Muchos van a ser los escritos, publicaciones, videos y noticias que salgan a la luz en virtud de la situación que atraviesa Cuba. Pretendo, con estas líneas, aportar otra óptica.
Parece que una vez más nos encontramos frente a dos posturas opuestas e irreconciliables. Dos bandos defendidos acérrimamente por sus voceros.
Podría decirse que son dos subjetividades enfrentadas, cada una con sus argumentos. Podría… pero no.
Porque hay hechos que no dan lugar a la opinión. Son determinantes a simple vista y no esperan por defensores ni defendidos, actúan y en este caso castigan.
La situación que viene padeciendo el pueblo cubano se encuentra por encima de las subjetividades que pretenden establecerse y fundamentarse, de ofendidos eternos o defensores.
Lo que se encuentra en cuestión es una objetividad suprema: la Democracia y los Derechos Humanos.
Ahí lo preocupante para quienes lo vemos y calificamos así (demócratas liberales). Que quienes lo califican o descalifican son actores locales que actúan y toman decisiones en nuestro escenario político, sin ser capaces de advertir las atrocidades que allí vienen sucediendo.
El espejo internacional, como lo califico, se aplica cuando doy mi opinión sobre un hecho internacional situado en el plano local. Este espejo proyecta lo calificado mediante nuestro imaginario, en el territorio nacional. Es decir, lo que veo lejos y me agrada, no tendría -al menos- mi resistencia al ocurrir aquí, si no es que lo pregono…
Hoy en día, a algunos subjetivos extremistas les sienta muy cómoda y justificable aquella situación. Incluso encuentran, como siempre, algún imperio culpable.
Pero claro, siempre y cuando aquella situación se encuentre en una isla a miles de kilómetros o, si ocurre en nuestro país, sean ellos quienes administren las fortunas lamentables.
Una vez más, escuchemos a los representantes electos. Llegado el momento de votar, hagámoslo informados. Esta responsabilidad es de cada uno, para poder elegir a quienes defiendan nuestros valores.
Porque la cuestión es esa. Lo que define el ubicarme en alguno de los bandos en cuestión, o en la mencionada objetividad, son los valores e ideales. Aquellos que rigen nuestro accionar diario local nos aportan nuestra óptica, en este caso internacional.
Por eso entiendo que a veces demandamos demasiado de nuestros Representantes electos, porque no son más de lo que demuestran día a día, solo que nosotros los ubicamos allí en una banca o sillón. No se elevan, culturizan y humanizan al ser electos.
El Partido Comunista y sus Representantes electos, van a seguir culpando a Estados Unidos porque un ciudadano cubano no pueda ni siquiera votar.
A un imperio perverso porque un granjero no pueda vender lo producido en el mercado.
¿Sabían que a los cubanos les cortaron la señal de internet a raíz de las protestas para dejarlos incomunicados?
Maldito imperio… ¡¡El comunista!!
No tengo un «bando» definido, tal cual escribís y comparto, es muy fácil opinar desde mi contexto, lo cual no deberíamos hacer. Pero al final terminaste opinando.
Estoy totalmente a favor de la democracia y principalmente de la libertad. Apoyo fervientemente la toma de decisiones con la mayor información objetiva posible. Pero por lo que aparenta esa posibilidad no existe para determinadas sociedades, del bando que sea.
Muy bueno el articulo.