LA BALANZA ADULTERADA…

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No conozco si actualmente sucede, pero casos se han detectado, que hay balanzas que han sido adulteradas para acumular beneficios a malos empresarios.

Don Ramos lo hacía en su carnicería del litoral a mediados del siglo pasado y la gente acuñó el dicho que recitaba mi padre ¨Justito dijo Ramos” y había 100 gramos de menos.

Te peso doscientos gramos, dice el bolichero de la esquina, pero en realidad y verdaderamente son ciento cincuenta gramos, la balanza está mal calibrada, pero esa diferencia con uno y otro cliente va alimentando la avaricia y malos actos de inescrupulosos empresarios capaces de todo.

Así se va gestando la corrupción grande, a partir de las pequeñeces que se vuelven tan comunes que se pasan por alto.

La balanza siempre fue una imagen de equilibrio, la cual es usada por signos del horóscopo, identificando a Libra, signo al que pertenezco, como también es una imagen recurrente de la justicia, desde la diosa Themis de los egipcios que pasó luego a los griegos y más tarde a los romanos para su Lustitia.

Desde el siglo XV, la justicia se representa, en occidente, con una mujer que lleva los ojos vendados, una balanza en una mano y una espada en la otra.

Los ojos vendados pretenden destacar que la justicia no mira a las personas, es decir, que la justicia es igual para todos.

La Justicia está presente en el día a día, a la justicia se le rinde pleitesía, a veces en forma excesiva, se habla de la justicia, se le critica, otras veces se la entrona y coloca en un lugar por encima de lo humano.

Pero la justicia también habla y decide, emite fallos, acierta y se equivoca, termina siendo una institución más, tan humana como sus jueces y fiscales

Recientemente en Argentina, la justicia emitió una decisión que afecta a su vicepresidente en ejercicio, la señora Cristina Fernández de Kirchner.

Fue condenada a seis años de prisión y la inhabilitación para ejercer cargos públicos de por vida.

Como ese gobierno y su persona, siempre han tenido defensores y cómplices por estos pagos, no faltaron quienes quisieron minimizar estas condenas, aduciendo supuestos arreglos y acomodos para condenar a la señora Fernández.

Las comprobaciones de enriquecimiento de ella y su familia, así como las filmaciones que todo el mundo ha visto, no han alcanzado para que los justificadores de todo se convenzan.

En estos días un grupo de legisladores frenteamplistas han pedido la destitución del Sr. Álvaro Garcé, director de Inteligencia, porque lo responsabilizan de la filtración de información estratégica y se escandalizan de que haya acusado de ese hecho al parlamento.

Pero lo más significativo de la supuesta indignación, según lo manifestado por el vocero frenteamplista en la misma conferencia, fue que la denuncia fue realizada por convicción y sin prueba alguna.

Y esto es muy interesante y significativo, porque los militares que desfilan por los juzgados en estos tiempos y que cada vez son más, son acusados simplemente por convicción de fiscales y jueces, sin la menor indignación de nadie, salvo los legisladores de Cabildo Abierto, las organizaciones de exmilitares y familiares presos y el foro de Montevideo en la persona de Eduardo Abenia y Mercedes Vigil.

Todos sabemos que estas acusaciones son llevadas a cabo por la fuerza política Frente Amplio y sus múltiples brazos servidores de su ideología.

Pero en estos asuntos no se escandalizan, como si vemos, en el tema del director de Inteligencia.

Los archivos siempre son muy útiles para comprender las declaraciones de políticos según tiempo y lugar, circulando en estos días una intervención del entonces Senador Javier García cuando se pretendía votar la ley interpretativa de la Ley de Caducidad.

Decía el entonces Senador once años atrás: “es si se va a respetar o no la Constitución de la República”, más adelante, con la Constitución en la mano nos ilustra diciendo “la soberanía radica fundamentalmente en la Nación”, “que no se nos endilgue cosas subterráneas, no lo hago por mí, que no se lo tengo que demostrar a nadie, no voy a permitir por mis compañeros de partido, por los uruguayos democráticos de todos los partidos, que se diga que no soy defensor de los derechos humanos, el que más en esta sala y quizás, quizás mucho más que otros, que cuando los defendieron poniendo el pellejo en riesgo, se escondían debajo de la mesa y descubrieron la defensa de los derechos humanos hace muy pocos meses, mi partido no le cede un tranco de pollo a nadie en la defensa de los derechos humanos, de todos los derechos humanos, por eso Sr. Presidente, vamos a poner las cosas en su lugar, aquí vinimos a discutir por valores profundos, como blanco  y nacionalista vengo a defender la vigencia irrestricta de la Constitución”

Muy buena la exposición del actual ministro de Defensa, al hacernos saber su visión y valoración sobre la Constitución, su defensa, vigencia y vehemencia en respetar este capital ordenamiento de nuestra República.

Ahora, deberíamos cuestionar al Sr. ministro, cual es la razón para que aquella intervención no se vea reflejada en la actualidad, cuando se sigue esperando que se cumpla con el supremo mandato que la Constitución dispone, que es el respeto irrestricto a las decisiones de la voluntad popular.

La renuncia de la pretensión punitiva en derecho penal tiene valor de cosa juzgada y eso lo sabe muy bien cualquier doctor en leyes.

La voluntad soberana del pueblo fue llamada dos veces a manifestarse sobre la vigencia de la Ley de Caducidad, dando su veredicto contundente a favor de mantener la vigencia de esta.

La votación de una ley interpretativa, por parte de una mayoría circunstancial del Frente Amplio, vino a torcer en forma indisimulada la máxima expresión democrática y soberana disponible, en una clara inconstitucionalidad y evidente vulneración de la ley penal.

Releyendo la exposición del actual ministro, nos parece que la amnesia ha hecho su trabajo, cuando no vemos ninguna reacción ante los atropellos que se siguen dando actualmente.

Casi una vez por semana, somos testigos de cómo siguen siendo detenidos militares en retiro, personas en el entorno de más de setenta y ochenta años, enfermos en su mayoría, que deben padecer acusaciones infundadas, sin pruebas, teniendo que demostrar su inocencia, la cual es avasallada ante acusaciones basadas en convicciones, falsos testigos, pruebas inventadas, etc.

A lo que debemos agregar, casi una treintena de estos, que ya han fallecido en prisión, olvidados por los mismos que los llamaron hace cincuenta años para defender las instituciones bajo ataque del terrorismo internacional.

Las condenas se basan en acusar a los militares en haber cometido delitos de lesa humanidad, los cuales no prescriben en el tiempo.

Eso es falso e ilegal, ya que ese tipo de delitos, se incorporaron a la normativa jurídica nacional en el año 2006, consecuencia de ser aprobado por el país el llamado Estatuto de Roma.

Por lo tanto, se pretende aplicar en forma retroactiva una norma del año 2006 para ejecutar sobre eventuales delitos cometidos en los años 1971 y 72, lo que es claramente una violación de las normas jurídicas y la base misma del derecho.

Ese es el camino que se ha elegido por el sistema judicial y la fiscalía afectada a estos casos, haciendo que nuestra balanza representante de la justicia se encuentre claramente adulterada.

A nuestra Lustitia se le cayó la venda y se le desparramaron por el suelo todas las pesas de su balanza.

¿El Sr. ministro Javier García, no encuentra ningún elemento en esta situación que le haga recordar su vehemente intervención donde se declara defensor de los derechos humanos y de la Constitución como nadie quizás y esgrimía orgullosamente su condición de Blanco solo de la boca para afuera?

Hace poco se despachó diciendo que no existen presos políticos en Uruguay.

¿En qué categoría deberíamos colocar entonces a hombres con más de setenta años y hasta noventa, privados de su libertad por haber dado cumplimiento a la orden de un gobierno democrático para enfrentar a un enemigo terrorista que pretendía tomar el poder, financiado por potencias extranjeras?

Hasta en la Argentina de Cristina los mayores de 70 cumplen prisión domiciliaria pero aquí en Uruguay los extremistas del frente le frustraron dos veces a Mujica sus iniciativas en este sentido.

Esos militares, hoy presos, representaban al Estado soberano, que ante esa amenaza descontrolada por grupos clandestinos que ponían en jaque a las Instituciones y al propio estado nacional, salieron a defenderla arriesgando su vida, sus familias y a la postre su felicidad y su libertad, diría su propia dignidad.

¿Y así les paga la sociedad?

¿No siente vergüenza el sistema político al haber otorgado una amnistía tan amplia y generosa con millones de dólares de compensación a quienes asesinaron, secuestraron y robaron todo lo que pudieron?

¿Dónde estaría la ética, la vergüenza y el sentido republicano y democrático que inunda tantos discursos, cuando los terroristas cobran una jubilación por haber atentado contra las instituciones, que es el doble que cobran orientales que trabajaron y aportaron toda su vida, pacíficamente y sin atentar contra nadie?

¿Con que regla podemos medir, que ese sistema político no tenga voluntad, disposición y una pizca de valentía para ponerse del lado de quienes dieron su vida para que el Uruguay sea libre e independiente?

¿Cómo no se indigna nadie, habiendo tantos doctores en derecho, cuando se violan principios mínimos y bases del derecho, aplicando normas en forma retroactiva y no se respetan dos plebiscitos que confirmaron la ley de caducidad?

Uno presupone, que el asunto de unos militares detenidos no le quita el sueño a la mayoría del sistema político, que no le interesa invertir esfuerzo en cambiar esta irregular situación.

Este tema ya ha ocupado unos cuantos artículos desde que escribimos en Contexto y hasta nos hemos dirigido al Sr. presidente para que cierre este asunto.

Hoy, me voy a tomar la libertad de hacer otra propuesta, por si a alguien le parece una buena opción.

Los clubes militares, que nuclean a militares en retiro de todas las armas y jerarquías y que además conocen la situación de los detenidos con más detalles y particularidades que el común de la gente, podrían llevar a cabo algunas acciones.

Estas comprenderían, una campaña de recolección de firmas entre sus afiliados, familiares y ciudadanos en general dispuestos a acompañar esta petición.

Segundo, alcanzado un número significativo, redactar una nota al Sr. presidente con una solicitud de entrevista para hacer entrega de esta, por figuras representativas de esos clubes.

Tercero, el día de entrega de esa nota, realizar una convocatoria lo más numerosa y pública posible en la Plaza Independencia, como marco de respaldo a esa solicitud y entrevista.

Creemos que estas convocatorias, tienen su poder de influencia y difusión, si comparamos con entrevistas individuales, donde se entreguen iguales solicitudes, pero quedan reducidas a pocos que se enteran.

Parecería que la política solo reacciona cuando el ruido y los medios se hacen eco de los hechos y lo difunden convenientemente.

Como la balanza de aquel puesto que se encuentra adulterada, nuestra justicia no parece estar ciega y menos que opere en forma imparcial o igual para todos los hombres.

Los prisioneros políticos de nuestro país están sometidos a una justicia irregular, a esta altura en forma grosera, por lo que, si no hacemos algo desde la propia sociedad, difícil será que esto cambie, más bien seguirá un desfile de servidores ante los juzgados sin que la balanza adulterada se logre enderezar. 

4 COMENTARIOS

    • Muchas gracias Jose por el comentario que compartimos. Es verídico que la gente olvida rápidamente las cosas y vuelve a tropezar tarde o temprano. La incoherencia de los políticos va de la mano de su demagogia.
      Cordial saludo

  1. La VERDAD es UNA SOLA…pero en boca de los demagogos cualquier verdad es tan frágil y manuable que en el pensamiento colectivo tiende a formarse en nombre del PODEROSO de turno….
    Abrazo desde esta pantalla al escritor que nos deleita cada semana con sus líneas.

    • Muchas gracias Claudia. Los archivos son lapidarios muchas veces cuando los políticos se olvidan de lo que dijeron o prometieron en alguna ocasión. La demagogia no es buena compañera, siempre termina con una zancadilla.
      Cordial saludo!

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