Tanto pegar en la mano tendida… Por Pluma Blanca

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Son tantas las mentiras del frente, tantas las malas intenciones, tanto pegar en la mano tendida, que uno, a esta altura de los acontecimientos, tiende a resentir cualquier cosa que provenga de esa fuerza política. Al decir de aquel famoso grupo de Luthieres argentinos sobre Basili y Marixendra: ¨Ya no me queda ninguna duda¨.

Si es una colecta para un merendero, uno piensa quién se quedará con la plata algún encargado avivado y se verá a los niños pasando hambre como siempre. Si es un llamado a asamblea, uno ya ve venir el paro, la pérdida del negocio de exportación, de los puestos de trabajo y ve el seguro de paro que le aliviará por un corto tiempo antes de aterrizar en el infierno del cese laboral. Los sindicalistas ni se enteran claro, están en otro plano que por cierto no es laboral. Sí es un nuevo impuesto o la defensa del impuestazo de Astori vía IRPF y IAASS, uno piensa que esperan volver a ganar y necesitarán esos recursos para volver a refundirnos de la mano de su populismo irresponsable de pleno corte socialista, madurista, confiscatorio y profundamente desalentador e injusto. Hace siete años que padecemos los efectos de aquel ajuste y clamamos por un afloje. Esto lo escribo el primero de marzo a las 4 de la tarde. Unos días antes del anuncio del presidente Lacalle Pou. Quiero evitar el entusiasmo o la desazón que esos anuncios me provocarán. Porque la guerra electoral se avecina y será cruel y así la veo más clara.

Es que la tozudez, la tergiversación, la soberbia, son tres señoras que coronan la cabeza de don Fernando Pereira y su Frente Amplio. Esa es la nueva tónica del discurso frenteamplista. Justo ayer lo escuché proferir ufano, ¨Con una denuncia de Fossati no nos van a callar¨,  refiriéndose a la denuncia por difamación que radicó la fiscal, en el ámbito penal. La jurista es la actuante en el caso de los pasaportes rusos que ya involucra a nuevos y sorprendentes actores y se alarga en el tiempo a 2013. Para Pereira, parece que difamar es un derecho de representante popular empoderado.

Y es que el hecho parece se adentra en el gobierno del expresidente Mujica, cuando aquel creo una secretaría privada, no se sabe con que fondos, para coordinar el tramite de solicitudes de pasaportes de ciudadanos rusos. Hay mucha tela para cortar. Empoderado Pereira, pero no se sabe bien por quién. Parece que aprendió de Sun-Tzu, que la mejor defensa es un ataque.

Ante tanto desvarío llama la atención la poca acción correctiva que se lleva a cabo desde el gobierno. ANTEL ARENA sigue impune, o me perdí de algo, pregunto. El gobierno ha hecho cosas buenas y muy buenas, como el manejo de la pandemia de la mano de un impecable ministro de Salud Pública, que se mostró muy ministro y al parecer poco interesado en la política. Otros temas también han sido y son muy exitosos, como el aumento del empleo y el manejo de la inflación y las cuentas públicas. Sí hay algo que a Luis Lacalle Pou le parece gustar, es la buena administración y el ahorro de los dineros de todos.  Pero es tanto lo que han manoseado la realidad los políticos del frente amplio y otros que los ayudan, que uno se pregunta la razón de la inacción. En este tema de los pasaportes falsos, en cuanto al robo y la corrupción, y a la acción de la justicia. ¿Es que el ser liberal y republicano implica renunciar a la defensa del orden jurídico y los valores que han hecho grande a la ilustración?

Ha venido a mi mente una idea recurrente que podría explicar lo que nos pasa a las puertas de un nuevo año electoral. Hagamos un repaso de lo vivido en nuestra nueva Tercera República desde 1985: Luego del plebiscito de 1980, los partidos transitaron por un proceso que llevó a las elecciones de 1984. El gobierno de facto instaló la COMASPO, comisión de asuntos políticos, como una mesa de diálogo para encaminar el retorno a la democracia. Todos los partidos estuvieron convocados a dialogar, pero en la mente de la gente se ha instalado la idea de que fue solo el partido colorado quién pactó con las Fuerzas Armadas. No fue así, hay demasiada evidencia.

En el año 1983 se transitaba ese proceso y ocurre un hito que une a los que se opusieron al plebiscito. Aquel 57 %   por ciento del NO, toma atribuciones de cien por ciento en la voz de Alberto Candeau y la pluma de insignes juristas blancos y colorados, proclamando aquella voz en el Obelisco, entre otras muchas cosas,  que las prisiones de los terroristas que atentaron contra la sociedad, matando y robando,  fueron injustas y que los presos lo son en virtud de sus ideas y declaraba Candeau,  que ¨deben ser liberados¨, por ser dignos ciudadanos injustamente detenidos. Eso escucharon las musas del obelisco frente a un pueblo esperanzado y respetuoso. Ese día matamos la república por cobardía. Parecía que recuperaríamos la tacita de plata de América Latina. Ese día se decretó y selló con el sello de la emotividad, que los tupas estuvieron bien en robar y matar, pero en cambio los militares estuvieron mal en repeler la agresión terrorista y salvarnos a todos de ser una segunda Cuba. Ese día el Partido Nacional, defensor de las leyes, se erigió en ejecutor de la justicia en su más amplia acepción y al hacerlo se plegó a los terroristas, con lo cual y seguramente sin advertirlo, se transformó en avalador del Frente Amplio, pavimentando el camino hacia la debacle del 2005 y el recordado ¨Festejen uruguayos¨, con el que Tabaré Vázquez nos arengó aquel día de marzo hace casi veinte años. Tal vez allí el Partido Nacional grabó en la mente de sus jóvenes líderes que su compromiso era con el Frente Amplio y no con la república. Aquellos vientos trajeron estas tempestades.

Esta idea no había surgido hasta ahora en mi mente. Por cierto, no pensaba así cuando voté en las elecciones de 2019. Voté creyendo en una coalición republicana. Siempre consideré al partido nacional una estructura política de centro derecha que defiende los intereses de medianos productores y empresarios y se preocupa del orden legal establecido y del estado de derecho. Pero ahora los hechos muestran otra cosa. Se ve un partido nacional que defiende inequívocamente los postulados de la agenda 2030, que se manifiesta pro-agenda de género. El Poder Ejecutivo avala la permanencia de Gómez como fiscal general y no designa un nuevo fiscal que refleje las ideas de su gobierno, respecto a la justicia, que esa es su función. Para que cambiarlo, si después de todo andamos pegando en el palo con las ideas de justicia, al parecer. Vemos un Partido Nacional que apoya la actuación de la fiscalía de derechos humanos y permite que muchos octogenarios militares mueran presos, cuando debieran ser honrados como salvadores de la patria en peligro. El proceso judicial es carente en materia de formación de la prueba y el fiscal Perciballe lo reconoce sin tapujos. El se basa en indicios. Los hechos que se juzgan ocurrieron bajo gobiernos democráticos, salvo que nos afiliemos a la tesis frentista que la dictadura comenzó en 1968 y matemos, una vez más, al alicaído partido colorado, pese a varios libros escritos por muy buenas plumas periodísticas que indican lo contrario.

Lo que sucede y provoca esta tibieza institucional, es sin duda un fenómeno multi causal, como muchos asuntos de la órbita política. Hasta donde puedo entender, los militares presos son un daño colateral que se considera menor y no demasiado injusto. Esto a juzgar por lo que ha declarado el ministro de defensa nacional, área ésta que sufrirá las consecuencias directas del olvido de los servidores públicos. Esta administración tiene el récord de militares presos sin condena. Esos que debido a que están sujetos a jerarquía y a sus convicciones patrióticas de entonces, han arruinado sus vidas y la de sus descendientes, cinco décadas después de los hechos que llevaron a Juan María Bordaberry a pedir las medidas prontas de seguridad y posteriormente, a aprobar en el parlamento, el 10 de Julio de 1972,  la Ley de Seguridad del Estado, ley 14068.

Por otro lado, la agenda de género y la agenda 2030, vienen con el pan abajo del brazo, ese que traen Soros y las ONG subsidiarias de él y de la ONU y el Partido Nacional, lejos de oponerse, ha pasado a competir por esos recursos con el Frente Amplio. Se entiende la necesidad de recursos, sobre todo por el cerco impuesto por Alberto Fernández y Lula Da Silva a nuestra apertura al mundo, tan anunciada por Lacalle. Cerco tácito y declarado recientemente y que nos ha condenado a quedarnos encerrados en el MERCOSUR. Supimos ser un coto de caza de la corona inglesa y nos liberamos del yugo lusitano, para caer el del Foro de San Pablo y el Foro de Davos. Triste epílogo para la tierra de Artigas que no aceptó venderse a la necesidad y prefirió la ignominia y la pobreza honrada. El entreguismo frentista no lo hubiera imaginado Seregni, creo.

El presidente conserva el 49 % de aprobación y tiene que cuidarlos muy bien. Todo voto vale cuando las diferencias son demasiado exiguas. El partido nacional debe cuidar así,  los intereses que lo sostienen y que son una intrincada red dentro de la cual se cuenta, sin duda, la industria forestal y el mundo agropecuario. La clase media, por otra parte, que la cuide otro. Seguiremos pagando impuestos que son en realidad un robo, y en el caso del IASS, inconstitucionales.

El único partido que actuó con coherencia a través de todo el proceso desde los sesenta, el Partido Colorado, es el gran perdedor, al punto de casi desaparecer, conservando un exiguo 5 % del electorado y desdibujándose tanto, que ya no se sabe que es, ni que principios defiende. La izquierda ha dejado un amplio espacio vacío, el de la izquierda moderada, pero el partido estaba ubicado al centro derecha, de la mano de Bordaberry. Tuvo que volver Sanguinetti a armar la coalición y arrimar votos que fueron decisivos, por la aparición de Talvi, que luego de dos o tres acciones espectaculares, de las que cito solo el corredor sanitario y el buque australiano al principio de la pandemia, huyó espantado de la política, al igual que Bordaberry.  ¿Vaya uno a saber por qué? Las presiones deben haber sido insoportables, no todos los días abandonan la arena dos presidenciables del mismo partido. Hago notar este diagnóstico breve porque las cosas son complejas y es humano querer comprender. Abierto estoy a mejores explicaciones, eso sí, racionales y fundadas en hechos.

Lo cierto es que casi nadie levanta la verdadera bandera de la justicia y de los valores republicanos. Unos por no comulgar con ellos, otros por cálculos políticos, otros porque han quedado des norteados y sin rumbo. Lo cierto es que nadie se anima a defender a los militares presos, salvo Cabildo Abierto, ni a poner presos a los fiscales corruptos, a enderezar el sistema judicial, a liberar del clearing a la empobrecida clase media luego de doce años del impuestazo de Astori, que permitió pagar ANCAP, PLUNA y las muchas locuras y desmanes de Mujica, desde gas Sayago a la Central de ciclo combinado y la regasificadora, sin olvidar el tren de los pueblos libres, ni el juicio de Aratirí, que parece que será de miles de millones de pérdida para todos nosotros.

Hay un grupo de uruguayos que están despertando sus conciencias republicanas y comienzan a recorrer el camino de construir el país de la justicia y la buena educación, de defender la vida y las buenas costumbres. Esperemos que ese grupo crezca y que los des norteados encuentren su rumbo cierto, y ocupen el lugar que la historia les demanda, para bien de todos de cara al 2024. Se necesita mucho coraje y dejar atrás la comodidad pos pandémica. La guerra ha comenzado y será cruel e injusta, como todas las guerras. Pero el futuro nos demanda actuar hoy. Los cubanos perdieron su libertad en 1961 y los venezolanos en 1991, más de treinta y sesenta años, respectivamente. Los tiranos bien sentados, cada día parecen más inmunes a todo y todos!!!

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