Por Alfredo Oliú
Sobre fines del año pasado el gobierno uruguayo comunicaba a la ciudadanía que se iniciaba el estudio de pre factibilidad para un tratado de libre comercio con China. Un anhelo que ya venía de gobiernos anteriores y empezaba de esa forma a materializarse. Hace pocos días se culminó dicha etapa y comienzan las negociaciones para alcanzar un acuerdo. Hasta aquí Uruguay se ha manejado por fuera del MERCOSUR. Este tipo de tratados tienen una negociación compleja y prolongada. Son de un contenido fundamentalmente técnico económico y requieren por supuesto, en caso de llegar a la instancia final, la aprobación del Parlamento. Todo hace pensar que este es un tema que llevará años. Porque es lo que normalmente pasa.
¿Qué tan riesgoso es para nuestro país un tratado de estas características con un gigante como China? Uruguay en este momento tiene un alto nivel de intercambio comercial con China sin que exista un tratado de estas características. De llegar a un acuerdo de libre comercio es de suponer que habrá una baja sustancial de aranceles (recargos) en las exportaciones e importaciones con dicho país. Accedemos de esa forma a un mercado de cientos de millones de personas. Por supuesto que la recíproca es que ellos acceden a nuestro mercado y allí es donde pueden surgir las dudas. Todo dependerá de las negociaciones en definitiva pero la posibilidad es por demás tentadora.
Con ese panorama se lleva a cabo en esta semana en Asunción del Paraguay la cumbre del MERCOSUR. Allí concurren las principales autoridades de los países miembros. En lo previo se esperaba un clima tenso debido a las negociaciones que Uruguay lleva a cabo con China. La verdad es que hubo de todo: momentos tensos, alguna alegría y también por supuesto una postura firme de Uruguay que no firmó la declaración final. Si en la política uno tiene que aprender a leer entre líneas, en la diplomacia hay que aprender a leer en el aire que se respira. Por ejemplo: de los miembros plenos quien de alguna manera no iba a ponerse ríspido con Uruguay era Brasil y si bien así ocurrió, el Presidente de Brasil no concurrió por estar en pleno proceso electoral. ¿Quedamos entonces desguarnecidos? No, porque documentos acordados anteriormente con el apoyo de Brasil dejan un margen para que Uruguay pueda seguir negociando. Yo pienso que por todo esto es que el Presidente Lacalle, al momento de hacer uso de la palabra expresa “Yo quiero suscribir las palabras del canciller brasileño de ayer, firmo abajo de lo que expresaba sobre modernización y flexibilización. Es ahí donde Uruguay está haciendo hincapié, es la necesidad que nosotros tenemos”. Las palabras claves que hábilmente encontró la diplomacia brasileña es “modernización y flexibilización”, palabras que no aparecieron en la declaración final y por eso Uruguay no la firmó.
De cualquier manera la situación quedó planteada de manera tal que Uruguay sigue adelante, que llegado el momento informa al resto de los miembros del MERCOSUR, que Argentina (principal opositor) se compromete a analizar la posibilidad. Paraguay sigue alineada con Argentina y la oferta de utilizar el puerto de Montevideo como salida al mar no fue suficiente para tentarla a cambiar de opinión. Al menos por el momento. Las buenas noticias sin duda las encabezan el tratado comercial que suscribe el bloque con Singapur y que puede implicar exportaciones (para todo el bloque) por valor de quinientos millones de dólares.
Entonces lo del título: difícil pero no imposible el conseguir un tratado de libre comercio con China.