No hay guerra. Por Alfredo Oliú

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En nuestro país existe la libertad de expresión. Nos costó mucho trabajo conseguirla y recuperarla cuando la perdimos. Es el ámbito natural en el cual se desarrolla una democracia. Y sus límites son los que marca la Constitución y la ley. Básicamente el límite radica en la gravedad de la ofensa que se pueda inferir a una persona o un grupo de personas.

A lo largo de nuestra historia política se conocen muchos episodios en que se han pasado los límites, de eso no hay duda. Y creo que todos debemos asumir que aquí no hay buenos y malos.

No se trata de señalar que de mi lado están los buenos y del otro los malos. Por más que muchas veces lo oímos de distintos actores de nuestro escenario político. Yo creo que la mayoría de personas se asombraría si viera el diálogo franco y sincero que existe entre nuestros parlamentarios “fuera de cámaras”. Porque así tiene que ser. Lo cual no quita que se digan las cosas. O es más, cada vez que algún legislador lo ha entendido necesario ha trasladado temas a la justicia competente. Y eso no es “judicializar la política” sino dar conocimiento de un hecho de apariencia delictiva que no es otra cosa que la obligación de todos los ciudadanos.

Yo confío en nuestro Poder Judicial, aún cuando puedan no gustarme muchos de sus fallos yo confío.

Tengamos presente que en la última elección y más concretamente en la segunda vuelta la diferencia fue exigua, escasa. Y que en términos generales se repitió esa escasa diferencia en ocasión del reciente referéndum. Aún cuando en la primera vuelta la diferencia fue mayor lo que da un Parlamento con mayoría de la Coalición de Gobierno, el panorama político se nos muestra en dos grandes mitades. Lo cual no significa de ninguna manera que podamos hablar de una “grieta”.

Sí confrontación, sí discusiones, sí intercambio de reproches y acusaciones pero eso lo veo como normal. A tal punto no existe una grieta que en la reciente sentencia que prohibió la vacunación prácticamente todos los partidos políticos apoyaron al gobierno. Todos menos uno que tiene un solo diputado.

Dentro de ese panorama quiero relativizar las cosas. A mí me puede gustar más o menos lo que digan los legisladores o los integrantes del gobierno en general pero yo como todos tengo mis preferencias. Preferencias por personas o por dichos y opiniones. Así pues señalo que el Presidente del Frente Amplio Fernando Pereira dijo “Es una declaración de guerra” en respuesta al senador blanco Sebastián Da Silva que había declarado que “va a combatir al Frente Amplio”.

Lo primero que tenemos que tener claro es la buena noticia para todos los uruguayos que no hay guerra. Lo segundo y no menos importante es que los únicos combates que debe haber entre todos los sectores políticos que hacen nuestro sistema de partidos, los únicos combates repito son retóricos, de ideas, hasta dialécticos si así se les prefiere llamar. ¿Saben por qué digo esto? Porque “barrabravas” hay en todos lados, y los “barrabravas” si hay algo que son es muy literales. Cuando se dice “guerra” entienden guerra en el sentido natural y obvio y cuando dicen “combate” también. Yo se que ninguno de los dos utilizó los términos en el sentido natural y obvio, pero me gusta aclararlo igual. También se que tiene más atención quien sale a los gritos profiriendo todo tipo de insultos pero no es mi estilo ni es lo que necesita el país.

Por último quiero hacer una referencia personal. Esta semana el Partido Nacional cumplió 186 años de vida. Es el partido al cual tengo el orgullo de pertenecer. Es el partido que junto con el Partido Colorado son de los más viejos del mundo. Y tenemos todos que congratularnos de ello. Nuestro sistema de partidos, pilar de una democracia sana, cuenta con dos partidos políticos más viejos del mundo que pese a estar encarnizadamente enfrentados a lo largo de su historia, hoy cogobiernan. Y yo respeto mucho a los otros partidos políticos y señalo en especial al Frente Amplio que tantos amigos tengo dentro de sus filas, pero hoy vivo un momento de alegría por lo que significa integrar un Partido Político que cumple 186 de lucha por la democracia.

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