A 49 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO. Por Marcelo Martín Olivera

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A 49 años del Golpe de Estado ¿Qué lecciones aprendimos y qué relato se intenta instalar?

El cerebro necesita constantemente historias, para aprender, para divertirse, para provocar emociones o para lo que sea.

Tengo 31 años y por razones obvias no viví la dictadura, pero algo que siempre voy a recordar que cuando le pregunté a mi madre al respecto de ese momento negro de nuestra historia. Me contaba de forma lo más imparcial posible las cosas de la época, lo que era el pan tarifado, lo que fue el casamiento de una de sus hermanas en esa época, de lo difícil que era ser esposa de un policía, de los constantes atentados o rumores de atentados, de las tatuceras, de los Falcón y las chanchitas.

Me contaba emocionada lo que fueron esas primeras elecciones donde ella era delegada en Durazno por el Partido Colorado, no es por nada pero mi madre me enseñó desde la imparcialidad y vaya que eso es valioso, jamás sentí sesgo político alguno sino que todo lo contrario, llegado a más grande me hizo leer cuanto libro y revista de la época había. De todo eso aprendí a valorar algo fundamental, la democracia.

Fue así, leyendo y deshilando la historia que llegué hasta 1964 cuando la policía de Montevideo arrestó a un hombre de unos 30 años que había protagonizado un intento de asalto a un banco, luego de ser arrestado recuperó la libertad a los pocos meses. Se llamaba José Alberto Mujica Cordano y detrás de la figura de un hombre común que vendía flores se ocultaba una de las caras más visibles del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, MLN-T.

Ahí aprendí mi primera lección. Si para algo tenían habilidad era para manejar los medios con un ingenioso y macabro juego de espejos. Se escapaban en masa de la cárcel a través de un túnel, simulaban un entierro para tomar una ciudad, difundían información de empresas vinculadas a negocios turbios y demás acciones. Pero «lo mejor» era como lo describen, «la cárcel del pueblo», «las expropiaciones», «los ajusticiamientos» y demás fuego de artificio para distraer la atención sobre sus crímenes. Tuvieron tanto cuidado en estos detalles que los medios de prensa dejaron de llamarlos Tupamaros para no darles publicidad y pasaron a denominarlos «los innombrables».

Si adelantamos el reloj podemos ubicar el siguiente mojón de la historia en 1971. Ahí podemos ver que la guerrilla ya se encontraba establecida y fue enfrentada, entre otros, por el Comisario Alejandro Otero que denunció su existencia a las autoridades y producto de sus acciones violentas el Parlamento le da la misión a las Fuerzas Armadas de accionar para frenar la violencia de los comandos del MLN-T. A partir de septiembre de ese año estas se encargan de enfrentar y derrotar a los sediciosos. Para octubre de 1972 el ex presidente Dr Jorge Batlle Ibañez da la alerta sobre un posible Golpe de Estado, lo condenaron por “afectar la honra y el buen nombre de las Fuerzas Armadas” convirtiéndose en el primer preso político de nuestro país.  Lo que sucede en Uruguay desde 1973, más precisamente desde febrero de 1973, hasta 1985 es historia conocida y trillada.

Toda monedita sirve para la alcancía del relato.

Algunos dicen que si se tiene el control del pasado, se puede escribir el presente y diseñar el futuro. La prueba más evidente de esto son las jugadas que se intentan hacer desde la izquierda autóctona al intentar colocar a la guerrilla como mártires y a las Fuerzas Armadas como victimarios, si bien estas últimas tienen responsabilidad en muchos atropellos eso no convierte a los primeros en santos inocentes y queda claro que sin guerrilla no hubiéramos tenido Golpe de Estado.

La izquierda reaccionaria busca relatar los hechos a su conveniencia y se vale de todos los medios para esto, especialmente de narrar unos y desechar otros con el intento de garantizar su impunidad. Es mentira que el MLN Tupamaros “luchó contra la dictadura”, entre 1963 a 1973, en su lucha contra la “democracia burguesa” se llevaron puestas a todas las instituciones del país, secuestraron diplomáticos, asesinaron a civiles y militares, menoscabaron la paz de los uruguayos pero se escudan en errores de la clase política para cubrir sus propias miserias. Siguiendo esa línea de pensamiento es necesario recordar que la izquierda del momento y la CNT apoyaron sin tapujos los infames Comunicados 4 y 7 del febrero amargo de 1973.

Machaconamente se intenta colocar la idea de que el golpe fue producto de un atropello del gobierno cuando en realidad fue la consecuencia del accionar de unos pocos enemigos de la democracia. Para llegar a esta conclusión basta con leer nuestra Constitución y entender las bases de las Medidas Prontas de seguridad, el gobierno del momento tuvo que aplicarlas para contener el avance sedicioso. Así y todo no puede afirmarse con liviandad que todo fue responsabilidad del MLN, las Fuerzas Armadas tuvieron su parte en la historia y así deja constancia Amílcar Vasconcellos al compararlos con los bomberos que fueron llamados para apagar un incendio y se quedaron a vivir en la casa.

Podemos concluir con todo esto que no existe una ideología que se levante por los pobres y oprimidos, o en su versión moderna por los derechos. Es debajo de este falso altar que se pueden ver los engranajes del rencor, la desesperación y los ajustes de cuentas cuando llegan al poder, esto es la consecuencia de dejar la política en manos de personajes tan fanáticos como ignorantes. Es lo que vemos una día sí y otro también desde nuestra izquierda vernácula cada vez que hacen una aparición pública.

A casi medio siglo del Golpe debemos analizarlo con rigor histórico, sin pasiones personales, ira egoísta ni indignación parcial. Esto nos permitirá ver qué no debemos confiar en iluminados que tienen la cura para todos los males ya que detrás de cada mesías se oculta un fanatismo y eso es lo peor que le puede suceder a un país. Especialmente a estos personajes hay que decirle nunca más para evitar que nuestro futuro sea embargado por unos pocos mezquinos.

«Hay triunfadores efímeros que las hojas del viento desparraman y se olvidan hasta del odio de los pueblos. Ellos se sentirán vencedores y muchos serviles y miserables se acercarán para decorar una situación momentánea, pero ya sentirán también el látigo de la historia sobre sus hombros».

Senador colorado Amílcar Vasconcellos en la Cámara de Senadores, noche del 26 de junio de 1973.

4 COMENTARIOS

  1. La historia nacional es uno de los temas más bravos para encarar y más la historia reciente que muchas veces hace ver las cosas con tinte partidario.
    Columna bien lograda, con un hilo histórico sin saltos y con datos interesantes y el final ¡Exquisito!
    Contexto hizo LA incorporación del año.

  2. YYY ES LAMENTABLE PERO ES ASI…Y LO JODIDO..ES QUE.LO QUE ES PAN PARA HOY ES ANBRUNA..PARA MAÑANA…Y OJO…QUE ESA TORTA SON PARA POQUITOS…TODOS MARCHAN AL TACHO…SOLO GENTE QUE A VIVIDO EN REGIMES.ASI SABEN MUY BIEN ESTO…CLARO NO SE DISE…Y CUANDO SE DISE ES TARDE..!!!!!¿¿¿?

  3. Muy buena reflexión, especialmente para mí que tenía 18 años en esa época y que mi primer discurso fue en octubre de 1972 en un acto contra la injusta prisión de Jorge Batlle, ilegal además, por los sucesos que comentabas. Sólo agregar, y aclaro no soy pachequista, que el general Seregni, al final de su vida, reconoció que el gobierno de Pacheco, aunque en el límite, fue siempre respetuoso de la constitución m

  4. Es lamentable lo que nos hicieron y hay que recordarlo «con rigor histórico, sin pasiones personales, ira egoísta ni indignación parcial» que es lo que encontré en la publicación, agrego a los recuerdos de su madre que en ese tiempo cuando había una redada le decían «empieza la suba, suba» y era contra todos, las clases de Moral y Cívica dictadas solamente por militares en el liceo, la exigencia de uniformes para entrar a estudiar y que el cabello en los muchachos no podía rozar el cuello de la camisa.
    Tanto para recordar y tanto para aprender….

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