SIEMPRE SERA A ULTIMO MOMENTO UN PELOTON DE SOLDADOS. Por Arquímedes Cabrera

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Hoy vapuleada, perseguida por sus propias debilidades, incapaces de llevar adelante cualquier iniciativa de fondo, tenemos a una coalición de gobierno contra la pared y encima, orejeando las elecciones.

Por eso nuestra condición de retirados militares, y por tanto miembros de La Reserva Activa de La Nación, nos impone la obligación moral de seguir cumpliendo con nuestras misiones, y en los tiempos que se avecinan más que nunca estar dispuestos a dar la batalla.

La cómoda posición de que el retirado ya ha cumplido su ciclo y debe retirarse de la escena, a pesar de que eso implique resignarse a mirar como vapulean a sus camaradas, generalmente no pasa de una mezquina actitud de egoísmo y cobardía.

 Eso no lo aprendimos en el Ejercito. En el Ejercito aprendimos a defender el Honor, porque sin Honor somos muñecos disfrazados de soldados. Aprendimos a predicar la camaradería y tenemos bien claro que jamás se debe abandonar a un camarada caído en el campo de Batalla.

Hoy tenemos bien claro que, si no acudimos a apoyar a nuestros camaradas prisioneros políticos de la inquisición del enemigo marxista, este gobierno ha dejado bien claro que no lo hará. 

Los militares en retiro, somos integrantes de la reserva y nuestra condición, más allá de las demostraciones de educación protocolares, no debemos perpetrar ¨In Eternum¨ actitudes de subordinación que, a estas alturas, ignorando la situación de injusticia y persecución de nuestros camaradas, las autoridades han demostrado interpretarlas como simples demostraciones de sumisión.

El silencio austero no solo ha alentado a que se fortaleciera la ignominia, se consolidara el falso relato y un ejército de operadores comunistas invadieran al estado, ejerciendo hoy el verdadero poder.

También ese silencio cobarde y prescindente, ha sido cómplice de quienes haciendo abuso de las limitaciones a los derechos de libre expresión que legalmente deben respetar los militares en actividad, les han utilizado como chivos expiatorios.

No debemos olvidar tampoco que desde el obelisco se les dio a los terroristas esa estatura moral de luchadores sociales y se les abrieron las puertas para sentenciar a muerte a las Fuerzas Armadas y a todos aquellos civiles que de una u otra forma colaboraron con el gobierno cívico militar. Y el silencio les abrió complacientemente el camino.

A partir de ahí, cientos de ciudadanos ilustres, civiles y militares, que enfrentaron con valor y espíritu democrático el desafío de reconstruir aquel quiebre institucional ocupando los cargos del gobierno más prósperos de nuestra historia, fueron condenados con cárcel, olvido y calumnias.

Personalidades como el Dtor. Martín Etchegoyen, miembro del Directorio del Partido Nacional durante 30 años. Presidente Constitucional del Consejo Nacional de Gobierno. Considerado el hombre más inteligente al lado de Luis Alberto de Herrera, paso a integrar la lista negra del PN.

Como contrapartida, otros como el expresidente Tabaré Vázquez y tantos más, hicieron sus carreras y obtuvieron títulos gracias a la seguridad y nivel de la enseñanza de aquella oprobiosa dictadura.

Aquí llegamos entonces al paroxismo de esta nobel democracia. Los terroristas amnistiados y aun bajo los efluvios de su mentalidad de delincuentes, comenzaron a reorganizarse nuevamente para la lucha armada a la que nunca renunciaron.

Con las finanzas de las tupabandas el MPP, fachada política de los terroristas ungió a uno de sus lideres mas veleidosos y menos confiable como presidente de la republica de los Orientales.

Mientras tanto, el famoso silencio austero, continuo haciendo carne en la cultura política del pais que ya había olvidado el susto de la guerrilla.  

Por un lado, demonizando la imagen de las FFAA, que día a día y sin pausas emprendió una retirada moral… por el otro, una dirigencia que ansiosa por tomar revancha de tantos años fuera del ruedo político reanudaba sus disputas por el poder, por los sillones mullidos, las secretarias y los pases en comisión.

Viejos hábitos que instauraron las condiciones que en junio del 1973 forzaron al presidente constitucional Juan Ma Bordaberry a disolver las cámaras.

Ya la democracia en manos del Frente Amplio, el floreciente negocio de los DDHH obtiene ahora financiación del odiado capitalismo y la propia Fundación de George Soros, y del PIT CNT por supuesto.

Explotando los sentimientos de los familiares de la veintena de desaparecidos en la guerra, surgieron todo tipo de colectivos y cientos de rostros de personas que nunca se sabrá adonde desaparecieron, si es que así terminaron sus días.

Así, convirtieron la búsqueda de los desaparecidos, que en un principio había comenzado en forma discreta y promisoria durante el gobierno de Jorge Batlle, en un gran circo.

Hasta el ¨pato celeste¨ pareció haber revelado cementerios clandestinos en Aigua ante el asombro de los vecinos; o el propio Cesar Vega, revelador de cómo reducir las FFAA corriendo carreras, anuncio nuevos indicios que naturalmente luego de atraer la atención de la prensa se desvanecieron.

También surgen denuncias que sistemáticamente parecen haber sido ignoradas, como las que hizo públicas en 2019 el periodista Orlando Petinatti, o las de un albañil que vio huesos humanos en una excavación en la ciudad vieja, declarando finalmente el INDDHH que los restos pertenecían a un perro.

Ni siquiera los restos atribuidos a personas supuestamente desaparecidas coinciden con testimonios de protagonistas de la época y tampoco existen certezas de algunos resultados de los estudios de ADN que nunca se terminan de dar a luz. Ejemplo María Macarena Gelman.

Todos esto empalidece los hallazgos que de tanto en tanto se anuncian como el de esta semana. Empalidecen el significado y el contenido. El significado porque de ser todo transparente una familia podrá hacer el luto y enterrar a su familiar y tendrá un lugar para recordarlo.

Y el contenido porque sería un paso que nos acercaría a la tan ansiada reconciliación nacional. Porque no creo que haya un solo Oriental que no desee que los restos de las victimas oficialmente desaparecidas en Uruguay no aparezcan. Y los militares somos los primeros interesados en colaborar con una búsqueda honesta y despojada de influencias ideológicas.

Por eso, reclamar la libertad irrestricta a nuestros prisioneros políticos; la eliminación de la inconstitucional fiscalía de Lesa Humanidad; la Integración de un órgano de derechos humanos integrada con personalidades notables y de reconocida imparcialidad ideológica como la comisión por la verdad creada por el presidente Batlle; hacer públicos los archivos de inteligencia de la época secuestrados por la izquierda y terminar de una buena vez de aprobar la ley para el reconocimiento a las víctimas del terrorismo, deben ser las consignas que todos los miembros de la reserva, sin importar fuerza arma o jerarquía debemos reclamar fuerte y claro por todos los medios.

Este gobierno ya ha demostrado que no lo hará.

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