En la columna de la semana pasada analizaba un poco de lo que es Qatar en términos geográficos, políticos, demográficos y económicos. También analizaba el papel mediador de Qatar entre distintos organismos internacionales y agrupaciones terroristas, así como el sistema de alianzas que han forjado a lo largo de estos años. Este sistema de alianzas hace que Qatar sea sospechoso de transferir dinero a distintos grupos terroristas alrededor del mundo. La supuesta ambigüedad de Qatar y la habilidad de manejar su billetera le han permitido llegar lejos.
En esta edición vamos a analizar cómo esa billetera le ha permitido también estar en ambos bandos de la guerra entre Rusia y Ucrania. Podemos empezar diciendo que el país invirtió en Roznerft, esta empresa es la estatal rusa del petróleo y usando sus influencias políticas, junto con Turquía se ofreció para mediar una salida diplomática al conflicto.
También tiene un acuerdo con Ucrania para exportar desde el puerto o de Olvia Y sacar por él mismo parte de su producción de granos (véase mi anterior columna, Armas de destrucción masiva).
Puede verse claramente que la guerra en Europa afecta los intereses de Qatar, pero en cualquier escenario gana y pierde gracias a la diversificación de sus intereses, por un lado pierde dinero al retirarse de Rusia donde tiene inversiones en distintas empresas pero también gana fortuna gracias a la venta de gas licuado de petróleo a Europa.
Ante este escenario queda claramente cuál es la estrategia de Qatar, su éxito se basa en haber creado un fondo soberano que hoy tiene un total aproximado de 450 millones de dólares invertidos alrededor del mundo, ese capital tan importante afirma el peso que tiene a nivel global este pequeño territorio. Este fondo soberano no es privado, sino que es enteramente estatal y tiene acciones en empresas como Shell, los bancos Credit suisse y Barclays, las aerolíneas British Airways e Iberia, empresas de joyas como Tiffany and co, productoras de como Miramax films, diversos emprendimientos inmobiliarios en Nueva York e incluso equipos de fútbol como el París Saint Germain. Además, planea invertir en puertos de Turquía y Estados Unidos. Qatar no solo es un emirato petrolero o un destino turístico de lujo, sino que su enorme centro de diversificación de inversiones. Incluso el dinero obtenido de sus pozos petroleros le permite invertir en fondos de inversión a lo largo de África en países como Angola, Costa de Marfil, Chipre o Nigeria.
Evidentemente Qatar sabe que en algún momento los hidrocarburos serán parte del pasado y ellos se están preparando para el futuro. Tienen previsto incrementar hasta un 40% la producción de gas licuado de petróleo para el año 2027. El conflicto entre Ucrania y Rusia y las sanciones impuestas a este último país los coloca en el centro estratégico de la distribución de GLP a nivel global.
Qatar conversa con ambos bandos, sin importar el conflicto, construyendo poder en base a inversiones con una estrategia. Por ejemplo, en 1997 Alemania negoció con Qatar y Rusia la provisión de GLP, pero al final la oferta la ganó Rusia por la competitividad de los precios, casi cuarto siglo después Doha se asegura nuevamente una cuota de exportaciones y Turquía se prepara para hacer el centro de recepción de todo el gas licuado de petróleo que ir a parar a los germanos y muy posiblemente al resto de Europa
Qatar se escapa del estereotipo del país petrolero que gasta fortunas escenografías costosas para demostrar algo que no es, el mundial de fútbol que se lleva este año en adelante en sus tierras es una muestra de ello. Mientras todos pensamos que el país es un escenario de lujos y excesos, en realidad es el gran director de la orquesta a nivel mundial, su aspecto extravagante no es otra cosa que un espectáculo de fuegos artificiales que distrae la mirada.
En la próxima columna (la última de la entrega) voy a analizar parte de sus estrategias militares, su influencia en los medios globales y la versatilidad que le permite hoy ser sede del mundial de fútbol.
