¡El tiempo vuela!

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Por Francisco Berchesi

En pleno 2021, hay actores políticos y sociales que parecen estar transitando el 2024 a toda marcha.

En algunos casos es novedad, en otros es más de lo mismo y, quienes no toman parte por actuar correctamente, son tomados por dormidos.

El panorama político local no deja de sorprender. Es que, mirando el escenario que tenemos delante, a veces cuesta creer lo que se lee o escucha.

Un Partido joven pero que ya no es novedoso, como Cabildo Abierto, ha perdido el rumbo adrede. Parece haber soltado el timón al entrar a las turbulentas aguas del populismo, habiendo firmado el acuerdo pre-electoral que todos conocemos pero jugando en dos frentes, intentando complacer a todos.

Por un lado, mostrándose como socio de la Coalición que gobierna, asistiendo a las reuniones en calidad de tal, siendo parte del Gobierno que está tomando las decisiones a diario y, por momentos, parece tirar el testimonio a las gradas y correr por su andarivel solo.

Por ejemplo, votándole leyes a la desalmada oposición frentista o criticando la inevitable e impostergable suba de precios al combustible, repito, del Gobierno del cual… ¡son parte!

La máquina del tiempo parece estar jugándoles una mala pasada, ya que aún estamos en 2021 y, lo que hay que hacer, es por lo menos gobernar seriamente. Para eso fueron electos.

Por otro lado, quien también es parte del Gobierno, el Partido Nacional, parece estar tomando rumbos que hacen peligrar su estabilidad interna a futuro. Con la reciente designación de Heber al frente del Ministerio del Interior y de Lema en el MIDES, se concentró más de lo que ya estaba el poder en el sector del Presidente electo.

Como todo cambio en la balanza de poder, ha traído recelos y enojos en la interna, lo que parece ser buena noticia para un sector pero nada cercano a esto para el futuro partidario, más allá de lo lamentable del motivo.

El Partido Colorado, en cambio, es el mejor de la clase. No patalea en medios de prensa reclamando 30 segundos de fama, ni traiciona a sus socios con tal de desmarcarse de cara a un hecho para el cual faltan 3 años y medio, ni utiliza todo el aparato estatal para volcarse de golpe y sin tapujos a cuanto barrio exista. El Partido Colorado, fiel a su tradición, muestra una vez más ser el Partido de Gobierno, como bien lo dijo Wilson Ferreira.

Serio y firme en su accionar, con una interna pujante y su juventud en pleno crecimiento, exigiendo rendimiento a sus conductores, con respeto y sin demagogia. Por parte de su Secretario General, de los legisladores e integrantes del Poder Ejecutivo, siempre se tienden puentes. Una voz con gran arraigo y fundamento, en tiempos de fugacidad y populismo. La tan y mal denostada “tradición”, que es norte de un Partido al cual no le tiembla la voz para defender a quienes más lo necesitan o para recriminarle a los neo-sindicatos su vergonzoso accionar. Un tono de voz constitucional.

Y por una alusión, tenemos a la oposición. La más previsible de todas.

Una imagen que resume su accionar es ver a su candidato presidencial golpearse el pecho en el escenario al enterarse de su derrota y no aceptarla, para luego verlo declarar hace algunos días que el Presidente debería ser más humilde y no golpearse el pecho como tarzán ante la situación actual. O la Intendente de Montevideo, respondiendo por el triplicado costo de su Antel Arena con las lamentables muertes por una pandemia mundial.

Pero lo más impactante es eso último. Jamás dudé que el Frente Amplio, tarde o temprano, iba a hacer política con las desgracias universales y más íntimas de todas, las familiares en todo el mundo. Lo de Trostchansky resume mi penosa proyección y la hace actual, “tenemos que hacer responsable al Gobierno de las muertes… y poner a Uruguay en los ámbitos internacionales de condena a lo que este Gobierno está haciendo.

Sin tapujos, ven algo así como asesinatos indirectos perpetrados por políticos del oficialismo, a quienes no les importa un bledo la supervivencia de sus compatriotas. Realmente ya no impresiona ni ofende, simplemente da más motivos para seguir adelante. Son todo lo que no quiero que mis hijos vean ni padezcan.

Aristóteles definió la política como el arte de hacer el bien. De principio a fin, estas líneas dejan ver quienes se esfuerzan por hacerlo para todos o para unos pocos.

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