LA GUERRA POR EL AGUA. Por Tilio Coronel Grillo

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Según “Le Monde Diplomatique” en su Atlas III, el cambio climático afectó el ciclo hidrológico global, situación sin retorno que sin dudas empeorará, tomando en cuenta la carencia de una efectiva gestión del agua.

   Esa situación ya se nota en Uruguay, donde, por ser provincianos, nos parece   que los problemas globales se producen del otro lado del océano. Y pasó lo que tenía que pasar. Ser tan conservadores nos lleva a no prever problemas de futuro. Peleados todo el tiempo con la Prospectiva, no planteamos escenarios posibles en ningún asunto y por ende, no establecemos políticas de estado para transitar los caminos de los nuevos paradigmas.

   Según los expertos el recalentamiento climático afectó el llamado “ciclo hidrológico” y modificó la disponibilidad de las aguas superficiales, la humedad de los suelos y la alimentación de las capas de aguas subterráneas.

   Y se plantea otro problema como consecuencia de esa problemática. El rendimiento de los cultivos se verá afectado seriamente, tanto en países pobre y ricos. Ya desde una década atrás, Le Monde Diplomatique pronosticó: “Para alimentar el planeta, debe aumentar la producción agrícola. La irrigación debería intensificarse en un 17% durante los próximos veinte años”. Esa advertencia ha caído en saco roto. Ahora se aprecia que la disponibilidad de agua dulce será la tasa de crecimiento de la irrigación. Asimismo, es imperioso promover técnicas que permitan al mismo tiempo reducir los volúmenes de agua que se le dedican.

  Naciones Unidas estima que para el año 2050 1.800 millones de personas vivirán en regiones carentes de agua. Actualmente existe una demanda que no deja de crecer. Entre 1950 y 1990 ,siempre según Le Monde Diplomatique,”el aumento de las extracciones de agua fue dos veces más rápido que el de la población”.

   Los especialistas recomiendan algunas medidas de ahorro del agua que son fáciles de aplicar y cumplir. Uno de ellas es el gasto de agua en nuestra propia casa. Pero nosotros no tenemos una cultura de ahorro del vital elemento. Deberiamos empezar a desarrollarla desde ahora, primero en la familia y luego en la escuela primaria. Las redes de distribución de agua son otras causas de pérdida de agua.

Y se agrega que cuanto más aumenta el consumo, más grandes son los desechos de aguas residuales.

  Pero se requieren medidas más contundentes y de mayor porte, todas encuadradas en una “política de estado”, inexistente en nuestro país. Gestionar los flujos hacia las cuencas fluviales, implantar técnicas de irrigación más eficientes, mejorar la producción y distribución del agua y luchar contra la contaminación serian algunas de esas medidas.

   Sin intención de plantear escenarios de futuros desastres, sino de soluciones, se puede afirmar que un país que carece de agua no puede alimentar a su población, ni menos desarrollarse.

  En esas condiciones, el acceso al agua podría convertirse en una   causa de tensiones internacionales, una más dentro de las ya existentes.

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