El Poder Judicial, como bien sabemos, es uno de los Tres Poderes del Estado, y por lo tanto Independiente para garantizar su libre desempeño, sin ataduras ni perfilismos.
Pero cuando se empieza a dudar de su igualdad y ecuanimidad se genera en el colectivo social una especie de desconfianza.
A la postre esta integrado por seres humanos. Con sus virtudes y defectos, con su inteligencia y sus desinteligencias, con sus aciertos y sus errores. Y también con su ideología.
¿Qué significa esa balanza?
Esa balanza esta formada por dos platillos. Si ponemos algo en uno de ellos, “debemos” poner algo de otra especie del “mismo” peso, para mantenerla equilibrada.
Eso es Justicia. Eso es Igualdad. Eso es Equidad.
Para decirlo de otra manera, si en un platillo ponemos “un delito”, en el otro platillo ponemos parte de la Constitución, de algunas Leyes y Códigos para equilibrar “su juicio” y determinar la pena necesaria y equilibrada para corregir ese delito.
Se supone, y lo reitero, se supone, que a igualdad de “delito”, igualdad de sentencia, como es de suponer haciendo honor a la igualdad y equidad, sin mirar condición alguna.
Pero si ponemos nuestra ideología, estado de ánimo y sentimientos, como pueden ser la venganza, el odio y la perversidad, el platillo se desbalancea, y ahí es cuando nacen las dudas.
También se generan dudas cuando hay otros condimentos, como las diferencias sociales, económicas o de amiguismo.
Es difícil, claro que lo es, pero cuando pensamos en el Poder Judicial, nos viene a la mente en forma espontánea “una balanza”.
La Justicia debe ser una sola para TODOS, sino, no es Justicia, es otra cosa.