En estos tiempos se ha oído mucho hablar del “discurso del odio”. Y alguna vez se ha hecho referencia a alguna definición como la que asumió el Comité Europeo de Ministros que expresa: “Por el término “discurso de odio” se entenderá que abarca todas las formas de expresión que propaguen, inciten, promuevan o justifiquen el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo u otras formas de odio basadas en la intolerancia, incluida la intolerancia expresada por agresivo nacionalismo y el etnocentrismo, la discriminación y la hostilidad contra las minorías, los inmigrantes y las personas de origen inmigrante.” Yo no digo que no sea acertada esta definición, pero sí creo que en los tiempos que corren se muestra al menos como insuficiente porque sí es todo lo que dice, pero el “discurso del odio” acepta muchas modalidades más en la actualidad. Pero para evitar ingresar en largas discusiones jurídicas que pueden llegar a ser inconducentes muchas veces, me he de referir al “desprecio por los demás”. Sea esto por acción u omisión. Porque a veces me da la sensación que si no calza justo en la definición ah, entonces no es odio. Y lamentablemente veo con mucha pena como se alimenta el odio en nuestra sociedad.
Miramos Argentina y decimos “qué locura” “a lo que han llegado” o expresiones semejantes que dejan entrever que nosotros no. Yo creo efectivamente que Uruguay es distinto a Argentina entre otras cosas porque tenemos una largo historial democrático y porque tenemos un sistema de Partidos Políticos que dan sustento y vigor a esa historia democrática. Pero cuidado, dejemos a los argentinos con sus problemas por un momento y vamos a concentrarnos un poco en los nuestros. Porque ya hemos cometido el histórico error de pensar que en nuestro país jamás habría un golpe de estado y todavía seguimos pagando las consecuencias de ello.
En nuestro panorama político surgen cada vez con más nitidez expresiones de odio, de desprecio hacia lo que digan y hagan los demás. Abordar este tema implica necesariamente como dijo el Presidente de la República “mirarse al espejo”. Creo también que fue muy importante la iniciativa del Presidente del Frente Amplio Fernando Pereira al llamar a “bajar la pelota”. Yo creo firmemente en la sinceridad de ambos. Es más, si bien le hablan a todos los uruguayos claramente le están hablando a sus compañeros de Partido.
El odio no implica solamente una expresión en estos casos, conlleva un actuar o una invitación a actuar concreta. Hubo en estos últimos días varios episodios que francamente deben ser un llamado de atención. Esta semana y en ocasión del análisis del Proyecto de Rendición de Cuentas, comparece el Sr. Decano de la Universidad de la República Rodrigo Arim al Parlamento. Más concretamente al “Edificio de las Comisiones”. Allí en las afueras congregados estaban un grupo de personas aparentemente integrantes de ADUR (Asociación de Docentes de la Universidad de la República) y de la FEUU (Federación de Estudiantes Universitarios) coreando consignas más o menos ofensivas contra el Gobierno. No tengo motivos para dudar que sean docentes y estudiantes de la Universidad de la República los que allí estaban concentrados coreando consignas. Creo sí que hasta allí gozaban de la libertad de expresión. Pero acto seguido, bloquearon físicamente el ingreso al “Edificio de las Comisiones”. Docentes y Estudiantes bloquearon a nuestro Parlamento. Así debió darse la noticia. Esto es grave. Nuestro parlamento nos representa a todos, absolutamente a todos. El que lo entiende bien y el que no lo entiende es bueno que vaya haciendo un esfuerzo por comprenderlo. Vivimos en una democracia que debemos cuidar y este tipo de episodios no se pueden dar. Imagino que los dirigentes, todos los dirigentes habrán sacado sus conclusiones. Al menos eso espero yo.