“Uruguay 2050, Natalidad y Personas Mayores”

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Por Redacción Contexto

(Nota basada en el documento: “Escenarios Demográficos Uruguay 2050”-Presidencia – OPP – Dirección de Planificación – Año 2017).

La población mundial envejece y el crecimiento poblacional se enlentece, y Uruguay no es una excepción. Tampoco es una excepción que también aumente la concentración cada vez más en las costas, y que la migración internacional continúa en aumento.

Se estima que para el 2050, la población mundial será de 9.200 millones de habitantes, mientras que en nuestro país se calcula que apenas superará los 3.6 millones, pasando de representar una de cada 2.000 personas del planeta en 2011, a una de cada 2.500 personas en el 2050.

Una estimación de la distribución por grandes grupos de edad en Uruguay, establece los siguientes porcentajes:

El descenso de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida explican el proceso de envejecimiento de la población en un número creciente de países, entre ellos Uruguay.

Es esperable que la población uruguaya se modifique notablemente respecto a lo que hoy estamos acostumbrados a ver, lo que no debería llevarnos al nerviosismo, pero sí a la planificación de políticas que permitan transitar los cambios en forma armoniosa y beneficiosa.

En vista de lo que nos muestra el informe de la OPP del 2017, y el 2050 no está tan lejos, y los números nos interpelan.
¿Qué están haciendo los políticos por el futuro demográfico de nuestro país?
Van a patear la pelota para adelante, como es costumbre, o van a agarrar este fierro caliente.

Hablemos de educación, ¿cómo será la educación del futuro con una población infantil menor a la actual y con desafíos tecnológicos que avanzan a un ritmo vertiginoso?

Las expresiones culturales, ¿será iguales a como las conocemos hoy día?

¿La construcción de viviendas seguirá igual, o se adaptarán a una población con más adultos mayores?.

La salud y la atención, enfrentarán mayores desafíos teniendo en consideración los cambios en las franjas etarias.

La previsión social, que está en discusión hoy día, ¿considera el Uruguay del 2050, o será un problema que heredarán las futuras generaciones, cuando tengan el agua en la nariz?.

Muchas preguntas para respuestas inciertas o impensadas.

(Extracto del documento: “Escenarios Demográficos Uruguay 2050”- Presidencia – OPP – Dirección de Planificación – Año 2017).

“Uruguay presenta una transición demográfica avanzada, lo que implica una disminución en número de niños, un aumento en cantidad de adultos mayores y una tendencia a la estabilización de su estructura poblacional.
Este proceso es generado por tres fenómenos: el aumento de la expectativa de vida, la disminución de la mortalidad en todas las edades y la reducción de la fecundidad”.

“Uruguay se caracteriza por ser un país demográficamente pequeño, de escaso crecimiento de su población y con una desequilibrada distribución de la misma sobre el territorio. Los tres componentes del cambio demográfico (natalidad, mortalidad y migración) han tenido una evolución que, desde mediados del siglo pasado, ha conducido al permanente declive de su tasa de crecimiento.
La evolución de los componentes del crecimiento natural de la población (nacimientos y defunciones), de acuerdo a la evidencia histórica conocida como transición demográfica, ha conducido a la baja de la fecundidad y a un aumento de la esperanza de vida.
Uruguay se encuentra en un estado muy avanzando de este proceso transicional que conduce a la disminución del número de niños, la reducción de las tasas de crecimiento poblacional y al aumento de la proporción de personas mayores en la estructura por edades de la población; proceso conocido como envejecimiento poblacional”.

“En el año 2017, con una población de 3.493.205 (INE 2013) habitantes, Uruguay se encuentra en una fase avanzada de su transición demográfica, con un escaso crecimiento demográfico, producto de varias décadas de bajos valores de natalidad y mortalidad. El saldo migratorio internacional durante las últimas cuatro décadas ha sido negativo y si bien en los últimos años se ha observado un empuje inmigratorio intra regional puntual, no se puede afirmar que el saldo haya dejado de ser negativo en forma sostenida”.

“Desde los años 90 el país ha venido experimentando el proceso denominado segunda transición demográfica, caracterizado por: el descenso de la fecundidad por debajo de los niveles de reemplazo, un fuerte incremento de la divorcialidad, la ocurrencia de la mayoría de nacimientos por fuera de las uniones legales y la diversificación de los arreglos familiares, con descenso de la proporción de hogares biparentales y aumento de los monoparentales y de los unipersonales (Calvo y Pardo, 2013)”.

“Otros aspectos sobresalientes de la demografía en Uruguay refieren a su alto grado de urbanización, su baja densidad de población y su desigual distribución sobre el territorio, con preeminencia de las zonas costeras del litoral y sur del país y con una alta concentración de habitantes en la capital y su zona metropolitana”.

“Las mejoras en la calidad de vida (alimentación, educación,acceso a sanidad, etc.) promovieron la gananciaen años de vida. Muchas de estas mejoras, junto con la expansión de horizontes de la realización vital, contribuyeron a la pérdida de primacía de la maternidad en las mujeres y los proyectos exclusivamente familiares en las mujeres. Así, el desarrollo profesional, académico, el acceso a nuevas experiencias asociadas al consumo, al arte, la cultura o el esparcimiento, rivalizan con el proyecto tradicional de maternidad y conformación de familias grandes impulsando de esta manera la caída en la fecundidad”.

Mortalidad y Esperanza de Vida
“A fines del siglo XIX, el Uruguay comienza a experimentar una reducción de su tasa de mortalidad general, que continúa profundizándose a lo largo del siglo XX. Como ya se ha mencionado, la evolución de este indicador se vincula a mejoras en materia sanitaria y a avances sociales, así como a “las políticas orientadas a fortalecer la salud pública, que tienen lugar desde fines del siglo XIX y se consolidan e incrementan con el Uruguay batllista, así como las políticas generales orientadas a la consolidación del Estado Bienestar, (que) tuvieron como resultado una sociedad con mayores niveles de acceso a la educación y a la salud” (Pellegrino, 2003:15). Así, las mejoras en la calidad de vida de la población y la nutrición, contribuyeron en gran medida a esta transición”.

“El nivel de la mortalidad suele expresarse a través de la esperanza de vida al nacer15. El aumento de la esperanza de vida es el resultado de la reducción de los niveles de mortalidad a diferentes edades”.

Natalidad y Fecundidad
“Igual que en el caso de la mortalidad, la natalidad viene manteniendo una tendencia decreciente a nivel global, con ritmos diferenciales en los distintos países. El Gráfico 4 muestra la evolución de la tasa bruta de natalidad (TBN)20 de Uruguay y un conjunto de regiones y países seleccionados. Este indicador nos habla del potencial reproductivo de una población, pero es importante tener claro que responde a dos fenómenos independientes: la cantidad de mujeres en edad de procrear (dada por la estructura de edades de la población) y la cantidad de hijos que tienen dichas mujeres (nivel de la fecundidad)”.

Migración
“El componente migratorio constituye un factor esencial en la historia del país y en especial en el ámbito demográfico. El Uruguay contó con una fuerte inyección migratoria básicamente de origen europeo, con preeminencia de población española e italiana como los primeros y principales flujos que contribuyeron fuertemente al crecimiento poblacional. A lo largo del siglo XX la inmigración de ultramar fue descendiendo su incidencia, minimizando sobre mediados de siglo su impacto sobre el crecimiento demográfico del país. Pasada la mitad de siglo, Uruguay dejó de ser un país “atractor” de población para vivir circunstancias económicas y políticas que provocaron la mayor emigración de su historia desde la segunda mitad de la década de los sesenta hasta finales del siglo XX. Esa emigración (que, según CELADE, se estima en 7.2% de su población30) fue selectiva, perdiendo así capital humano joven y generalmente con formación técnica o profesional. Este proceso contribuyó fuertemente al envejecimiento de la estructura demográfica nacional y a la pérdida de capital social (CEPAL-Banco Mundial, 2016).
Desde la recuperación de la democracia en 1985 hasta el año 2005 hubo variaciones en el flujo de salida e ingreso de población migrante31. Por un lado, se registró una primera corriente de “uruguayos retornados”, que habían emigrado tantop or razones políticas como económicas durante la dictadura, y que se vieron atraídos o motivados por el cambio de coyuntura política en el país. La crisis económica del 2000 al 2004, generó otro muy fuerte flujo de emigración con España y Estados Unidos como principales destinos. A partir de 2009 se comenzó a observar un nuevo flujo de “retornados” en coincidencia con una mejora económica local y fundamentalmente debido a una crisis que golpeó fuertemente a los países desarrollados que fueron tradicionales destinos de los uruguayos. A su vez, la pérdida de capacidad de absorción de la inmigración latinoamericana, debido a la crisis en EE.UU. y principalmente en Europa, sumado al sostenido crecimiento experimentado por el país en el pasado reciente, estimuló un nuevo flujo de inmigración latinoamericana al Uruguay.
A la luz de los resultados del censo 2011 se concluyó que “el retorno de uruguayos emigrados fue el principal componente explicativo de los saldos migratorios positivos registrados en los años anteriores al censo más que la inmigración de población no nativa”, (Koolhaas, M. y Nathan M,2013:3). Con la información censal, el INE estimó el número de retornados, calculando un promedio de 5.000 retornados por año desde 2009 a febrero de 2013. De su caracterización surge que la mayor parte se encontraba en edad económicamente activa, entre los 30 y 39 años, y más de la mitad de los retornados vivían con una persona nacida en el exterior. De acuerdo al INE, España era el primer país de origen del retorno y también aumentó el peso relativo de los retornados que provienen de los Estados Unidos. Sin embargo, a partir de esa fecha parece haberse enlentecido nuevamente el número de retornantes y aumentado el número de inmigrantes principalmente de origen latinoamericano y caribeño”.

“Cabe destacar que si bien el flujo de inmigrantes ha aumentado recientemente en Uruguay, su stock ha disminuido32 debido al efecto de la mortalidad sobre los inmigrantes antiguos. Estimaciones de la OEA33 señalan que, en 2010, Uruguay contaba con 80 mil personas nacidas en el extranjero y esa cifra cae a 74mil en 2013 reduciéndose a 2,2% su participación en el total de población residente en el país.
A su vez, se observan cambios en la composición de los flujos de inmigrantes por sexo tendiendo a la feminización de la migración. De acuerdo a una investigación reciente, el 54% de la inmigración arribada al país entre 2009 y 2014 son mujeres (MIDES, 2017).
La cuantificación de los saldos migratorios del país constituye el mayor desafío informativo para la demografía y las estimaciones anuales de población34.
En el caso de Uruguay, la evolución del tránsito de pasajeros por el Aeropuerto Internacional de Carrasco ha sido durante las últimas décadas una fuente idónea (un indicador proxi) para observar la tendencia del saldo migratorio, como puede verse en el Gráfico9. Se trata de un saldo de pasajeros y no de migrantes (no se sabe si la persona que entra o sale viene a residir al país o viaja para residir en el exterior). De todas maneras, la realización de un conteo anual de ingresos y egresos permite tener una cierta aproximación a las tendencias migratorias. También es cierto que esta fuente no da cuenta de los movimientos registrados
través de las fronteras con países limítrofes, por lo que los movimientos migratorios en uno u otrosentido podrían estar subestimados”.

“La evolución futura del tamaño de la población, la estructura de edades y su envejecimiento tendrán un impacto determinante en la mayoría de los ámbitos de la sociedad: economía, educación, salud, vivienda,cultura, etc. y es por ello que los escenarios demográficos de futuro elaborados en este documento constituyen un insumo básico e imprescindible para la planificación estratégica y el diseño de la política pública del país del futuro”.

“Hasta aquí se ha observado el contexto demográfico en función del comportamiento pasado de sus componentes: mortalidad, fecundidad y migración.
La evolución reciente y las tendencias proyectadas, que se resumen en el siguiente gráfico, señalan que el país se dirige a un escenario de mayor envejecimiento, con un crecimiento vegetativo tendiendo a nulo o negativo. Esta evolución es consecuencia de profundos cambios en la sociedad uruguaya asociados a mejoras sostenidas en la calidad de vida de sus habitantes. Por otra parte, implica grandes desafíos sobre la matriz productiva, el mercado laboral, la protección social, la salud y la educación.
Esta situación genera algunas interrogantes: “¿es bueno o es malo tener un crecimiento tan pequeño como el que tenemos? ¿Somos demasiado pocos para sostener el proceso de desarrollo nacional? ¿O, por elcontrario, esto es una ventaja?” (Calvo y Pellegrino, 2013:16). La discusión sobre el vínculo entre el tamaño de la población y el desarrollo o poderío de una nación encuentra respuestas variadas y es relevante ser tenida en cuenta, si bien trasciende los objetivos que se propone este informe, resulta clave para pensar en una estrategia nacional de desarrollo. Por lo tanto, es pertinente mencionar que países como Noruega, Suiza, Dinamarca o Singapur, los cuales ocupan los primeros lugares en la clasificación según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) 2016, cuentan con una población menor a 10 millones de habitantes, lo que puede implicar que tal vez lo central para el desarrollo no sea el crecimiento poblacional”.

En resumen
“En todos los escenarios planteados, el envejecimiento de la población uruguaya se incrementa con el tiempo. Esto es válido aun si se considera un muy improbable cambio en la tendencia a la caída de la tasa de fecundidad que la devuelva a los valores de la tasa de reemplazo, y si además, se asumen saldos migratorios positivos sostenidos durante el período, ya que ambos factores suelen favorecer el rejuvenecimiento poblacional. El envejecimiento puede acelerarse de manera importante si se produjera una reactivación de los flujos emigratorios a los niveles promedio de nuestro pasado reciente, o en caso de que la caída en la fecundidad se acelerara como resultado de eventuales logros de algunas políticas en curso, como las que buscan combatir el embarazo adolescente y la ampliación de la cobertura educativa.
El impacto es aún mayor si estos dos procesos se dan en forma combinada (como en el escenario de población mínima)”.

“De esta forma, se entiende que el proceso de envejecimiento es inevitable en el caso uruguayo y además es un fuerte indicador de progreso social.
El desafío para el país no es combatir el envejecimiento sino prepararse para convivir con él, anticipando sus efectos negativos y aprovechando las potencialidades que puede implicar”.

“Respecto al total de la población, en ningún caso se espera que Uruguay sea, en 2050, un país de más de 4.5 millones de habitantes; los números oscilan entre 3.16 y 4.5 millones. De hecho, si no se consideran los escenarios extremos de muy baja probabilidad y construidos solo a los efectos de tener los límites máximos y mínimos de la población total, podemos afirmar que con muy alta probabilidad la población del país al 2050 se va a ubicar en un margen mucho más estrecho de entre 3,24 y 4 millones de habitantes.
Estos escenarios demográficos al 2050 representan un primer paso del estudio prospectivo en cambio demográfico que continuará luego con la incorporación de las variables referidas a la matriz económica productiva, el mercado laboral, la protección social, la salud y la educación. Las nuevas combinaciones permitirán la construcción de escenarios de futuros que posibilite la anticipación de desafíos y evaluar las acciones e intervenciones estatales más pertinentes frente a los mismos”.

“Presentados los escenarios demográficos, el envejecimiento del país se presenta como una tendencia constante hacia 2050 que tendrá impactos en diferentes dimensiones económicas y sociales”.

Muy buen análisis de la situación demográfica a futuro, y muchas preguntas para respuestas inciertas o impensadas. La responsabilidad es de todos. El año 2050 llegará más rápido de lo que nos imaginamos.

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