Por el Dr. Nelson Jorge Mosco Castellano
El mundo no anda bien, escribe Ian McEwan en su novela “Cascara de nuez”. El narrador es un feto, pocas semanas antes de nacer, que se entera del acontecer mundial a través de los podcasts que su madre oye con audífonos antes de dormir: “me quedo despierto, escucho, aprendo” dice esa criatura aún sin nombre y pasa a enumerar a lo largo de dos páginas las calamidades del mundo que lo verá nacer: Europa en plena crisis existencial; hordas de inmigrantes que languidecen; la creciente desigualdad en la distribución de la riqueza; el clima trastocado; bosques glaciares y especies en extinción; el socialismo en desgracia; el capitalismo corrupto. Como McEwan se valiera de su personaje para dialogar con Fukuyama, el feto concluye la enumeración de males con estas palabras: “A simple vista parece no haber salida… La democracia liberal ha dejado de ser un puerto de destino incuestionable”. Fukuyama lo admitió en una entrevista con The Washington Post: “Hace veinticinco años yo no tenía una teoría acerca de cómo las democracias podían ir marcha atrás. Ahora estoy convencido de que pueden hacerlo”.
En el Capítulo XXII de su libro VII, `Sobre el punto culminante de la victoria’, nos dice Carl von Clausewitz: «En la guerra, el agresor no está siempre en condiciones de derrotar por completo a su oponente. A menudo, y de hecho la mayoría de las veces, se produce un punto culminante de la victoria. La experiencia nos lo muestra de forma suficiente». Luego de tantas peripecias el Mundo se enfrenta, por muchas claudicaciones, a su PUNTO CULMINANTE, y la victoria no parece ser para la LIBERTAD.
La Guerra Fría generó en el mundo un nuevo status de “paz”, real o aparente, gracias a un equilibrio de “mutuo terror” donde, la esperanza de una rápida y espléndida victoria con todas sus emociones, como dijo Winston Churchill, quedaba «…vedada por un periodo inicial de inmensa zozobra que ninguna de las dos partes -se refería a EE.UU. y la U.R.S.S.- puede evitar. Muy triste ha de parecerle a los moralistas el que la paz no encuentre fundamentos más nobles que el mutuo terror, pero -concluía el estadista británico-, por mi parte quedaré satisfecho si esos fundamentos son sólidos». Esta situación, hizo que la guerrilla, -una de las formas de lucha más antiguas del hombre donde sectores de la población arrebatan la guerra de las manos de los profesionales- con la Guerra Fría pasase a ser una de las formas de combate más modernas, transformándose en un fenómeno generalizado. Para los estrategas de la Guerra Fría, las armas nucleares eran la mejor prevención contra la provocación de una guerra. Pero la situación se complicó al romperse el monopolio de los conocimientos sobre energía nuclear. Así, el problema de la disuasión por el terror se desarrolló y tomó carácter de novedad en la historia de la política militar. «En el pasado -dijo Kissinger- se pedía a los militares prepararse para la guerra. La prueba a que debían someterse era el combate; su justificación, la victoria. En la edad nuclear la victoria ha perdido su significado tradicional. El estallido de la guerra es la peor catástrofe, según opinión cada vez más generalizada. En lo sucesivo se juzgará la bondad de cualquier organismo militar según su eficiencia para conservar la paz”.
En los años 60 la Tricontinental y la O.L.A.S. dieron doctrina y estructura orgánica a la guerrilla, muchos integrantes de esa “izquierda antiimperialista” bajo el liderazgo castro comunista abrazaron rápidamente la lucha armada. De ahí la repentina proliferación de grupos guerrilleros que, dejando a un lado las discusiones, pasaron a ser las vanguardias revolucionarias de los discursivos grupos políticos, aglutinando a sus elementos radicales en torno a la acción directa. Alguno de sus teóricos lo expresó al rectificar el juicio de Debray sobre el Uruguay, y vaticinar el seguro éxito del movimiento revolucionario impulsado desde La Habana, encaminado a internacionalizar la subversión, integrándola en un proceso de proyección continental: «…solo cuando la izquierda inicie en los hechos, calientes y contundentes, con una estrategia probada y posible, la revolución armada, se crearán las condiciones para aventar las interminables discusiones, las mutuas recriminaciones, la teorización machacona, las ofensas, las susceptibilidades, los escondidos recelos, las desconfianzas reciprocas. Mientras los hechos no lleguen y obliguen a polarizarse en pro o en contra, continuaremos asistiendo a la “guerra de las declaraciones”, a la competencia de los Manifiestos, a los enfrentamientos tan negativos de hoy entre fuerzas de la izquierda, y en fin, esto es lo más grave, a la dilatación en el tiempo de las esperanzas del pueblo… Las guerrillas cada vez más cercanas aventan lejos las sesudas discusiones teóricas y obligan a definirse a quienes se quieran considerar en la vanguardia de la lucha. En 1967, eso es así también para el Uruguay. Insurrección urbana o guerrilla rural… lo que no es posible en un Uruguay aislado, lo es en cambio integrado en la lucha continental… Los hermanos venezolanos, ecuatorianos, chilenos, uruguayos, argentinos deben unirse en la lucha revolucionaria para expulsar para siempre a los gringos de nuestras tierras … La lucha continental abre para nuestro país inmensas posibilidades, porque en ella se superan las peculiaridades y los obstáculos que en un Uruguay aislado hacían pensar a Debray que éramos una excepción»
El 3 de agosto de 2006, Daniel Gianelli, editorialista del Semanario Búsqueda escribió: “Los jóvenes de hoy, pero no solo ellos, no tienen la más remota idea de lo que fueron los enfrentamientos de los años 60 y 70. Creen que los tupamaros se alzaron contra gobiernos dictatoriales, que las Fuerzas Armadas irrumpieron per se en la escena nacional y desconocen que fueron llamadas por un gobierno legalmente constituido para restablecer el orden y pacificar el país. Y que fue el parlamento libremente elegido un año antes el que a través de la declaración del Estado de Guerra Interno suspendió la vigencia de las garantías constitucionales y habilitó el funcionamiento de la Justicia Militar. En el acierto y en el error, eso fue lo que en puridad ocurrió. Y eso es lo que, por tanto, debe enseñarse.”
Invitado por la Universidad de Harvard en Junio de 1978, el Nobel de Literatura Alexandr Solzhenitsyn, en un memorable discurso, advertía al mundo sobre el «Suicidio de Occidente». Parafraseándolo, hoy podríamos también hablar del «Suicidio de Hispanoamérica». La victoria del terrorista del M19, Gustavo Petro en Colombia, así nos lo preanuncia. Todavía no asumió y, en su primer discurso, luego de ganar la elección, ya está proponiendo abrir las cárceles para dejar en libertad a los criminales que se encuentran en ellas. Esto lo vivieron los argentinos con Héctor Cámpora cuando, al asumir como presidente, las abrió y liberó a los terroristas que se encontraban en ellas, para que volvieran a matar Esto lo vivió Argentina con los Fernández cuando, con la excusa de la pandemia, abrió las cárceles y dejó en libertad a miles de criminales para que volvieran a matar. Con los kirchneristas en Argentina, Boric en Chile, Arce/Evo Morales en Bolivia, Castillo en Perú, Maduro en Venezuela, Petro en Colombia, Lasso en Ecuador, Ortega en Nicaragua, Xiomara Castro en Honduras, López Obrador en Méjico, sólo falta que Brasil vuelva a caer bajo las garras de Lula, para que toda Hispanoamérica caiga en manos del narco castrochavismo criminal. Antes el petróleo de Venezuela financió al Foro de San Pablo/Socialismo del Siglo XXI/Grupo de Puebla o como quieran disfrazarse estos comunistas del subdesarrollo populista. Ahora va a ser la droga colombiana y mejicana la que lo vaya a hacer. Mal futuro para Hispanoamérica, mal futuro para Europa con los intentos tiránicos de Putin, mal futuro para el Mundo Libre con la mundialización del terrorismo.
Miremos hacia adentro de nuestra castigada Patria. Huyen los venezolanos de una dictadura, los nicaragüenses, huyen los argentinos de un país económicamente agotado, empobrecido, huyen los chilenos de un presidente que ganó enancado en liderar el incendio de Santiago, huyen los peruanos de un presidente incapaz, elegido por descarte, sangrientas protestas en Ecuador por sublevados que están emparentados con guerrilleros, incertidumbre próxima en el gobierno de Brasil. ¡Cómo ha sido posible que llegáramos a esta encrucijada! Uruguay parece una isla en medio de esta tormenta, pero, los uruguayos no vivimos en paz. Nos persiguen guerras cercanas no resueltas. Un enemigo formado en el balde de excrementos de ese totalitarismo apátrida, se niega a dejar que el gobierno pueda desarrollar el orden posible de la economía pública que aliente a una vida digna a desempleados, subempleados, e indigentes, que mucho nos duelen. Todo muy triste para un nonato también uruguayo que asiste a la paralización sindical del país, un trancazo ideológico con un objetivo bastardo que impide cambios imprescindibles para recuperar el empleo, la educación, la seguridad pública. La región a la que le sobra todo, en esta encrucijada que anuncia una guerra global, exhibe carencias productivas de alimentos y energía absolutamente insólitas.
Los que tienen Fe, pónganse bajo el amparo de ella para que nos ilumine y fortalezca. Todos, asegúrense de que los liderazgos respondan a las circunstancias y tengan claro el origen de esta tragedia, porque si no somos capaces de reaccionar a tiempo, se avecinan tiempos aciagos sobre todos. El punto culminante de sociedades pusilánimes que olvidaron los valores, el esfuerzo, el sacrificio, la abnegación, y la solidaridad. Nos ganó el temor a rebelarnos contra la opresión globalmente. Estamos indiferentes mientras avanzan guerras, dictaduras, acciones deliberadas para atentar contra nuestra economía. La pantalla muestra misiles cayendo sobre personas indefensas, cuyo único pecado fue votar en contra de un gobierno corrupto, capaz de allanarse al tirano de Moscú y aspirar a integrarse al mundo que otras castradoras dictaduras, por décadas, les pusieron la ñata contra el vidrio. Creemos que eso, es otra producción de Netflix.
Tiene razones sobradas el nonato de “Cascara de nuez” y todos aquellos que están por nacer para pensar que EL MUNDO NO ANDA BIEN.