Escribe: Hilario Castro Trezza
El Dr Julio María Sanguinetti, a sus ochenta y seis años de edad, nos sigue brindando agradables sorpresas, acaba de publicar su décimo quinto libro, titulado: “La fuerza de las ideas-La impronta del Estado Batllista en la identidad nacional” (Taurus-junio de 2022).Quien fuese dos veces Presidente de la República (1985-1990 y 1995-2000); Diputado (1963-1973); Ministro de Industria y Comercio (15/9/1969-2/4/1971); Ministro de Educación y Cultura (1/3/1972-27/10/1972) y Senador (2005-2010 y 15/2/2020 a 20/10/2020), en la coincidencia o en la discrepancia, es uno de los grandes faros de la cultura nacional desde el periodismo, el ensayo y el fomento de las artes plásticas.
En lo personal mi admiración y afecto hacia él, que se forjó en los años de la larga lucha por el restablecimiento de la democracia, no me impiden manifestar que disiento historiográficamente con muchos de sus enfoques sobre hechos acaecidos en nuestro suelo y en especial sobre la génesis de nuestra independencia.
A su vez su liberalismo de fuerte acento francés, difiere del mío influido por una impronta austríaca, similar a la que encarnaba el Dr Jorge Batlle. No obstante lo anotado, hay un ancho terreno en común que nos hermana en la defensa de la libertad individual, la solidaridad social y la democracia liberal. “La fuerza de las ideas” es un magnífico libro, para concordar o discrepar sobre los más relevantes temas, abordados desde la óptica de la historia del Partido Colorado, que gobernó el país durante dos tercios de su existencia como Estado independiente. Así en cada uno de los capítulos desfilan los aportes colorado batllistas, en las ideas de: República; ética de la responsabilidad; libertad de expresión; civilización; reforma; feminismo; educación; solidaridad; desarrollo; laicidad e internacionalismo.
Es incuestionable que el pensamiento y la acción de José Batlle y Ordóñez (1856-1929), signó para siempre la identidad nacional. Su liberalismo progresista enfrentado al liberalismo conservador, determinó el rumbo de la República hasta nuestros días. Ello fue posible porqué contó con la arraigada tradición liberal y radical que anidaba en el coloradismo desde los tiempos de su forjador Fructuoso Rivera y del gobierno de la Defensa durante la Guerra Grande.
La extraordinaria obra en el campo de la educación pública; en la reivindicación de los derechos de la mujer; la solidaridad social en el trabajo, la vejez y la salud; la legislación humanista; la laicidad del Estado; las empresas públicas y la política exterior internacionalista, son transformaciones, que sin perjuicio de la revisiones que han sufrido y sufrirán, no van a ser revertidas, dado que forman parte del ADN uruguayo, al grado que el Frente Amplio las ha incorporado a su acervo ideológico. Sanguinetti en la obra glosada cita, en la página 65, la esclarecida reflexión del sociólogo y jurista Dr Carlos María Prando (1885-1950), expresada en los debates de la Convención Constituyente de 1917 con relación al Partido Colorado : “siente un espíritu oculto, un instinto dominador, que lo impulsa con fuerza en una tendencia liberal progresista, llevándolo a desear las transformaciones en el fino sentido que deben tener las reformas, que no consisten en destruir revolucionando sino en crear evolucionando”.
El abandono del Colegiado; la habilitación de la Universidad Católica del Uruguay y de otras Universidades confesionales o laicas; el mantenimiento de la Cruz Papal; la superación de la política de sustitución de importaciones y el dirigismo asfixiante; la desmonopolización del puerto, de los seguros, de la telefonía celular y las zonas francas privadas, son ejemplos tangibles de que el Partido Colorado ha tenido el coraje político de cambiar manteniendo las esencias. No le puedo exigirle al autor que en un libro que relata hechos, mucho de los cuales él fue el principal protagonista, y que tiene por objetivo reivindicar la obra del Partido Colorado, destaque simultáneamente los valiosos aportes del Partido Nacional a la República. Pero yo que tampoco soy nacionalista, pero que pertenezco a una generación distinta a la del ex Presidente, en honor a la verdad histórica, no cuestiono que el Partido Nacional y en especial el Dr Luis Alberto de Herrera sustentaron una postura liberal conservadora, no obstante Herrera como Diputado votó entre otras cosas la ley de divorcio vincular, la abolición de la pena de muerte, la supresión del subsidio al Seminario Católico, en todos los casos en disidencia con otros correligionarios. A su vez junto con el Dr Carlos Roxlo proyectó una avanzada legislación obrera. Por su parte el Partido Nacional, con la activa participación del Dr Luis Alberto de Herrera en la Convención Constituyente de 1917, fue decisivo a la hora de acordar con el Partido Colorado la consagración del voto secreto, de la representación proporcional y de la tolerante fórmula de separación de la Iglesia y el Estado.
No obstante lo anotado, es de justicia reconocer que el libro está impregnado de un espíritu de concordia para con el nacionalismo, acorde a las circunstancias políticas actuales que vive el país. Una obra de lectura recomendable, para conocer más a fondo a una de las dos colectividades históricas que forjaron la República, y que le inyectó al país desde el Poderuna identidad singular en el concierto iberoamericano.