amenazas, atentados, como aconteció, involucrando a familiares inclusive.

Pero parecería, que el sistema político no estaba dispuesto a entender y asumir las consecuencias de una guerra, sucia e irregular, que incluía embarrarse, sumergirse en el fango espeso que los conflictos tienen en su transcurso, donde solo los que están en la primera línea, saben hasta donde puede llegar el ser humano llevado a sus límites.

Pero aparentemente, la visión de los políticos era, arreglen este asunto ustedes que son los que saben, pero háganlo limpiamente, respetando los derechos humanos, sin tocar a nadie, sin apremios, porque nosotros no soportamos los métodos discutibles.

Muy interesante el razonamiento de la política, la cual ha permitido lo inimaginable, que los que atacaron las instituciones, mataron, robaron y secuestraron, marcaran el camino de lo que se debía hacer, escribieran la historia y lograran que el mismo estado, o sea usted, yo y todos los demás, pagáramos fortunas en indemnizaciones y pensiones.

Y no solo eso, lo peor, que aquellos servidores llamados a combatir, con los antecedentes que aquí describimos, estén presos en forma ilegal, sin juicios justos, violándose todos los principios del derecho, a merced de un fiscal caprichoso, convertido en jefe de una venganza que opera con la complicidad y el silencio de la mayoría del espectro político.

Dicho casi en forma telegráfica, los que perdieron la guerra en el terreno, lograron convertir todo en una victoria política, logrando hasta poner a uno de sus líderes en presidente.

En épocas en que están de moda las propuestas de echar mano a las FF.AA. para atender los problemas de seguridad, hay varios candidatos que juegan alegremente con esta posibilidad, olvidando que existen varias personas detenidas, ancianas, enfermas, que después de aquel 14 de Abril, fueron convocadas a combatir a los terroristas.

¿Y cómo les pagamos, como reconocimos su sacrificio?

Los pusimos presos, los ignoramos, se puso a prueba su intervención en el conflicto, con un plebiscito y un referéndum, donde dos veces, la ciudadanía votó dar vuelta la página y  ni siquiera eso se respetó y allí están, tras las rejas, en una especie de antesala condenados a muerte, donde la política vocifera “que aquí no hay presos políticos”.

Y esos políticos, ni siquiera son capaces de votar un proyecto, para que presos mayores de 65 años, cumplan su condena, ilegal, en domicilio, pero quieren usar a las FF.AA, nuevamente para que les saquen las castañas del fuego.

Recuerdo aquella frase más vigente que nunca, “ante el peligro, los hombres adoran a Dios y aclaman al Soldado, cuando el peligro ha pasado, Dios es olvidado y el Soldado despreciado”, por eso el “14 de abril de 1972, fue un quiebre en la historia”.

Daniel García

PD: A continuación la tapa de el diario El Popular, vocero oficial del Partido Comunista quien daba cuenta de los hechos de ese 14 de abril de 1972, para que nadie dude.

4 COMENTARIOS

  1. Comentario acertado y ajustado a la » verdadera» historia de lo acontecido, en aquellos tristes momentos para el país. Pudieron ser más tristes si hubieran triunfado en su objetivo los grupos que atentaron contra las instituciones y el pueblo todo, sin remordimientos.

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