NO HAY MAS PETROLEO.

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    El desarrollo de la sociedad humana se basó en un uso indiscriminado de los recursos energéticos fósiles, al punto de provocar, según los especialistas, un grave deterioro ambiental global ¿Existe entonces una necesidad imperiosa de desarrollar otras fuentes energéticas que los remplacen?  Así se concluye   ante los esfuerzos de búsqueda incesante de estas fuentes que sean factibles desde el punto de vista técnico y económicamente atractivas, en opinión de Paul Roberts en su obra “El fin del petróleo” (1). 

    Pero hay otras connotaciones. La guerra por los recursos energéticos se declaró hace mucho y la batalla por el petróleo se desarrolla en diferentes áreas geográficas y en diferentes formas.         Ante un continuo aumento del precio (no obstante, con sus variaciones incontrolables) del crudo, no queda otra alternativa que refrenar su demanda o buscar otras fuentes de energía. Cabe una pregunta: ¿Encontrar petróleo en territorio uruguayo puede ser una solución para nuestro país? Es posible. También puede meternos de cabeza en una guerra por asegurar una fuente entre quiénes, mantienen feroz pelea:  Estados Unidos, Irán y Rusia. Los especialistas también advierten sobre el inconveniente de dejar la explotación del crudo en manos privadas, debido a la importancia estratégica del petróleo. Este debería ser controlado por el Estado.   Es un mundo completamente dominado por la energía, el orden global energético está basado en una sustancia, una sustancia limitada y problemática. La energía es símbolo de poder político y económico, factor determinante de la jerarquía de las naciones.

   En todo el mundo, la industria energética ha tendido una enorme red de pozos petrolíferos, oleoductos y superpetroleros. Los hidrocarburos y el gas natural proporcionan poder económico y poder político y militar. La consigna es siempre la misma: encontrar más petróleo y gas natural. Se exige cada vez más energía, pero los especialistas advierten que la situación ya no puede mantenerse a ese ritmo. Esas fuentes se están agotando.

    Las empresas del ramo están teniendo cada vez más dificultades para encontrar nuevos yacimientos. Y la dificultad de hallarlos    trae aparejado otro asunto crucial y complicado, como es el de desplazarlo a sus lugares de destino. Si el yacimiento crea un conflicto en su lugar como tal, el emplazamiento del oleoducto crea zonas de conflicto en todos los lugares por donde pasa. En algunas regiones como Afganistán las grandes potencias buscaron emplear el poder militar para asegurar esas zonas de pasajes, pero fue un fracaso. Las empresas petroleras fueron más hábiles. No emplearon la fuerza de las armas, sino la fuerza de la negociación. Invirtieron dinero en comprarse la lealtad de las etnias y tribus, quienes se encargan de la custodia de esas regiones.

          En la década de los setenta, debido a la primera crisis energética (1973), surgió el interés por las fuentes energéticas sustitutivas de los combustibles fósiles. “Y desde la década de los 80, ante las evidencias de un deterioro ambiental generalizado atribuido a la quema de aquellas, el desarrollo de las energías alternativas adquirió mayor importancia”, según Fausto Posso (2). Existen algunas  ya puestas en práctica.

    La energía solar tiene su lugar entre ellas. Al llegar esta energía a la superficie terrestre se puede trasformar en calor útil, electricidad o usarse para producir un combustible. La invención y desarrollo de las tecnologías solares modernas datan de hace más de 40 años. Ya existen varias suficientemente probadas y en fase de comercialización. Según Fausto Posso (2), el problema es su costo, intermitencia y baja eficiencia.

   La energía de biomasa es otro tipo de energía. En un sentido muy amplio, el término biomasa se refiere a cualquier tipo de materia orgánica que ha tenido su origen inmediato en un proceso biológico y es energía solar transformada por fotosíntesis. La madera, los deshechos de agricultura y el estiércol animal se ubican en esta categoría. Siempre según Fausto Posso (2), a partir de los años sesenta se ha experimentado un progreso tecnológico extraordinario en el empleo de esta fuente energética. Y según el concepto ecológico moderno, a las fuentes forestales se las considera “renovables”, no solo por su reemplazo sino por su beneficio al ambiente.

    La energía hidráulica es la fuente renovable por excelencia y quizá la forma más antigua de aprovechamiento de energía para el desarrollo de la humanidad. Está ampliamente difundida en el mundo y es una tecnología madura, con más de una centuria de experiencia.

Cuando se compara con otras fuentes de generación a gran escala, tiene los costos de operación más bajos y los más largos ciclos de vida, a lo que se agrega otro factor: tiene una contaminación

atmosférica mínima.

  La energía eólica[TC1] [TC2]  es otra fuente rentable. Se produce por el desplazamiento de grandes masas de aire. De todos los vientos generados solo una fracción puede ser aprovechada ya que se requieren condiciones de intensidad y regularidad. Había caído en desuso, pero en los años 70 se retomaron los estudios para la fabricación y empleo de aerogeneradores. La energía eólica ya es competitiva, dado que los avances tecnológicos en diseño y trasmisión han causado disminuciones en el costo de inversión y producción. Es un recurso ambientalmente positivo, aunque puede causar perturbaciones a la vida salvaje. El efecto visual de las grandes construcciones también puede causar efectos ambientales negativos.

    La energía nuclear no está considerada como una energía sustentable de aplicación inmediata. Es una energía abundante e inagotable pero no está lista para desarrollarse como una tecnología comercial. El gran tamaño y complejidad de los reactores requieren una enorme cantidad de recursos y tecnología para su mantenimiento. Permanece como una promesa a largo plazo como una fuente de energía alternativa.

    Se puede afirmar que el acelerado avance de la tecnología asociado al aprovechamiento de las energías de alternativa, su abaratamiento y la necesidad de preservar el medio ambiente las ubican como opciones a ser consideradas en los planes energéticos de cualquier país, pero se hace necesario un detallado estudio para determinar cuáles son las propiedades, características y elementos de un sistema energético basado en ellas. Eso hace posible establecer una Política de Estado en tan importante asunto.

Fuentes:

 (1) Paul Roberts: Su libro: “El fin del petróleo”

 (2) Fausto Posso. Su artículo: “Energía: Pasado, Presente y Futuro.

(disponible en Internet)


 [TC1]

 [TC2]

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