UN LIBERAL PREMONITOR, CARLOS RANGEL (VENEZOLANO). Por Joise Morillo

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“El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida de los otros (…) cualquier proyecto ideológico es absolutamente antitético al espíritu liberal” (Alberto Benegas).

El planteamiento anterior postula la idea de cómo el liberalismo contiene una impronta irrefutable en el desarrollo de la economía de los pueblos en la medida que la inversión privada tiene la protección y el respeto de una sociedad sana tanto espiritual como políticamente.

El contenido de literatura de Carlos Rangel (Venezuela, 1929-1988) representa un proyecto político liberalista y a la vez, como en “Del buen salvaje al buen revolucionario” es premonitorio y penoso; porque ahí, está avisada la desgracia político-social y económica que está sufriendo Venezuela actualmente. En su literatura se describe las dificultades que ocasiona el socialismo donde clava sus garras y la forma como la propaganda victimista de los izquierdistas enajena la mente del pueblo para hacerlos llegar al gobierno de sus países.

La posibilidad de represión, de dictadura, la hecatombe económica, la diáspora de millones de patriotas y todo lo inimaginable se podía oír en sus entrevistas y leerlo de sus libros que podía ocurrir en un país como Venezuela acechado por el castro comunismo cubano; con lo cual, el interlocutor quedaba atónito, incrédulo. Esa era su inteligencia; enfocada en advertencias premonitorias y perspicaces.

Del Buen Salvaje al Buen Revolucionario es la obra más conocida y más venerada de Rangel. Sin embargo, en otra obra de su autoría: el Tercermundismo, se plasman con mucha más precisión y comprensión las raíces podridas que ha dejado el socialismo, no sólo en América Latina, sino en todo el mundo. En su contexto se afirma lo siguiente:

«Hoy nos es posible percibir que el socialismo marxista-leninista y el fascismo no eran (ni son) polos esenciales opuestos y antagónicos, como ellos mismos quizás creían (y en todo caso se empeñaron en hacer creer, logrando persuadir a toda una generación de ello), sino hermanos – enemigos. El fascismo tiene el mismo ardor estatista que el socialismo marxista y es igualmente antiliberal y, por tanto, anticapitalista. Lejos de ser el último cartucho del liberalismo burgués moribundo, se concibe a sí mismo como, y es de hecho, una filosofía política de la familia socialista”.

Rangel se mantuvo firme frente a la intelectualidad marxista predominante en la época, señalando la verdad sin complejos.

“Sin excepción, todos los países que se autodenominan socialistas conocen diversos grados de atraso económico (…) y todos sufren un atraso político consternante”. (C. Rangel)

Carlos A. Montaner (Cuba, 1943-2023) expresidente de la internacional liberal (2011) en un evento histórico de la internacional por la democracia en EEUU describe la obra de Rangel como la antítesis de la obra de Eduardo Galeano (Uruguay, 1940-2015) “Las venas abiertas de Latinoamérica”, pues; afirma que esta última es una verdadera impronta del victimismo. Comparación que tiene sentido pues; en la obra, mediante los capítulos «El rey azúcar y otros monarcas agrícolas» y en «La estructura contemporánea del despojo» principalmente, se enfoca una evidente apología del victimismo.

Carlos Rangel en su época sufrió los embates de la crítica izquierdista sabedores que sus palabras contenían una verdad insoluble, de lo cual Raúl Amiel, escritor venezolano, dice lo siguiente:

“Atacado de manera virulenta por la izquierda, el pensamiento de Carlos Rangel no llegó a ocupar en esa época el espacio que se merecía en los medios universitarios y en las revistas de opinión. Más tarde, y ahora, con motivo del hundimiento del mundo socialista, sus planteamientos han cobrado nueva vida, no para aceptarlos todos en su totalidad, pero sí para valorarlos como una desprejuiciada, honesta, valiente y razonable reflexión sobre nuestro destino (…) Carlos Rangel se cansó de explicarles a los venezolanos el inmenso peligro que corría el país si escuchaba los cantos de sirena de los comunistas.
“El hombre al que no le hicieron caso los venezolanos”.

Por algo existe el proverbio de la sabiduría popular española: “nadie es profeta en su tierra”.

Rangel apóstol de las ideas libertarias en Venezuela tenía una idea clara como la tenía el apóstol de la libertad José Martí (Cuba1859-1895) de lo que era el socialismo y cómo funcionaba; por lo cual, afirmaba que quienes han visto y señalado la destrucción causada por los sistemas colectivistas en el mundo, han tratado de alertar a países hermanos del continente sobre esta nefasta ideología, donde, a pesar de las evidencias y abusos, siguen acudiendo con tropiezos a organismos multilaterales como la ONU, pero también acuden los adláteres del comunismo con su injerencia agresiva, de esto, todos los departamentos que de allí surgen, terminan lavando los crímenes de la izquierda internacional y las atrocidades cometidas bajo el socialismo. Por su parte el “apóstol de la libertad” con respecto a la opresión monárquica española en Cuba, decía: “Ni Marlo, ni Bakunin, ni Marx, tenían la cura para enfermedad que padecía Cuba”.

Ojalá no pase lo mismo con María Corina Machado, ni con Javier Milei en las elecciones del 2024 en Venezuela y 2023 en Argentina respectivamente.

A los 58 años de edad, Carlos Rangel, decidió quitarse la vida, luego de advertir incansablemente que su país también estaba en riesgo de ser infectado por la enfermedad socialista. Hoy, los venezolanos deben lamentar no haber escuchado a Carlos Rangel.

Joise Morillo
[email protected]
Venezuela-USA

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