HAYEK Y EL CHICHO…

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Por el Dr. Nelson Jorge Mosco Castellano

              Friedrich A, Hayek tituló “Camino de Servidumbre” el libro que publicó en 1944. Este Premio Nobel de Economía 1974, señaló que la exacerbación de la planificación económica pública va unida necesariamente a la pérdida de las libertades y al progreso del totalitarismo: un error intelectual. Hace esta referencia a F. Hölderlin: ”Lo que ha hecho siempre del Estado un infierno sobre la tierra es precisamente que el hombre ha intentado hacer de él su paraíso. Lo extraordinario es que el mismo socialismo que no sólo se consideró primeramente como el ataque más grave contra la libertad, sino que comenzó por ser abiertamente una reacción contra el liberalismo de la Revolución Francesa, ganó la aceptación general bajo la bandera de la libertad. Los escritores franceses que construyeron los fundamentos del socialismo moderno sabían que sus ideas sólo podían llevarse a la práctica mediante un fuerte gobierno dictatorial. Para ellos el socialismo significaba un intento de “terminar la revolución. Consideraban a la libertad de pensamiento como el mal radical de la sociedad del siglo XIX; y el primero de los planificadores modernos, Saint-Simon, anunció que quienes no obedeciesen a sus proyectadas juntas de planificación serían “tratados como un rebaño”. De Tocqueville advirtió en 1848: “La democracia extiende la esfera de la libertad individual; el socialismo la restringe. La democracia atribuye todo valor posible al individuo; el socialismo hace de cada hombre un simple agente, un simple número. La democracia y el socialismo sólo tienen en común una palabra: igualdad. Pero, mientras la democracia aspira a la igualdad en la libertad, el socialismo aspira a la igualdad en la coerción y la servidumbre”. Max Eastman, viejo amigo de Lenin, admitió que, “en vez de ser mejor el estalinismo es peor que el fascismo, más cruel, bárbaro, injusto, inmoral y antidemocrático, incapaz de redención por una esperanza o un escrúpulo,…es mejor describirlo como superfascista. El estalinismo es socialismo, en el sentido de ser el acompañamiento político inevitable, aunque imprevisto, de la nacionalización y la colectivización que ha adoptado como parte de su plan para erigir una sociedad “sin clases”. W.H. Chamberlin corresponsal norteamericano en Rusia, resume sus estudios sobre aquel país, Alemania e Italia afirmando que: “el socialismo ha demostrado ser ciertamente, el camino NO de la libertad, sino de la dictadura y las contradictaduras, de la guerra civil de la más feroz especie. El socialismo logrado y mantenido por medios democráticos parece definitivamente pertenecer al mundo de las utopías”. El Dr. Walter Lippmann agregó: “La generación a que pertenecemos está aprendiendo por experiencia lo que sucede cuando los hombres retroceden de la libertad a una organización coercitiva de sus asuntos. Aunque se prometan a sí mismos una vida más abundante, en la práctica tienen que renunciar a ello; a medida que aumenta la dirección organizada, la variedad de los fines tiene que dar paso a la uniformidad. Es la némesis de la sociedad planificada y del principio autoritario en los negocios humanos”. Y Peter Drucker expresó: “El completo colapso de la creencia en que son asequibles la libertad y la igualdad a través del marxismo, ha forzado a Rusia a recorrer el mismo camino hacia una sociedad no económica, puramente negativa, totalitaria, de esclavitud y desigualdad, que Alemania ha seguido. El fascismo es el estadio que se alcanza después que el comunismo ha demostrado ser una ilusión, tanto en la Rusia estalinista como en la Alemania anterior a Hitler”. Y Adam Smith, sentenciaba: ”El gobernante que intentase dirigir a los particulares en cuanto a la forma de emplear sus capitales, no sólo echaría sobre sí el cuidado más innecesario, sino que se arrogaría una autoridad que no fuera prudente confiar ni siquiera a Consejo o Senado alguno; autoridad que en ningún lugar sería tan peligrosa como en las manos de un hombre con la locura y presunción para imaginarse capaz de ejercerla”. “Nuestra presente sociedad carece de esta dirección “consciente” hacia una sola finalidad, sus actividades se ven guiadas por los caprichos y aficiones de individuos irresponsables”, esta ha sido desde siempre una de las lamentaciones de los socialistas.  El “objetivo social” o el “designio común”, para el que ha de organizarse la sociedad, se describe de un modo vago: “el bien común”,  el “bienestar general”, o el “interés general”, expresiones que carecen de significado para determinar una vía de acción cierta. El bienestar de un pueblo, como la felicidad de un hombre, depende de una multitud de cosas que pueden lograrse por una infinita variedad de combinaciones. Dirigir todas nuestras actividades de acuerdo con un solo plan supone que a cada una de nuestras necesidades se le dé su lugar en una ordenación de valores que ha de ser lo bastante completa para permitir la decisión entre todas las diferentes vías que el planificador tiene para elegir. No es sólo que carezcamos de una escala de valores que lo abarque todo; es que sería imposible para una mente humana abarcar la infinita variedad de las diversas necesidades de las diferentes personas que compiten por los recursos disponibles y asignar un peso definido a cada una. Al hombre le es imposible abarcar un campo ilimitado, sentir la urgencia de un número ilimitado de necesidades. Así centre su atención sobre sus propias necesidades físicas o se tome con cálido interés el bienestar de cualquier ser humano que conozca, los fines de que puede ocuparse serán tan sólo y siempre una fracción infinitésima de las necesidades de todos los hombres”.

No obstante esta realidad concluyente, el hýbris (ὕβρις) concepto griego que significa desmesura; lo opuesto a la sobriedad, a la moderación asalta a quien accede al poder. El ego desmedido, a la sensación de omnipotencia, al deseo de transgredir los límites que los dioses inmortales; el dirigente político todo lo puede hacer mejor. En campaña vio los problemas, sabe las mejores soluciones y tiene planes, que al asumir el poder se superponen con intereses políticos y una organización estatal que resiste ajustarse a la realidad del contribuyente. Erra en sus prioridades, se rinde a intereses subalternos, aumenta la presión fiscal, endeuda impertérrito hasta a la sociedad nonata. Ajustándose a compromisos políticos espurios, mantiene el gasto improductivo, equivocado, corrupto de diversas formas, ajeno a responsabilidad fiscal alguna.

La desfachatez justifica hasta la confiscación de lo inexistente. Un ejemplo abrumador: el desgobierno argentino intenta un impuesto a la renta inesperada. Además de 167 impuestos; una inflación real de 130% que carga sobre el que sobrevive, planifica quitarle al individuo alguna moneda recibida fortuitamente. Con impudicia, obscenamente,  la economía pública, llega a estos extremos fascistas, socialistas, comunistas.

También en Uruguay facetas del político exigen revisar a una organización pública claudicante en obras, impuestos, inflación y deuda, que exigen una interdicción para devoradores de recursos que cuesta mucho producir. Una “capitis deminutio” que implicaría el despojo o privación de todos sus derechos civiles y políticos, castigando excesos, privilegios del poder, en contra de quienes representan. Recientemente apreciamos como la casta se defiende. Algún intendente ha salido a defender a Orsi, porque comparte el reparto del diezmo de endeudarse para construir otra opción política para sus feligreses partidarios: conseguir un voto en nido ajeno. Otro caso. En 1989 Tabaré Vázquez fue candidato a la Intendencia de Montevideo. Almada y Frade parodiaban a dos contadores encargados de “inventar” recursos absurdos para gastos políticos desorbitados. Su creativo asesor, “El Chicho”, proponía “originales” impuestos. Tabaré Vázquez fue recibido en el “consultorio” de “El Chicho”, ensayando el slogan “…delo por hecho”, anunció la rebaja del 40% del boleto; construir saneamiento cuya necesidad constató en cantegriles inundados; una panadería municipal para bajar el precio del pan, y una intendencia atenta a la necesidad del pueblo. “El Chicho” le sugirió, a los contadores cobrar $10.000 más intereses por cada promesa electoral incumplida. Vázquez expresó que devolviera al pueblo el dinero con promesas cumplidas; y con lo recaudado de los incumplidores de promesas haría obras sociales. Las promesas incumplidas de Vázquez paradójicamente suman millones que lastran el presupuesto de la Intendencia, que cargarán sobre generaciones de uruguayos pobres: vivienda para marginados, boleto barato, recolección de basura y saneamiento, nunca llegaron, pero igual endeudaron. En 2010, la intendente comunista Ana Olivera, sentada en una de 13 barredoras de U$S 150 mil, anunciaba otra re planificación frustrada de la  limpieza urbana. Planificó el “corredor Garzón”, una inversión de US$ 40 millones, que mejoró la demora en el transporte público. El intendente Daniel Martínez admitió, que él «nunca hubiera hecho» ese corredor, ni tampoco el planificado el de General Flores. Buscando «mejorar o mitigar ese impacto”, gastó US$ 300 mil para eliminar 700 metros. Gustavo Carvallo responsable de Planificación de la IM, dijo: «la mejor solución es volver a llevar los refugios a las veredas». No obstante estos yerros millonarios, Martínez gastó 18 millones de dólares en “El pasaje a desnivel (túnel) en Avenida Italia con una extensión total de 300 metros, 95 metros cubiertos debajo de la Avenida Centenario. Treinta y tres años después de aquellas planificaciones Montevideo sigue anegado, sumergido en aguas servidas, personas viviendo en tolderías, aquellas que Vázquez visitó en campaña. Tres generaciones de niños, jóvenes y veteranos, sin presente ni futuro, entre la mugre y las aguas servidas. Eso sí, mantiene una orquesta filarmónica, un carísimo carnaval, una dirección de “cultura y desarrollo social” que ocupan el 21% de los 8.466 funcionarios,…y  una Auditoría Interna con 9 municipales. ¿Cuántos “compañeros” bien pagos con la nuestra, verdad? También, 33 años después que Vázquez satisficiera su ego, cumplidos dos ejercicios presidenciales, Cosse, intendente frentista, planifica acciones contra la resistente acumulación de basura. 70 millones de dólares, se sumarían a casi 2.000 millones de pesos de endeudamiento; y si queda algo, sacar cuatro barrios de personas sumergidas en desechos inmundos. Casi exhausta de tanta pleitesía con los opositores, “negoció” con el ministro de ambiente. Ambos tienen un objetivo en común: cortar cintas de digestores de residuos, justificar el cargo y eyectarse a superiores destinos políticos, para lo cual, planificar desde su “reino” las soluciones para el “ambiente  político social”. Todo comprueba que los partidos políticos son meras organizaciones electorales, que no representan a partido ni a interés colectivo alguno. Un edil reflexionó, que no quiere “seguir embargando ni endeudando más al contribuyente motevideano. Ya no se da más con los impuestos. La intendencia tiene recursos propios para hacer este tipo de obra”. Seguramente se refería a los U$S 5 millones de autobombo ideológico: 26 años de TV Ciudad, total U$S 130 millones, que distrae al 0,3% de televidentes. O a que la intendencia recauda U$S 2 millones por día, y ha multiplicado por 142 sus ingresos y egresos desde Vázquez. La comuna oculta con pudor, un millonario agujero presupuestal, que Cosse, con la complicidad del BID, intentó acrecentar.

              Hayek, lo advertía. El “Chicho”, burlándose de los planificadores, lo denunciaba. Ambos expusieron que los que proponen falsas utopías, y acomodan sus traseros a la poltrona bastardamente, solamente conducen al camino de servidumbre.    

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