La autoridad que no se ejerce, se pierde. Por Marcelo Martín Olivera

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Se acerca el día de la Marcha de la Diversidad, en varios edificios públicos vimos que en los mástiles dedicados al Pabellón nacional fueron dedicados a la bandera LGBT. Lo mismo sucedió en otros lugares donde las banderas laderas al mismo pasaron por el mismo cambio.

Con muy buen criterio algunas autoridades ordenaron quitar dichas banderas y colocar las que corresponden, justamente todas las banderas de los diferentes colectivos están incluidas en nuestros símbolos patrios, ellos son los que representan, mejor que ninguna otra simbología foránea, la inclusión, la concordia, la dignidad y la igualdad que existe en nuestra patria.

Desconocer a nuestro Pabellón y al resto de los símbolos patrios con la colocación de banderas circunstanciales es desconocer nuestro proceso independentista. Al mal utilizar estos mástiles estamos quitándole importancia a eventos tan trascendentales cómo la Convención Preliminar de Paz del 28 de agosto de 1828, en ese documento se reconoce y nace Uruguay como un país independiente. Es desconocer que a partir de este momento se fue organizando la política de la República a través de un gobierno transitorio. En ese proceso se aprobó, por medio de Decreto, la creación de nuestro Pabellón Nacional.

Ante esto es necesario que recordemos lo que significan los colores de nuestro Pabellón.

El color blanco simboliza la gloria, la alegría y la paz.

El color azul se emplea para representar el espacio y el cielo inmaculado. También se refiere a la meditación, a la especulación filosófica que se pone al servicio de la Nación y la patria a través de los pensamientos claros que permiten construir nuestro país.

Por su parte, el Sol representa al Sol de Mayo, el signo que se emplea para celebrar la Independencia del Virreinato del Río de la Plata de España. Simboliza la nobleza, riqueza, poder, magnanimidad, luz y constancia de los orientales.

Al colocar otra bandera en el lugar de nuestros símbolos patrios estamos desconociendo una parte fundamental de nuestra historia e identidad nacional. Eso sí es un atropello.

Retirar las banderas foráneas es respetar nuestra historia, nuestras tradiciones y que el sol del Pabellón brilla para todos por igual, sin importar lo que hagamos en nuestra intimidad.

2 COMENTARIOS

  1. Impecable y breve análisis sobre el ejercicio de la autoridad.
    Va a dar para hablar este tema y se vienen chaparrones, pero con perros cimarrones se defienden los símbolos patrios.

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