Por Dr. Fernando Caride Bianchi
“Nos oponemos, visceral, racional e irreductiblemente a que se discrimine negativamente a la mujer. Pero también a que se imponga una discriminación positiva, mediante el otorgamiento de privilegios a algunos a costillas de los derechos de otros”
En los últimos días ha sorprendido a la opinión pública la decisión del gobierno argentino, de incluir en el DNI (documento nacional de identidad) la expresión “no binario” en el apartado de la determinación del sexo de las personas.
Esta acción del gobierno de Fernández-Fernández, tiene su base en la negación de la existencia de los sexos determinados por la biología, o sea por el orden natural de las cosas, en virtud de la auto percepción que tenga cada individuo de sí mismo. Concepto propio de la Ideología de Género, el sexo no es algo biológico, sino una construcción social.
Por su parte, el Feminismo Radical ha encontrado en la ideología de género una plataforma de lucha. Y detrás de estas posturas, se encuentra el marxismo cultural hegemónico, a través del cual de lo que se trata es de un permanente conflicto social. Hoy ya no es entre “clases sociales”. Ahora se trata del enfrentamiento social a través de la segmentación en distintas minorías sociales, generando permanentes enfrentamientos: hombres-mujeres; negros-blancos; heterosexuales-homosexuales; originarios-inmigrantes, etc. etc.
El Feminismo Radical hoy levanta la bandera de lo que llaman “Democracia Paritaria”. En el periódico feminista Mujeres en Red define a la democracia paritaria como “la forma de organización social y política en la que existe igualdad de número y derechos de los distintos colectivos que componen la sociedad y que deben formar parte de los órganos decisorios y de gobierno”. En buen romance es imponerle a la sociedad una forma de organización que implica una limitación a la libertad tanto de los electores como de los elegibles a través de la imposición de votar e integrar listas electorales que se compongan de igual número entre hombres y mujeres.
En la actualidad en el Uruguay, las mujeres no tienen ningún tipo de limitación, tanto desde el ponto de vista político como el electoral. Además como si fuera poco, existen Elecciones Internas obligatorias en los Partidos políticos a los efectos de la elección de sus autoridades lo que garantiza de que cualquier persona pueda ocupar los más altos cargos, con el solo requisito de obtener el voto de la ciudadanía.
Si hay algo que caracteriza a la Democracia Republicana es el respeto más amplio a la Libertad. Cercenar libertades en aras de solucionar una pretendida discriminación, que no solamente no es institucional sino que está expresamente prohibida por nuestro Ordenamiento Jurídico, con otra discriminación, no es más Democracia, como se pretende, sino institucionalizar la injusticia de un privilegio en función exclusivamente del sexo.
¿Acaso los colectivos que hoy bregan por la paridad en la actividad política, argumentando la poca cantidad de mujeres ejerciendo esa actividad, estarían de acuerdo en que colectivos masculinos pretendieran imponer la paridad en actividades donde los hombres están en franca minoría como por ejemplo cupos universitarios? ¿estarían conformes en que se estableciera la paridad en la docencia? ¿que se estableciera también la paridad en la función pública? ¿en la judicatura en el Poder Judicial? ¿que dirían de establecer la paridad en los trabajos relacionados con la salud, médicos, nurses, nutricionistas, enfermeras, etc?
Quienes impulsan la paridad política, ¿estarían de acuerdo en aplicarla también en tareas de alto riesgo donde la mayoría de ellas en la actualidad son desempeñadas por hombres, como por ejemplo reparación de antenas, pintores de puentes, operadores de barométricas, etc. etc.? Estos ejemplos son incluidos a los solos efectos de demostrar lo absurdo que resulta imponer regulaciones a un mercado que se auto regula sin ninguna prohibición ni limitación.
Quienes impulsan la paridad política denominándola Democracia Paritaria, han omitido, ex profeso un término en la nomenclatura y es el de “Impuesta”. En realidad la deberían llamar “Democracia Paritaria Impuesta”, La razón es sencilla, el concepto de democracia con el de imposición evidencia a todas luces un cercenamiento de libertades.
Nuestra Constitución establece claramente que todos somos iguales ante la ley, sin más distinción de la derivada de nuestros talentos y virtudes. Una cosa es luchar porque se cumpla con dicho precepto constitucional, que la mujer no sea discriminada negativamente por su condición de tal, discriminación a la que, como republicanos liberales, nos oponemos, visceral, racional e irreductiblemente. Pero otra muy distinta es aceptar alegremente, que se violente dicho cuerpo normativo mediante el otorgamiento de privilegios a algunos a costillas de los derechos de otros.
Vivimos en una sociedad democrática donde la tolerancia respecto de quien piensa distinto no significa convalidar su pensamiento. Se podrá tolerar que haya gente que piense que “lo político está por encima de la jurídico”, pero un republicano jamás estará de acuerdo con esa afirmación.
El hecho de que en nuestro país exista libertad de expresión, de ninguna forma significa que todos tienen razón. Simplemente significa que nadie puede ser perseguido o encarcelado por su forma de pensar. En consecuencia la tolerancia que se deriva de esa libertad de expresión no significa tranzar en materia de principios y valores que hacen a la esencia de la Democracia.
En fin ¿por qué somos republicanos y liberales? porque, entre otras cosas, no pensamos que el Fin justifica los Medios.
Por lo dicho anteriormente, la adopción de estas posturas del feminismo radical en particular, como las derivadas de la Ideología de Género en general, no se corresponden con los principios y valores de Libertad republicana plasmados en nuestro Ordenamiento Jurídico.
Excelente!