Joselo López, Squealer y La rebelión en la granja. Por Marcelo Martín Olivera

En Rebelión en la granja Orwell hace una clara referencia a las revoluciones que existieron en el
siglo XX, sus verdaderos efectos y cómo es que generalmente los nuevos órdenes mesiánicos
terminan por convertirse en dictaduras.
En el libro, un grupo de animales hartos de la explotación humana y después de un intenso
proceso de adoctrinamiento, son liderados por los cerdos en una rebelión que establece un
nuevo orden en el gobierno de la granja. Orden en el que los humanos son borrados casi por
completo y dónde los cerdos se hacen con el poder tomando a los demás animales por meros
esclavos. Napoleón, el líder de la toma, termina por enfermar de poder expulsando y
amedrentando a sus más cercanos allegados por el simple hecho de atreverse a cuestionarlo.
Para todo esto Napoleón se vale de Squealer, un cerdo con extraordinaria habilidad para
convertir “lo negro en blanco” y convencer a los demás animales de que en realidad han roto
con el pasado opresivo. Squealer estaba tan gordo, tan hambriento de poder y tan
desconectado de la realidad que tenía dificultad para ver más allá de sus propias narices. En
cierta forma este cerdo encarna la hipocresía del aparato propagandístico de lo más rancio de
la izquierda vernácula
Claramente viendo la época en la que fue escrito el libro no se duda que se hace referencia a la
Revolución Rusa, pero su visión y claridad de ideas le permitieron adelantarse a lo que sería el
desarrollo de cada revolución a lo largo de la historia y podemos verlo claramente en las
dictaduras que arrasan países cómo Cuba.
Al igual que el cerdo Napoleón, Fidel vino con la misión de liberar del yugo de Batista al pueblo
cubano, jurando y perjurando que no iba a tomar sus vicios ni costumbres. Bueno eso es cierto,
no tiene un solo vicio de los que endosaba a sus enemigos, sencillamente los perfeccionó y los
multiplicó hasta hacerlos una marca registrada de todas las dictaduras de izquierda. Son
famosas sus fotos usando prendas o accesorios de marca mientras el pueblo cubano se
sumergía en el hambre. Su legado, además de la miseria, el turismo sexual, los balseros
capaces de dejar sus vidas en búsqueda de un porvenir y violaciones constantes a los DDHH, se
compone de las riquezas y lujos con las que vivían y viven los familiares del dictador. lujos que
también rodean a sus acólitos.
Aún así hay quienes, al igual que Squealer, esbozan todo tipo de argumentos en defensa de ese
y otros regímenes totalitarios afines a su ideología. Sobre este asunto estuvo hablando Joselo
López, dirigente sindical de INAU. Dentro del montón de disparates dichos sin pensar se
encuentra el de clasificar al régimen cubano de “democracia diferente”, admitiendo que existen
limitaciones en la libertad pero no dando a torcer el brazo ante lo evidente, Cuba es una
dictadura. Eufemismos, vueltas de tuerca, medias verdades o mentiras completas, todo eso
pudimos ver y oír en su intento de argumentar en defensa del régimen cubano. Estuvo tan
enredado en su palabrería que admitió, sin querer queriendo, que en Cuba se aceptaban las
críticas al gobierno pero debían estar alineadas con la revolución. Esto nos hace recordar al
personaje de Squealer en el libro que aporta parte del título a la nota, su único propósito era
enredar a los demás animales, confundirlos lo suficiente como para que concluyan, resignados,
que quizá tuviera razón. Pero a diferencia de este, el dirigente sindical no pudo con tanto
cúmulo de mentiras y se dio el lujo de comparar la libertad que gozamos en Uruguay con la
libertad en Cuba, al momento de la repregunta para que aclare ese concepto patinó de nuevo
diciendo que en nuestro país “no se puede manejar borracho” y eso era una limitante de la
libertad. Tamaño disparate debería asombrarnos, claro que sí, pero recordemos que este
dirigente sindical estuvo involucrado en octubre de 2020 con una fiesta de INAU con el
resultado de más de 100 funcionarios en cuarentena y otros 20 enfermos de coronavirus, entre
ellos una persona internada en CTI. Así que no es necesario remitirse a los bochornosos
incidentes del alcohol sufridos recientemente en el seno de la central sindical, el desprecio por
la vida ajena tiene larga data.
Joselo Lopez, Squealer y La rebelión en la granja tienen ese siniestro punto en común, son el
más lúcido examen de las modificaciones que sufre la verdad histórica cuando cae en manos
de quienes intentan justificar dictaduras con total desparpajo. Cuba no es una «democracia
diferente», ahí existen regulaciones especiales para que cada emprendimiento dependa del
Estado, restricciones para que nadie gane más que nadie y es un país donde no se puede ser
opositor del gobierno de manera segura y democrática. Es doloroso y da miedo ver a gente que
no pone en tela de juicio ciertos temas solo por hacerle el caldo gordo a una ideología. Los
dichos de este dirigente sindical son un repugnante intento de justificación a las constantes
violaciones a los DDHH que comete la izquierda en Cuba, una falta de respeto a la democracia
Uruguaya y una actitud sin calificativos para los millones de cubanos que tienen que salir de su
patria para poder sobrevivir.
Desde Gloria Estefan con sus canciones hasta las movilizaciones de Patria y Vida el pedido es el
mismo, libertad. Cuba tiene un régimen totalitario, sin los Castro pero con sus hilos manejando
casi todos los aspectos del gobierno, al que poco le importa lo que le pase al pueblo o sus
necesidades. Solo unos pocos antidemocráticos pueden defender esto. Al pueblo cubano, a sus
inmigrantes en nuestro país, a los millones desperdigados por el mundo hoy más que nunca
deberíamos pedirles disculpas por tener personajes, que al igual que Squealer, tratan de
justificar las atrocidades de un régimen que se alimenta de las almas de quienes quedan presos
en esa isla cárcel y viven bajo su sombra